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Artículos

Prácticas militantes y conflictos políticos en el proceso de conformación de la seccional Valparaíso del Partido Socialista de Chile, 1933-1935.

Militant practices and political conflicts in the process of forming the Valparaíso sectional of the Socialist Party of Chile, 1933-1935.

Claudio Pérez Silva
Universidad de Santiago de Chile, Chile
claudio.perez.s@usach.cl
https://orcid.org/0009-0005-4474-9632

Ignacio Méndez Moreno
Universidad de Santiago de Chile, Chile
ignacio.mendez.m@usach.cl
https://orcid.org/0000-0002-2074-3392

Recibido el 13 de marzo del 2024     Aceptado el 17 de junio del 2024

Páginas 157-207

Financiamiento: Este artículo se desarrolló bajo el apoyo del proyecto Fondecyt regular N°1212034: La formación del Partido Socialista de Chile. Militancia, conflicto y cultura política, 1932-1953.

Conflictos de interés: Los autores declaran no presentar conflicto de interés.

Resumen
Este artículo analiza las principales dinámicas de conflictividad y las prácticas militantes experimentadas durante el proceso de creación y consolidación de la seccional Valparaíso del Partido Socialista de Chile entre 1933 y 1935. Lo anterior, con el objetivo de problematizar aquellas afirmaciones generales y nacionales dominantes sobre la trayectoria inicial de dicho partido. Para ello, desde la nueva historia política, se examinará prensa y archivos policiales que dan cuenta de la experiencia militante socialista en Valparaíso. Al respecto, sostenemos que en el proceso formativo de la seccional porteña se articularon dos grandes aspectos. Por un lado, una dinámica permanente de conflicto. Por otro, la confluencia de una diversidad de actores con concepciones políticas comunes y genéricas respecto al socialismo, el nacionalismo, lo antioligárquico, el antifascismo, el antiimperialismo, el estatismo y latinoamericanismo. La articulación señalada, complementa en parte las explicaciones en torno al proceso de configuración de las prácticas militantes y la rápida instalación y protagonismo del socialismo en el escenario político de la ciudad y sus alrededores.

Palabras claves: prácticas militantes, socialismo, conflicto, Valparaíso.

This article analyses the main dynamics of conflict and militant practices experienced during the process of creation and consolidation of the Valparaíso sectional of the Socialist Party of Chile between 1933 and 1935. The aim is to problematise the dominant general and national assertions about the party's initial trajectory. For this purpose, from the perspective of the new political history, we will examine press and police archives that give an account of the militant socialist experience in Valparaíso. In this respect, we maintain that the formative process of PSCh in Valparaiso sectional was articulated in two major aspects. On the one hand, a permanent dynamic of conflict. On the other, the confluence of a diversity of actors with common and generic political conceptions of socialism, nationalism, anti-oligarchy, anti-fascism, anti-imperialism, statism and Latin Americanism. The aforementioned articulation partly complements the explanations of the process of shaping militant practices and the rapid installation and prominence of socialism in the political scene of the city and its surroundings.

Key words: militant practices, socialism, conflict, Valparaíso.

Introducción.

La historiografía sobre el Partido Socialista de Chile (PSCh) en su etapa formativa ha concentrado su preocupación mayormente en los grandes procesos experimentados por dicha colectividad. Por ello, desde distintas perspectivas resaltan las prácticas populistas; el papel central de sus liderazgos; la heterogénea configuración política e ideológica; la influencia de otras culturas políticas sobre sus concepciones; la temprana institucionalización y el rápido crecimiento político electoral, así como las formas pragmáticas de relacionarse y conflictuar con actores sociales, el Estado, las clases dominantes y las demás expresiones de la izquierda chilena, particularmente el comunismo criollo[1].

Al respecto, estimamos que una mirada local a la trayectoria del socialismo en nuestro país permite al menos contrastar, calibrar y complementar dichas afirmaciones. Por otro lado, creemos que, a partir del análisis en profundidad de las experiencias y las prácticas militantes en una ciudad como Valparaíso, es posible identificar y caracterizar las contribuciones y el papel de la militancia y de los propios espacios a las trayectorias generales de los partidos, al desarrollo de sus concepciones, apuestas y a la conformación de su cultura política. Del mismo modo, podemos observar cómo las dinámicas nacionales se traducen y operan en espacios locales o en ciudades distintas a Santiago, espacio político-geográfico que hasta el momento ha concentrado mayormente la escala de análisis y desde donde se han elaborado las principales tesis sobre el socialismo.

En función de lo anterior, caracterizaremos la diversidad de actores articulados en torno a la militancia socialista porteña, así como la relación de éstos con las principales dinámicas y escenarios del conflicto político en Chile durante el periodo en estudio. Por último, analizaremos las concepciones partidarias y experiencias que configuraron las prácticas militantes socialistas. Lo anterior, a objeto de comprender la trayectoria inicial del Partido Socialista de Chile en Valparaíso durante sus primeros años de vida y sus aportes a la construcción de la cultura política de dicha colectividad.

Abordaremos estas problemáticas desde la nueva historia política y particularmente desde la historia de las izquierdas. Dichas perspectivas nos ofrecen útiles categorías como militancia y conflicto político, las cuales, en el caso del socialismo chileno, permiten indagar en los procesos de politización y en las diversas formas en lo que se expresó lo político, las prácticas militantes y la relación de éstas con las direcciones partidarias y los procesos formativos de cultura política[2]. Del mismo modo, abren posibilidades para estudiar las tensiones internas y las disputas que desarrolló con las clases dominantes, el Estado y el comunismo chileno, así como las dinámicas de divergencia y convergencia que experimentó la militancia en el marco de la emergencia y consolidación de la seccional Valparaíso del Partido Socialista de Chile. En definitiva, entender el conflicto como parte fundante de la práctica militante nos ayuda a comprender el proceso mediante el cual los socialistas de Valparaíso movilizaron recursos, se constituyeron en actores y fuerza política en función de un proyecto y la disputa por el control de un espacio de poder[3].

El socialismo en Valparaíso y los inicios de la formación partidaria.  

La presencia activa de distintas agrupaciones socialistas en Valparaíso y sus alrededores son posibles de rastrear desde 1931 en adelante, destacando entre ellas, la Nueva Acción Pública (NAP) y el Partido Socialista Marxista (PSM)[4]. En cuanto a sus características, un aspecto común es la presencia de sectores medios profesionales críticos a la oligarquía, así como de trabajadores organizados alejados de la ortodoxia y de las apuestas del comunismo criollo.  Lo anterior, explica en parte otra característica de estas agrupaciones, como la composición y el carácter policlasista de su militancia[5]. De igual manera, la heterogeneidad anterior también se expresa en los aspectos políticos, ya que, a pesar de la definición común en torno al socialismo, estos grupos no tenían un acercamiento homogéneo a dicho campo de ideas. Más bien, la característica principal en este sentido sería la diversidad de concepciones y definiciones en torno al socialismo[6]. Será recién a partir de la experiencia de la República Socialista, su prematura derrota y la represión posterior de la cual fueron objeto muchos de sus dirigentes, donde podemos identificar un lento pero progresivo proceso de articulación programática y unidad política entre las distintas expresiones orgánicas que compartían en forma general los idearios del socialismo.

En el caso de Valparaíso y sus alrededores, debemos considerar además dentro de las dinámicas de articulación, el importante papel jugado por los distintos liderazgos locales durante la experiencia de la Republica Socialista, así como en el contexto del horizonte de expectativas que dejó ésta dentro de un amplio margen de actores sociales y políticos antioligárquicos. Lo anterior, se vio reflejado no solo en el protagónico rol de estos militantes en el proceso de unificación de las distintas vertientes en el Partido Socialista de Chile en abril de 1933, sino también en la estructuración partidaria, instalación y rápido crecimiento como fuerza política en Valparaíso durante sus primeros años de vida. Este fue el caso de los hermanos Grove y los médicos masones Lautaro Ponce y Salvador Allende, entre otros[7]. Lo anterior, significó, incluso, que varios de estos liderazgos, así como el propio partido, se definieran como los verdaderos herederos de dicha experiencia[8]. Por último, otro importante aspecto a considerar en el arranque del Partido Socialista en Valparaíso, son las numerosas y múltiples redes políticas sociales construidas por los liderazgos locales y las organizaciones de carácter socialista, lo cual dotó al futuro partido de una significativa capacidad política y orgánica, facilitando con ello la rápida instalación y crecimiento de dicha colectividad en Valparaíso y sus alrededores desde su fundación en adelante.

Respecto a la fundación del Partido Socialista de Chile, el cual fue resultado del proceso de unificación de las agrupaciones Orden Socialista, Partido Socialista Marxista, Acción Revolucionaria Socialista y Nueva Acción Publica[9], podemos señalar, que, aunque formalmente nace en Santiago el 19 de abril de 1933, dicho partido tuvo existencia o traducción inmediata en Valparaíso. Lo anterior, no solo por la participación de porteños en las jornadas de unidad de las fuerzas socialistas, como Hugo Grove. Sino también, por la existencia en la ciudad puerto de organizaciones que dieron vida al PSCh y por la importancia que tenían algunos de sus liderazgos sobre una diversidad de actores sociales y políticos de Valparaíso[10]. De ahí que podamos entender el temprano y rápido proceso de articulación y despliegue que se produce en dicha ciudad y sus alrededores por parte del nuevo partido.

En base al análisis de prensa nacional, regional y partidaria es posible sostener que, desde su nacimiento en abril de 1933, los esfuerzos de dicho partido en Valparaíso se concentraron en la formación de la nueva estructura orgánica y más particularmente, en la instalación de la seccional porteña del Partido Socialista. Bajo este marco inscribimos la serie de iniciativas llevadas adelante por su dirigencia en función de lograr el reconocimiento de ésta por parte de la militancia; desarrollar procesos de formación política y de cohesión de la militancia; evidenciar la relación directa de la seccional con la dirigencia nacional y crecer hacia otras localidades cercanas a Valparaíso, como Viña del Mar y zonas interiores[11]. En paralelo, debemos considerar la ampliación e intensificación de la vinculación política y social del socialismo porteño con distintas agrupaciones de trabajadores. En dicho proceso, cumplieron un importante papel los parlamentarios socialistas de la zona, quienes solidarizaron con una diversidad de manifestaciones y huelgas desarrolladas en la provincia[12]. En otro sentido, el trabajo realizado por las agrupaciones socialistas preexistentes en la ciudad entre el mundo de los trabajadores también permitió contar tempranamente con una inserción en este sector, así como con experiencia militante y concepciones políticas y apuestas en torno al trabajo sindical. Por su parte, los años 1934 y 1935 estuvieron marcados por la continuidad de los objetivos de carácter interno y por el fortalecimiento y despliegue de una línea política sindical. En relación con estos dos aspectos, se profundizaron los esfuerzos encaminados a la consolidación y crecimiento de la seccional, la formación de la militancia y su cohesión política identitaria. Por otra, se llevaron adelante distintas iniciativas tendientes a intensificar la inserción socialista dentro de las organizaciones de trabajadores, así como esfuerzos partidarios destinados a la creación de espacios de articulación sindical en perspectivas de la unidad orgánica.

En cuanto al desarrollo inicial de la seccional porteña, tres grandes iniciativas terminaron por solidificar el protagonismo político de dicha estructura en Valparaíso y sus alrededores. Una de ellas, es la emisión en Santiago del semanario Consigna a partir de marzo de 1934, el cual fue definido como órgano oficial del Partido Socialista de Chile.  Lo anterior posibilitó la difusión de numerosas actividades realizadas por la militancia porteña, logrando con ello, una mayor referencialidad y legitimidad partidaria a nivel local y nacional. Un segundo aspecto a considerar es el esfuerzo editorial desarrollado por los socialistas porteños en torno a la publicación del mensuario Núcleo (órgano oficial de la seccional de Valparaíso), dedicado a las labores formativas internas y de difusión de los postulados partidarios. Desde su primer ejemplar (1 de junio de 1934) fueron entregadas en sus páginas los principales contenidos políticos e ideológicos del PSCh, las bases y fundamentos de la disciplina interna y los elementos fundantes de la identidad militante. De igual manera, difundían las actividades e intervenciones políticas de sus principales liderazgos y parlamentarios. Por último, se encuentra la realización en Valparaíso del II Congreso del PSCh a fines de 1934, lo cual vino a refrendar la importancia de dicha seccional en la interna partidaria.

No obstante, lo señalado en relación al proceso formativo de la militancia y la consolidación de la unidad política-orgánica lograda por parte de las distintas agrupaciones con la fundación del PSCh, las diferencias y los tensionamientos entre diferentes concepciones políticas y prácticas militantes comenzaron a jugar un papel cada vez más importante en la vida partidaria. La dinámica anterior, de conflicto interno, de convergencia y divergencia política llegará a constituirse, incluso, en una característica de la militancia socialista y de la cultura política de dicho partido.

El socialismo porteño y las dinámicas partidarias nacionales durante su etapa formativa.

Según señaló Salvador Allende en una entrevista a Régis Debray en 1971, una de sus primeras responsabilidades como militante socialista fue levantar la seccional de dicho partido en Valparaíso[13]. Ésta, tuvo su sede principal en la calle Blanco n°181 y se convirtió en el principal espacio de sociabilidad política, social, cultural e intelectual de la militancia socialista porteña. Lo anterior, lo podemos graficar a través de una de las numerosas actividades realizadas por los socialistas en dicha ciudad. Al respecto, a pocos meses de su fundación, las páginas de El Mercurio informaban de una concentración convocada por la seccional Valparaíso del Partido Socialista para el día 2 de septiembre de 1933. Se trataba, según El Mercurio, de “su segunda gran concentración de militantes y simpatizantes” a realizarse en su local de calle Blanco 181 y en donde participarían toda la “representación parlamentaria socialista de la provincia y una numerosa delegación de Santiago y Concepción, presidida por el senador Eugenio Matte H. y el diputado Carlos A. Martínez”[14]. En este contexto, sentenciaba El Mercurio, “dado el entusiasmo que ha despertado entre el elemento obrero esta concentración no dudamos que los socialistas de la provincia acudirán en masa a esta gran concentración”[15]. Como podemos observar, los primeros meses de vida de los socialistas porteños se caracterizaron por un gran activismo político y social, lo cual facilitó su referencialidad y rápida instalación en la ciudad.

Respecto a la vinculación de la seccional porteña con la dinámica partidaria nacional y la emergencia y protagonismo de liderazgos locales en relación al proceso de construcción política e identitaria de la organización, podemos referenciar el papel que tuvieron algunos dirigentes de la seccional en el marco de las actividades que acompañaron la prematura muerte del Senador Eugenio Matte Hurtado (uno de los líderes de la República Socialista y del proceso de formación del PSCh). Por ejemplo, al Diputado Humberto Casali le correspondió hablar en nombre de los parlamentarios socialistas en el Congreso Nacional, dando cuenta del destacado papel que jugó el dirigente socialista en la trayectoria de dicho ideario en el escenario nacional y en relación a las luchas del proletariado[16].

En otro sentido, podemos destacar una actividad política simbólica realizada por el destacado dirigente socialista Natalio Berman, quien en el marco del II Congreso Ordinario del PSCh obsequió un retrato de Eugenio Matte Hurtado a la seccional porteña, el cual fue recibido por el secretario de la seccional, Amaro Castro. Dicha ceremonia solemne, contó, además, con la presencia de destacados representantes y dirigentes nacionales del socialismo chileno que participaban del Congreso, convirtiéndolo en un acto de reconocimiento a las labores de la seccional[17]. Al respecto, estimamos que las actividades señaladas más arriba se inscriben en el proceso de unidad política y de construcción simbólica partidaria. Dotar de sentido común y de unidad nacional al socialismo chileno a objeto de bajar las barreras y diferencias de las antiguas agrupaciones se convirtió en uno de los principales desafíos de la nueva colectividad. De ahí la importancia de dichos eventos y acciones de construcción de un imaginario común, las cuales servían para afianzar la unidad política y el sentido de pertenencia a un conglomerado de carácter nacional. Del mismo modo, fortalecían las relaciones y la articulación entre la militancia porteña con otras seccionales del socialismo, así como con la propia dirigencia partidaria.

En cuanto al proceso de inserción del socialismo chileno, un aspecto que acompañó a dicho partido durante sus primeros años de vida fue el crecimiento en el mundo de los trabajadores, así como dentro de un activo político sindical simpatizante del ideario socialista y con presencia en los diversos espacios organizativos de trabajadores. Particularmente, con aquellos actores que mantenían fuertes tensiones y distancias con la apuesta comunista criolla en el ámbito de las luchas de los trabajadores. Lo anterior, es posible de verificar a partir de la trayectoria política de algunos dirigentes sindicales provenientes del antiguo Partido Obrero Socialista o de experiencias anarquistas, los cuales comenzaron un lento pero progresivo acercamiento hacia las filas del socialismo[18]. En el caso de Valparaíso, el proceso anterior permitió ampliar significativamente el margen de maniobra partidaria, consolidándose tempranamente como la principal corriente de izquierda en la provincia de Aconcagua.

Por otro lado, la vinculación de la seccional porteña con las distintas organizaciones barriales y de trabajadores, no solo permitió el crecimiento partidario, sino también ampliar la capacidad de convocatoria y de movilización de la militancia. Por ejemplo, en el marco de las conmemoraciones del 1° de mayo de 1934, la seccional Valparaíso realizó una concentración de militantes y simpatizantes en el Teatro Palace de la ciudad. Durante el acto, según La Nación, hicieron uso de la palabra algunos dirigentes sindicales y también parlamentarios socialistas los cuales fueron escuchados por unas trescientas personas[19].

Del mismo modo, podemos destacar el papel jugado por los parlamentarios en el establecimiento de relaciones entre el partido y sectores de trabajadores organizados. Tal fue el caso del acompañamiento realizado por algunos parlamentarios socialistas a una comisión de sindicatos de panificadores de Aconcagua en el marco de una entrevista con el ministro de Trabajo, en donde debían dar a conocer las demandas del gremio. Lo interesante de dicha dinámica, es que lentamente comenzaban a emerger las primeras dudas o tensiones internas respecto al significado y los alcances del trabajo parlamentario.  Este aspecto, es posible de identificar en las propias páginas de Consiga. Por ejemplo, en relación con esta misma noticia, por un lado, dan a conocer la actividad parlamentaria, por otro, reconocían lo infructuoso de dichas reuniones e incitaban a los trabajadores a continuar con la organización[20].  

Otro importante mecanismo de llegada al activo sindical lo jugó el propio semanario Consigna. A través de sus páginas, destacaban y difundían las diversas actividades programadas por la Liga de Sociedades Obreras de Valparaíso y la Confederación Sindical de Aconcagua[21]. Al respecto, estimamos que las iniciativas señaladas jugaron en un primer momento un destacado papel dentro del proceso de inserción logrado por los socialistas porteños en relación a los trabajadores organizados, convirtiéndose en el punto de arranque de su política hacía este sector, así como en la base militante de las futuras Brigadas Sindicales del PSCh en Valparaíso que llevará adelante la apuesta partidaria en torno a la unidad sindical y la creación de una sola central de trabajadores.

Activismo político social y configuración de la militancia socialista.

En paralelo al proceso de crecimiento dentro del mundo de los trabajadores, el socialismo experimentó un rápido proceso de institucionalización, construyendo de esta forma una relación no siempre armónica, entre un discurso radical en torno al papel central de los trabajadores y la lucha por el socialismo, por un lado, y una concepción y práctica militante que fortalecía y concebía al Estado y sus instituciones como un actor y espacio donde operan y se realizan las transformaciones políticas. Sin duda, esta particular tensión se convirtió en una de las principales dinámicas partidarias configuradoras de la militancia socialista, disparadora de la discusión interna, la emergencia de liderazgos y tendencias, así como de la reconfiguración política y programática durante su primera década de vida.

En relación a los aspectos políticos-orgánicos y de construcción partidaria, las tareas de fortalecimiento de la seccional y de crecimiento hacía otras localidades cercanas a Valparaíso, se vieron favorecidas y acompañadas por la publicación a partir del 1 de junio de 1934, del mensuario Núcleo, que como señalamos, fue definido como un órgano oficial de la seccional de Valparaíso. Las apuestas de la seccional porteña se concentraron inicialmente en la construcción de núcleos donde albergar a la militancia. Estos, eran entendidos “como la organización primaria del partido” y lo componían entre cinco y nueve militantes “de un mismo barrio, lugar o vecindad de trabajo o residencia”[22]. Según el mensuario, era en los núcleos, como unidades vivas constituidas por grupos de ciudadanos, el espacio político en el que se generaba “la opinión del Partido” y desde donde subía “a las directivas el parecer de las masas organizadas”[23].

Sera precisamente en barrios, cerros y ciudades aledañas a Valparaíso donde se buscará establecer núcleos de militantes con sus respectivos responsables. Para tales efectos, en las ediciones del mensuario Núcleo, se publicó numerosa documentación relativa a las características de la militancia socialista y la estructuración orgánica, tanto a nivel local como nacional. Del mismo modo, daban cuenta de los esfuerzos por uniformar la dinámica de funcionamiento interno, como las solicitudes de ingreso de militantes, las actas para levantar y oficializar núcleos y los reglamentos de disciplina partidaria[24]. En la misma dirección, divulgaron un Reglamento de las Juventudes Socialistas, agrupadas en la Federación de la Juventud Socialista de Chile (FJS), en el cual explicaban su carácter como organización y la definición de sus objetivos políticos dentro del entramado partidario[25]. Esto último, grafica justamente del proceso de crecimiento partidario experimentado en Valparaíso, el cual requería de formalización y cualificación de su militancia.

Por otro lado, durante 1934 el activismo político social y las iniciativas de formación político-doctrinaria de la militancia continuaron con gran intensidad. Esta dinámica articuladora entre sociabilidad y educación política será reconocida por el semanario Consigna. Según este medio oficial partidario de carácter nacional, “la seccional de Valparaíso se está distinguiendo día a día por su ardua y tesonera labor de propaganda, capacitación, difusión cultural y actividades de orden artístico”, en donde “su local central ubicado en la calle Blanco N° 181, ha llegado a convertirse en un activísimo centro intelectual”[26]. En este marco, anunciaban la realización de dos nuevas conferencias “organizadas por el Secretariado de Propaganda” de la seccional. Una, a cargo del “camarada universitario Vásquez”, la otra, responsabilidad del “camarada obrero Ortega”, los cuales contaban con un reconocido valor intelectual entre la militancia de la seccional, aclara Consigna. Por tal razón, precisan, y en base a las experiencias de otras actividades del mismo carácter, era de esperar que “asistan numerosos militantes y simpatizantes que domingo a domingo llenan el local y escuchan con enorme interés las charlas y disertaciones”[27].

Otra dimensión del trabajo de la seccional porteña fue el crecimiento hacía otras localidades. Por eso, no es de extrañar que una de las primeras ciudades cercanas a Valparaíso donde se registró actividad partidaria fue la vecina ciudad de Viña del Mar[28]. Destaca en este sentido, el acompañamiento de la seccional porteña a través de la presencia y apoyo de dirigentes en actividades sociales, políticas y culturales desarrolladas en Viña del Mar. Esta dinámica de acompañamiento orgánico es posible identificar igualmente sobre otras ciudades. Por ejemplo, refiriéndose a la militancia de la seccional de Valparaíso, el semanario Consigna señala que “los Camaradas han intensificado sus trabajos de organización dando vida a nuevos Comités de Barrio. Igualmente llevan su radio de acción hasta ayudar a los camaradas de pueblos vecinos como Calera y otros”[29]. Finalmente, y dando cuenta de las capacidades políticas y orgánicas de la seccional porteña para ampliar su “radio de acción” en los alrededores, señalan que ésta “cuenta con un Cuadro Artístico que ha dado varias veladas en el local del Partido” y un proyecto de edición de un periódico”[30].  

Tales instancias artísticas y de socialización entre la militancia permitían difundir ampliamente las apuestas y las concepciones político-ideológicas del PSCh, así como alimentar con contenidos y estética la construcción de la identidad militante. Del mismo modo, aportaron con redes y financiamiento para la seccional, ya que en general, las actividades venían de la mano de compañas solidarias en beneficio del partido[31].

Conflictos políticos y prácticas militantes.

Otro aspecto a considerar dentro del proceso de configuración de la militancia socialista durante sus primeros años de vida fue la dinámica permanente de conflictividad que experimentó dicho partido en distintos frentes. Al conflicto con el Estado producto de la ofensiva represiva llevada adelante por Alessandri en contra de la oposición, las organizaciones de trabajadores y las diversas expresiones de la izquierda chilena en general, de la cual los socialistas no escaparon, debemos agregar los enfrentamientos con bandas de nacistas chilenos, quienes a partir de 1933 tomaron mayor protagonismo en las calles y en el escenario político nacional[32]. A lo anterior, se suman, por un lado, los conflictos con el comunismo criollo en el afán socialista por diferenciarse e instalarse como la principal fuerza de izquierda en Chile y particularmente dentro del mundo de los trabajadores[33]. Por otro, se encuentran los habituales tensionamientos experimentados por la militancia en la interna partidaria, ya sea en defensa de una posición política, de un dirigente local o nacional o como parte de alguna de las distintas tendencias que comenzaban a emergen y conflictuar en función de la hegemonía y la conducción partidaria[34].

En este contexto debemos inscribir el despliegue de la actividad militante socialista porteña. Es decir, en un escenario marcado por la disputa política. Dicha situación la podemos graficar a partir de los informes policiales que dan cuenta de los distintos escenarios y actores de confrontación en los que se vieron involucrados sus militantes. Por ejemplo, en octubre de 1934 la policía informaba de una activa participación de socialistas en la movilización de trabajadores en contra del presidente Alessandri y el despliegue de las milicias republicanas por el país. Al respecto, señalaban que “en los cerros de Valparaíso” habían sido colocados numerosos carteles anunciando una huelga general” para el sábado 13 de octubre de 1934, y que, bajo esta iniciativa habrían desarrollado “una activa propaganda, comisiones de Socialistas, Comunistas y Sindicalistas”[35]. En la misma línea, indicaban que los trabajadores ferroviarios de Valparaíso se habían reunido a discutir la posibilidad de una huelga general “a fin de que no hubiese trenes para movilizar a los milicianos”[36]. Por su parte, el Comité Permanente de Obreros de Aconcagua y la I.W.W. también habrían realizado reuniones en función de “llevar a la huelga al gremio marítimo”[37], señala el informe. En base a lo anterior, concluía la policía de investigación, se notaba que había “mucha agitación entre los obreros socialistas, comunistas, sindicalistas, ferroviarios y marítimos, en orden a tratar de provocar una huelga e impedir la movilización de los milicianos”[38].

En cuanto a los socialistas porteños, destacan un gran protagonismo de su militancia y de los diputados Humberto Casali e Hipólito Verdugo, quienes, incluso, habrían repartido armas “a varios grupos de socialistas de los de más confianza”[39]. Señalan, además, que “en la casa del Dr. Casali hubo tres reuniones entre los días viernes y jueves, a las que asistieron jefes socialistas, entre ellos un señor Cid, José Pincheira, marítimo que trabaja en la Compañía James, vapor “Condor” y varios otros”[40] y que según información que manejaban, el diputado Casali tenía “las llaves de un depósito de armas”, las que estaban repartiendo “conjuntamente con Grove y Verdugo”[41].

Días más tarde, la policía daba cuenta nuevamente de emergentes conflictos, en esta oportunidad, a propósito de la política represiva de Alessandri en contra de la oposición y sus medios de prensa[42]. Al respecto, indicaba el informe policial, existía “mucho odio en contra del Gobierno por la clausura del diario “La Opinión” y de todos los diarios de oposición”[43]. Ante esto, revelaban, el Partido Radical Socialista hablaba incluso “de un próximo golpe militar” en camino. En la misma dirección, advertían sobre un rumor que corría en Valparaíso, en relación a que en Santiago se habrían reunido grupos de militares en la base “El Bosque” y que producto de esa información, mucha gente de la ciudad se había volcado a “los locales de los diarios “La Unión” y “El Mercurio” de Valparaíso en espera de algún anuncio”[44].

En este contexto, precisa el informe, el diputado socialista “Hipólito Verdugo se ha convertido en consejero espiritual de la Confederación Sindical de Aconcagua”. Según la policía, “el impone, ordena y manda y es agente general de la propaganda revolucionaria socialista en contra del Gobierno”[45].  Indicaban, además, que se le veía diariamente con el dirigente sindical César González “entre los locales obreros”. Por otro lado, establecían que en el último periodo había “asumido una actitud más resuelta, conjuntamente con el Dr. Ponce, que también forma parte del movimiento”[46]. Como vemos, nuevamente los dirigentes de la seccional porteña aparecían protagonizando las actividades de protesta en contra de las medidas represivas tomadas por el gobierno de Alessandri. Lo anterior, no solo da cuenta de la importancia de éstos en la dinámica partidaria, sino, también, en el plano social y sindical a través de la construcción de un entramado político amplio de oposición.

Dando muestra de dicho protagonismo político en la ciudad, los socialistas porteños llevaron adelante una manifestación pública en la ciudad con el objetivo de exponer “la doctrina del Partido” y “su programa de realización socialista”, las apuestas a nivel nacional y local, además de reforzar a la militancia en términos identitarios y políticos. Como podemos observar en la imagen del volante difundido, convocan a una gran concentración socialista para el domingo 18 de octubre de 1934 en el Coliseo de Valparaíso[47]. A ella, no solo debían acudir los militantes, sino también “simpatizantes del Partido Socialista”, así como “trabajadores manuales e intelectuales”[48]. La importancia política del evento se puede calibrar igualmente a partir de la asistencia e intervención de los líderes de la seccional porteña y de destacados referentes socialistas a nivel nacional, como “el secretario general Oscar Schnake” y los dirigentes Marmaduke Grove, Carlos Muller, Ricardo Latcham, Cesar Godoy Urrutia y Carlos A. Martínez, entre otros.

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Según el detalle de un informe policial, la convocatoria logró reunir “alrededor de 3.000 personas, entre éstas, algunas mujeres y delegaciones de los marítimos, demócratas, comunistas, radicales, Confederaciones Obreras y los diferentes Núcleos socialistas del puerto”[49]. Del mismo modo, destacan la presencia de altos dirigentes socialistas en el evento, como el “Senador don Marmaduke Grove”, el cual habría llegado “acompañado de los Diputados Casali y Verdugo y de los señores Oscar Schnake, Ricardo Latcham, Cesar Godoy, Salvador Allende, Amaro Castro, Lautaro Ponce, Samuel Céspedes y el senador Hugo Grove”[50]. En este marco, detallan, “la presencia de Grove fue saludada con una larga salva de aplausos, oyéndose los gritos de “Viva Grove”, “Viva el futuro presidente de Chile” y “Viva el salvador de Chile””[51].

En cuanto al desarrollo y estructura de la actividad es posible identificar un gran protagonismo de la seccional porteña. Son justamente sus dirigentes los responsables de inaugurar la manifestación a través del discurso de Amaro Castro, quien “esbozó el nuevo programa del Partido Socialista y dio a conocer a grandes rasgos el esquema de trabajo del Partido”, para finalmente, llamar a los asistentes a “engrosar las filas del Partido”[52].

Posteriormente, subió al escenario el diputado Hipólito Verdugo, quien según la policía centró su discurso en “atacar al Gobierno y a toda la política desarrollada por éste”, acusándolo de estar aliado con el “capitalismo extranjero y los frailes”. Ante tal escenario, señala la policía, llamó a la unidad de “todos los trabajadores, a fin de salvar a este país de ser una factoría extranjera”. Al igual que Amaro Castro, terminó llamando a los participantes del evento a congregarse “alrededor del Partido Socialista para barrer con este nefasto y corrompido régimen”[53].

A continuación, vino la intervención de otro dirigente de la seccional porteña, Salvador Allende. Éste, centralizó su discurso en las malas condiciones de vida y los graves problemas que aquejaban a la mayoría de la población chilena por entonces. Según la policía, se “refirió a las enfermedades de trascendencia social, a los míseros sueldos que perci(bían) los empleados de todos los hospitales de Chile”[54]. Profundizando en estos aspectos, dio cuenta de las inagotables jornadas de trabajo de los funcionarios de la salud y “demostró con cifras oficiales cómo la tuberculosis, la sífilis, la sarna y muchas otras enfermedades estaban terminando con el pobre pueblo”. En la misma línea, precisa el informe policial, Allende estableció que, a las calamidades ya mencionadas, “había que agregar la mala vivienda, los alimentos caros y malos, la venta de la medicina sin ningún control” y “que los Policlínicos Obreros de la Caja de Seguro no eran nada más que simples focos de infección, ya que jamás daban buenos remedios”[55]. Finalmente, habría sentenciado “que los únicos que gozaban de todos los privilegios eran la burguesía y la reacción, apoyada por este nefasto Gobierno” y “que lo único que podía salvar al país de todas estas calamidades, era la implantación de la nueva República Socialista”[56]. Al igual que los dirigentes que lo antecedieron en el discurso, invitaba a los asistentes a unirse al Partido Socialista.

Terminada la intervención de Salvador Allende, vino el turno del destacado liderazgo socialista de carácter nacional, el senador Marmaduke Grove. Partió su discurso señalando que en su gira por el país encontró “las mismas necesidades y la misma gente llena de entusiasmo y dispuesta al sacrificio por el nuevo advenimiento en todo orden de cosas”[57]. Coincidiendo con la caracterización social realizada por Allende, señaló “que en todas sus giras solo ha encontrado miserias, batallones de andrajosos, escuálidos y enfermizos con sus caras macilentas y demacradas por la miseria y el sufrimiento”[58]. Del mismo modo, dirigió sus dardos en contra del Gobierno de Alessandri por haber entregado todo el patrimonio nacional a “los eternos egotistas, ladrones y sinvergüenzas”, en donde recursos como “el cobre, el salitre, el carbón, el hierro y todas las industrias” estarían “en manos de los facinerosos extranjeros”[59].

Según la policía, Grove habría dado cuenta de “un proceso de revolución en marcha” y de decidida voluntad de los socialistas por “un cambio de régimen completo”, así como de los desafíos y tareas que les correspondían a los militantes en función de dichos objetivos, destacando entre ellos, la necesidad “de una constante propaganda, de una férrea y sólida organización socialista”[60]. Siguiendo el mismo patrón que los demás dirigentes que hicieron uso de la palabra, finalizó su intervención llamando a los presentes a “que se alistaran en las filas del Partido, en vista de que ya era un hecho su sólida organización” en perspectivas de la revolución. A juicio de Grove, esta última vendría de la mano de “un procedimiento legal” o tendría “que hacerse con las puntas de las bayonetas”, abriendo con ello, “un nuevo porvenir para el pueblo de Chile”[61].

Según destaca la policía, después del discurso de Grove los asistentes al evento quedaron enardecidos y se escucharon largos e intensos aplausos, los cuales finalizaron con la aparición en el escenario del sindicalista Samuel Cespedes, dirigente del gremio de panificadores y expresidente de la Confederación Sindical de Aconcagua. Siguiendo la línea de sus compañeros, acentúo la crítica al gobierno e incitó “a la revolución y a formar parte de sus filas”, ya que, según su parecer, “era un hecho que tarde o temprano tenía que venir”. En base a lo anterior, invitaba a los asistentes a engrosar “las filas del Partido Socialista”, él único partido, según este dirigente, capaz de salvar a Chile de la “canalla reaccionaria”[62].

Por su parte, la participación de Oscar Schnake, en calidad de máximo dirigente socialista en Chile también llamó la atención de la policía. Al respecto, establecen que en su discurso reconstruyó la historia de Chile “desde el año 20 hasta la fecha”, así como “de los trece días que duró la República Socialista, demostrando los frutos que en esos pocos días había dado al pueblo”[63]. Igualmente, profundizó en la crítica a Alessandri por haber traicionado al pueblo en las dos oportunidades que llegó al poder y, sobre todo, por ser el responsable de la política represiva de su gobierno a través “de persecuciones, violaciones, secuestros y clausura de diarios”[64]. No obstante, informa la policía, independiente del crudo escenario político descrito por el dirigente socialista, este habría cerrado su intervención con una fuerte arenga sentenciado la llegada del “feliz día de la revolución socialista” ya “que nadie ni nada la podría detener”[65].

Otro dirigente de la seccional porteña que subió al escenario en calidad de orador fue el diputado Humberto Casali. En su intervención, centró la atención en el bloque de partidos articulados en torno al gobierno de Alessandri. Criticó igualmente la legalidad represiva construida por el gobierno y su decisión de pagar la deuda externa. Por tal motivo, advertía a los asistentes que los diputados socialistas se opondrían a tal medida “ya que eran los únicos opositores del Gobierno”[66].

El discurso final, de cierre del evento partidario estuvo a cargo del dirigente e intelectual socialista Ricardo Latcham, quien según la policía habría atacado de “forma fogosa al actual Gobierno”. En su exposición, reiteró aspectos de las anteriores intervenciones, como la traición de Alessandri respecto de quienes los acompañaron al gobierno, la política represiva y de indultos, la creación “de cuerpos armados al margen de la Constitución”, el despilfarrado de los recursos nacionales y la entrega de las “enormes riquezas a los extranjeros”, entre otras problemáticas de la coyuntura política.  En relación a este último orador, la policía destaca su “elocuencia y fogosidad”. Finalmente, señala el informe policial, la concentración terminó en orden a eso de las 13:00 horas y el público se retiró “lanzando vivas a Grove”[67].

Tomando en consideración la descripción detallada de la manifestación realizada por la policía, es posible encontrar en ella la conjunción de varios procesos y dinámicas configuradoras de la militancia socialista durante sus primeros años de vida. En primer lugar, la coexistencia de distintos liderazgos a nivel local y nacional, incluso, algunos de ellos, con notorias diferencias políticas. Un segundo aspecto a considerar es la importante articulación de la seccional porteña con el Partido a nivel central. Un tercer aspecto a relevar es el activismo político social alcanzado por los socialistas de Valparaíso, particularmente las capacidades de la seccional para organizar y convocar a concentraciones como la descrita. En la misma línea, subrayar la presencia de dirigentes sindicales en los discursos, lo cual va dando cuenta del proceso de crecimiento e inserción de los socialistas en el mundo de los trabajadores. Por último, la diversidad de temáticas y problemáticas políticas que fueron tratadas por los dirigentes en sus discursos, entre las cuales podemos destacar: el antimperialismo, el estatismo, el nacionalismo y la crítica antioligárquica. Estas, son aspectos claves dentro de las concepciones políticas iniciales de los socialistas y como vimos, fueron tratados ampliamente, dando cuenta de las preocupaciones y las centralidades políticas del periodo fundacional. Lo llamativo de los discursos, fue la intervención de Salvador Allende, quien ahondó en las problemáticas sociales y de salud que afectan directamente a la población de Valparaíso y de Chile en general. Lo anterior, es un punto importante a considerar tiendo en cuenta el peso que este insipiente dirigente tendrá más adelante en la interna partidaria y en la trayectoria política de Chile.

Crecimiento y consolidación de la seccional porteña.

Otro proceso político a considerar en el arranque del socialismo porteño es la realización en Valparaíso del II Congreso del Partido Socialista. Éste se efectuó entre el 22 y 25 de diciembre de 1934 y ratifica, a nuestro entender, la trascendencia de dicha seccional, así como el peso político de sus principales liderazgos en Valparaíso y las ciudades aledañas. Según señala Núcleo en su edición del 23 de diciembre, al evento llegaron aproximadamente 200 convencionales pertenecientes a distintas localidades del país, los cuales fueron recibidos formalmente por las seccionales de Valparaíso y Viña del Mar. También se hicieron presente el secretario general Oscar Schnake, el senador Marmaduque Grove y otros parlamentarios. Las delegaciones, aclara Núcleo, fueron ubicadas en distintos hoteles contratados especialmente para el desarrollo del evento partidario[68].

Lo anterior, como ya hemos resaltado, también da cuenta de un importante aspecto de la seccional porteña, la capacidad militante, logística y los recursos con los que contaba para realizar un evento de esas magnitudes. En el marco del desarrollo del congreso, la seccional de Valparaíso concentró su participación en la comisión calificadora y, sobre todo, en la comisión de salubridad. En ella, tuvieron gran protagonismo los militantes y médicos porteños del “socorro socialista”: Salvador Allende, Hugo Grove y Lautaro Ponce, ratificando con ello, la importancia de este espacio político social dentro del entramado de dicha seccional en la ciudad puerto[69].  

La participación de Salvador Allende también se expresó en otras comisiones y discusiones políticas. Una de ellas, abierta por el reconocido dirigente Cesar Godoy Urrutia, quien, en relación al papel de los parlamentarios socialistas, señaló que debía ser de adoctrinamiento de las masas fuera del recinto del Congreso. Por otra parte, criticó el pacto suscrito por el PSCh con el Block de Izquierda, ya que, a su juicio, perjudicaba directamente los intereses partidarios. En relación al primer punto, y coincidiendo con Godoy Urrutia, Allende establece que los diputados y senadores del partido debían aprovechar la tribuna y el fuero que ofrecía el cargo para realizar propaganda doctrinaria. No obstante, lo anterior, señala un punto de diferencia, ya que asigna una mayor centralidad e importancia al papel del parlamento y sus espacios políticos y técnicos. Al respecto, Allende era partidario de “vaciar en el Congreso todos los trabajos de los Consejos técnicos”. Establecía, además, que esta instancia y sus labores dentro del Parlamento no eran “del todo conocida porque la prensa hace silencio en torno de ella”[70]. De esta forma, aunque coincide con Godoy Urrutia en cuanto al carácter del trabajo de los diputados y senadores socialistas, reconoce y asigna una mayor importancia a instancias y dinámicas dentro del propio Congreso, dotándolo de centralidad en cuanto a espacio de resolución de problemas políticos. Por otro lado, y desde el punto de vista orgánico, señalaba que la actividad de los parlamentarios socialistas debía estar siempre “dirigida por el Comité Político del Partido”. En la misma línea y en relación a los diversos problemas locales o particulares que afectaban a la población, sostenía que, para informarse de ellos, los parlamentarios socialistas tenían que relacionarse directamente con “los secretarios regionales y seccionales”[71].

La apuesta anterior, ratificaba y pavimentaba el camino iniciado por los primeros parlamentarios de las agrupaciones socialistas que dieron origen al partido en abril de 1933. Del mismo modo, daba cuenta de concepciones y tareas respecto a la actividad parlamentaria, así como del papel del Congreso y la institucionalidad política. En este sentido, Allende era partidario de una vinculación más directa entre los objetivos partidarios, las actividades de la militancia y el desarrollo de la labor parlamentaria. En este sentido, la dinámica de articulación planteada por Allende es fundamental para entender el desarrollo de las prácticas militantes y el rápido proceso de institucionalización del socialismo chileno, ya que asignaba, a pesar de la retórica revolucionaria presente en los documentos partidarios o en los discursos de algunos de sus dirigentes, un gran protagonismo político a las instituciones estatales y particularmente al congreso y sus parlamentarios, convirtiendo este espacio y sus actores, en agentes protagónicos del cambio. La propuesta de Allende se inscribía igualmente en el marco de las iniciativas tendientes a fortalecer las dinámicas de funcionamiento interno y de construcción partidaria, de cohesión y desarrollo de una identidad propia y de una disciplina-cultura militante, objetivos que, como dijimos, marcaron gran parte de su quehacer durante los primeros años de vida.

Las orientaciones anteriores, son posibles de identificar en el mensuario Núcleo de comienzo de 1935, en donde, además de celebrar el evento congresal, destacaban entre sus logros la revisión y la corrección de los mecanismos de organización y estructuración del partido. Estos avances en términos políticos y orgánicos serán tratados profusamente en la publicación de la seccional porteña, enfatizando en temáticas y problemáticas vinculadas a la construcción partidaria, al desarrollo de la vida militante y funcionamiento interno. Igualmente, encontramos documentación oficial relativa a la organización del socorro socialista y los estatutos del partido, los tribunales de disciplina y la recién creada federación de la juventud socialista[72].

No obstante, estos avances en materia de definiciones orgánicas y políticas, la realización del II Congreso en Valparaíso no logró sellar del todo la cohesión partidaria, dando cuenta de importantes discusiones, diferencias y conflictos internos. Según un memorándum reservado de la dirección de investigaciones[73] que informó de una reunión realizada en el local de “la Seccional Providencia del Partido Socialista” en Santiago y a la cual asistieron unos 35 militantes, mencionan que entre los puntos tratados aquella noche, estuvo la evaluación del Congreso partidario recién finalizado. En ella, hicieron uso de la palabra algunos de los asistentes al evento. Uno de ellos, Gerardo López, habría manifestado “que el Congreso fue mediocre; que se vio el juego de dos corrientes que se disputaban el puesto de secretario general”[74]. Por otro lado, con relación a la discusión y la organización del evento, señaló que hubo “mucho trabajo” a pesar del “pésimo local sin aire e inadecuado”. Manifestó, además, que el encuentro se desenvolvió bajo una dinámica de “rencillas y recriminaciones personales”[75].  Finalmente, señala el informe policial, López criticó duramente al Diputado Muller por su actuación en el parlamento y sostuvo que “imaginó que el Congreso sería un éxito, pero fracasó, debido a que se salió de su línea doctrinaria, desde el momento que se acepta la lucha política de municipales”[76]. Respecto a esto último, habría afirmado que dicha decisión llevaría al partido a la ruina.

Coincidiendo con el análisis respecto a los dos grupos que se enfrentaron en el congreso, un delegado de apellido Pinto estableció “que el Congreso fue una lucha partidarista de dos corrientes: una que defendía la línea revolucionaria, con Godoy a la cabeza, pero mal preparada; y otra corriente encabezada por Schnake, que ya estaba unida para obtener el logro de sus aspiraciones”[77]. En la misma línea, criticó a Marmaduke Grove “por haber propuesto una votación en descubierto para la elección de secretario general, coartando de este modo la libre decisión de los congresales”[78], lo cual habría incidido en la reelección de Schnake. Al igual que el delegado López, planteo que “la cuenta parlamentaria fue pobre y dejó de manifiesto que éstos ni siquiera toman en cuenta al Comité Político”, es decir, que su labor no estaba regulada o articulada a la dinámica partidaria sino más bien se desenvolvían con criterios personales o bajo ciertos liderazgos. Por último, y coincidiendo con el balance anterior, señaló que en general se dio “mucho trabajo” pero una “pésima atención de la seccional Valparaíso”[79].

Más crítico aun con el desarrollo del evento partidario fue el delegado Donoso, para quien el “Congreso fue una lección lisa y llana de mangoneo, mediocre”[80]. Por otro lado, en cuanto a la decisión del partido de crear “una Central Sindical”, dice Donoso, “será la ruina del partido, porque cualquier paro o huelga que fracase, servirá para que los comunistas aberren al Partido Socialista”. Pero no solo los futuros conflictos con los comunistas chilenos llamaron la atención de este delegado, la lucha al interior del partido también fue motivo de preocupación. Según el informe policial, éste habría señalado “que Godoy atacó con energía a la izquierda burguesa” y que Schnake habría realizado recriminaciones, ante lo cual Godoy lo acusó de mentiroso, sin recibir respuesta de Schnake. Del mismo modo, al igual que el resto de los delegados de la seccional de Providencia que participaron en el Congreso, fue crítico de “la cuenta parlamentaria” entregada por el diputado Muller, caracterizando al parlamentario más como “un populachero que un socialista”[81].  

En cuanto a los conflictos partidarios, el delegado Calderón también ahondó en la disputa interna. Según el informe, señaló que en el congreso “hubo dos corrientes: la de Schnake que habló de Patria y valores y la de Godoy, que defendió valientemente al partido y su línea de acción”. No obstante, aclara, “pero como la cama ya estaba hecha, se le tiraron como perros encima los que forman la burocracia que se ha formado y que será la ruina del partido”[82]. Por último, señaló que tanto él como César Godoy fueron boicoteados para evitar que hablarán en el evento.

Como vemos, los conflictos internos no desaparecieron con la realización del Congreso, más bien permitió que aflorarán y se evidenciarán con mayor claridad las distintas concepciones políticas contenidas por la militancia socialista, así como las discrepancias existentes entre distintos grupos y dirigentes. En este marco, es posible identificar un alineamiento de la seccional porteña con la conducción política que a nivel nacional llevada la directiva de Oscar Schnake en desmedro de posiciones más críticas y radicales desde el punto de vista político encarnadas en la figura de Cesar Godoy Urrutia. Es en este contexto donde se pueden inscribir las diferencias y críticas emanadas hacia la seccional porteña. Por un lado, respecto a la organización y las condiciones que ofreció la seccional para la realización del evento. Por otro, las divergencias con dirigentes porteños como Hipólito Verdugo y Salvador Allende. En este último caso, por el significado y peso que asigna el médico socialista al parlamento en relación a las apuestas y desarrollo de la política socialista y la vida militante.  

A pesar de lo anterior, la realización del II Congreso partidario en la ciudad de Valparaíso marcó un hito importante en la trayectoria inicial de los socialistas porteños. En este sentido, la elección del lugar no solo tuvo que ver con las posibilidades que ofrecía una ciudad como Valparaíso, sino también por el peso de algunos de sus líderes y la importancia de los parlamentarios socialistas de Aconcagua[83], que como vimos, estaban articulados a la dirección hegemónica partidaria liderada por Schnake y Grove. A los factores señalados, debemos considerar, además, el creciente peso y protagonismo que iba adquiriendo la seccional porteña como referencia y fuerza política en Valparaíso y sus alrededores.

Este último aspecto, es posible de corroborar a partir de la propia prensa socialista. En sus páginas, dan cuenta permanentemente de las actividades, los avances y el papel de la seccional, destacando, sobre todo, su consolidación en Valparaíso a través del despliegue en los distintos barrios de la ciudad, así como por los esfuerzos que realizan en función de la creación de organismos sindicales y de la juventud socialista, en el desarrollo de las apuestas políticas y electorales y en el acompañamiento al crecimiento y funcionamiento de las seccionales de Viña del Mar y del interior de Aconcagua, entre ellas, Placilla, Quillota, San Felipe y Los Andes[84].  

En cuanto a las capacidades logradas por la seccional encontramos la proliferación y difusión de revistas y prensa ligada al socialismo en Valparaíso, como fue el caso del mensuario Núcleo y el periódico El Socialista[85], los cuales tenían por objetivo el fortalecimiento de la unidad orgánica y política del PSCh, la divulgación de sus apuestas políticas, sociales y gremiales, la difusión de las actividades partidarias y de sus líderes, así como de su pensamiento político y programático. Otro aspecto a considerar en relación a estas publicaciones es que, a pesar del ciclo represivo llevado adelante por el gobierno de Alessandri en contra de las organizaciones sindicales y de izquierda, la militancia porteña desarrolló una capacidad política y logística que le permitió destinar recursos humanos en la elaboración de dichos medios, así como en la difusión de éstos[86].

Al respecto, la existencia de prácticas y experiencias militantes con redes políticas previas y diversas, son un factor clave dentro de la articulación y despliegue orgánico de la seccional porteña, ya que proporcionaron el recurso humano, la fuerza militante y el capital político para enfrentar las labores de construcción partidaria y las apuestas políticas que nacían de ella. En esta línea, podemos entender las concepciones, los objetivos y las iniciativas desarrolladas por dicha seccional, las cuales quedan expresadas en la primera editorial del semanario “El Socialista”. En ella, sostienen que una de las formas de calibrar y juzgar a una organización política es a partir de la calidad y número de sus publicaciones[87]. En este sentido, “El Socialista” da cuenta de dos aspectos claves en el desarrollo de la seccional. Por un lado, la insuficiencia del formato mensual de Núcleo ante la alta demanda política informativa de la militancia respecto a las tareas, actividades y aspectos organizativos del PSCH en Valparaíso y sus alrededores. Por otro, la necesidad de ampliar el segmento lector al cual llegaban hasta ese momento a través del mensuario Núcleo. En relación a lo anterior, establecen que, "El Socialista", debía ser “el potente propulsor de la organización del Partido Socialista, no sólo en Valparaíso, sino que, en todo Aconcagua”, ya que tenía “otra misión más elevada aún”, el “de ser verdadero órgano de la clase para la defensa de los derechos e intereses de la clase obrera”[88]. Por eso, profundizaban, debía convertirse en “el paladín defensor de los explotados”, porque a juicio de la seccional porteña, no existía “diferencia alguna entre la Doctrina Socialista y las diarias inquietudes y aspiraciones de mejoramiento de los obreros, sean manuales o intelectuales”. En base a lo anterior, concluían, “en sus columnas, será difícil destacar lo que haya de doctrina socialista y de sentida aspiración proletaria”[89].

Como vemos, la nueva publicación de la seccional porteña pretende abordar y articular dos grandes aspectos del quehacer militante. Uno, relacionado con la vida interna y los aspectos organizativos, otro, vinculado a la táctica y los aspectos programáticos y sociales, particularmente a las problemáticas e intereses de los trabajadores. En este sentido, la conjunción de estos aspectos le permitió convertirse en un importante vehículo de fomentó y articulación política entre los socialistas de Valparaíso y las distintas instancias partidarias desplegadas en Aconcagua, ya sean en núcleos o seccionales. Además, al abordar temáticas coyunturales y apuestas políticas concretas, no solo facilitó el fortalecimiento del trabajo cotidiano de los núcleos en sus respectivos espacios de desenvolvimiento político, sino, además, su crecimiento como campo de fuerza electoral al llegar a diversos sectores, entre los cuales destacaban simpatizantes a las ideas socialistas.  Este aspecto, lo podemos graficar en las orientaciones políticas que entrega dicho medio en relación a la participación en las elecciones municipales de 1935, a pesar de encontrar entre sus mismas páginas importantes críticas a las apuestas partidarias de carácter meramente electoral. A pesar de lo anterior, estimados que tanto las orientaciones formuladas en la prensa socialista porteña en función de la participación electoral, como las prácticas militantes desplegadas en función de dicho objetivo fortalecieron el proceso de institucionalización del socialismo y la configuración de concepciones y prácticas políticas a nivel de base partidaria.

La dinámica anterior, es posible de identificar en las páginas de El Socialista. Al respecto, establecían que como PSCh se veían obligados a concentrarse en el problema electoral, en este caso a nivel municipal. Para ello, la seccional Valparaíso había comenzado “la confección de temas por barrios con las cuales se formará la lista de candidatos que irá a la lucha interna”[90]. A pesar de dicha obligación y apuesta, precisan, el “interés principal del Partido no está -y esto hay que repetirlo incansablemente- en llevar regidores al municipio, sino en la agitación y la propaganda doctrinaria y de organización que se puede hacer con este motivo”[91]. En base la concepción anterior, sentencian, “lo que necesita el proletariado no son mayorías en los cuerpos políticos de la burguesía, sino que la posición neta y efectiva de todo el poder político a base de órganos nuevos de clase. Y esto no se consigue con elecciones”[92].

Sin embargo, como se observa, es la estructura completa la que se pone en función del proceso electoral, ya sea definiendo las temáticas o los postulantes a encabezar dicha disputa partidaria. Eso como primer paso, ya que luego, debían ponerse al servicio de la campaña de difusión de los candidatos seleccionados en el marco de la elección municipal. De esta manera, se va configurando una concepción y una práctica militante que, independiente de las afirmaciones o discursos políticos que ponen en cuestión la apuesta electoral, se va fortaleciendo o solidificando con los primeros triunfos electorales partidarios y con aquellos sectores del propio partido que apostaban de manera decidida a disputar la política mayormente en el campo electoral y dentro del propio Estado.

A propósito de la dinámica partidaria anterior, referida a la tensión entre un quehacer militante concreto, por un lado, y las definiciones políticas generales por otra, estimamos que es un elemento configurador del socialismo chileno y no exclusivamente de la seccional porteña. En otro sentido, aunque este aspecto es tratado ampliamente en los estudios sobre el PSCh, es identificado solamente como un factor de tensión interno en el ciclo de crisis partidaria que experimentó dicha colectividad entre 1937 y 1946, y no como un elemento constitutivo de las practicas militantes durante su proceso formativo. La existencia temprana de esta tensión (contradicción teoría/práctica), explicaría a nuestro entender algunos de los conflictos vividos por la militancia, así como las dinámicas de convergencia y divergencia experimentada por dicho partido entre 1933 y 1937. Lo anterior, permitiría comprender al conflicto político como un elemento central en la conformación de la práctica militante y la cultura política socialista.  

Respecto al desarrollo orgánico de la seccional porteña, a partir de 1935 los núcleos socialistas comenzaron a crear comités de barrios en los distintos espacios en los cuales estaban insertos. Según podemos inferir de las páginas de El Socialista, la actividad militante en Valparaíso y sus alrededores se abocada a la formación de comités de barrios donde los núcleos tenían un gran protagonismo, patrocinando con ello la articulación entre estos y la estabilidad orgánica en cada barrio. Destacaban entre estos, los comités de Cerro Cordillera, Clave, Mesilla, Valencia, Población Esperanza, Cerro Placeres, Cerro Barón, Santo Domingo, Playa Ancha y Cerro Molino. Del mismo modo, la actividad militante debía desarrollarse en tareas internas y de organización, como en el tribunal de disciplina, el socorro socialista, el comité electoral y las brigadas de orden. Por último, hay que considerar el amplio activismo desarrollado por la Federación Juvenil Socialista y los distintos núcleos de la seccional de Viña del Mar y Placilla[93].

No obstante, el proceso de crecimiento partidario no estuvo exento de conflictos. Como hemos señalado, este fue un elemento permanente en la experiencia militante socialista. Y fue justamente en el marco de las elecciones municipales donde se vivió un importante conflicto interno en la seccional porteña. Al respecto, habría que recordar una de las intervenciones de los delegados de la seccional Providencia de Santiago quien criticó duramente la decisión partidaria de apostar por la disputa electoral municipal.

Lo anterior, nos lleva a suponer que esta decisión y la forma de enfrentarla a nivel partidario ocasionó más de una complicación política y orgánica y no solo en Santiago. En el caso de Valparaíso, esta problemática implicó, incluso, la intervención del propio Oscar Schnake en su calidad de secretario ejecutivo general y máxima autoridad partidaria a nivel nacional. Según señala El Socialista, en vista a “las incidencias ocurridas a propósito de las elecciones internas de candidatos a Municipales y considerando el resultado de la sesión de funcionarios y jefes de barrios”[94], las máximas autoridades partidarias resolvieron “reorganizar el Barrio del Barón, entendiéndose por tal que quedan sin valor los nombramientos del jefe de barrio, de los jefes de los núcleos”. De igual modo, decidieron reincorporar a los “militantes contra los cuales no se hallan formulado cargos”. Para tales efectos, precisa El Socialista, fue nombrado el “camarada Hipolitito Verdugo jefe de dicho barrio, con el objeto de que lleve a cabo la reorganización con el secretariado de la seccional”[95].

En la misma línea, decretaron la suspensión de la militancia de un miembro de ese barrio y la expulsión de cinco jefes de núcleos, así como de todos aquellos militantes no dispuestos a obedecer las medidas tomadas en función de la reorganización.  También podían reincorporarse algunos, pero bajo la supervisión y aprobación de Verdugo y quedaban pendientes de revisión por parte del tribunal de disciplina, “militantes de otros barrios contra los cuales se han formulado cargos en el curso de estas incidencias”[96]. La resolución publicada en El Socialista finalizaba con un llamando a la militancia porteña a “tener presente que su acción, sus sentimientos, su entusiasmo, deben entregarlo al servicio del Partido y desterrar para siempre todo personalismo” y se sellaba con la firma de Oscar Schnake como secretario ejecutivo[97].

Esto último, da cuenta de dos aspectos a considerar respecto al desarrollo de la seccional porteña. Por un lado, la gravedad de la problemática presentada, que implicó la expulsión de números militantes y jefes de núcleos, así como la intervención directa de los organismos directivos nacionales y de la máxima autoridad partidaria. Por otro, el nivel de articulación política lograda por la seccional y la dirección partidaria, que como vimos en el desarrollo del II congreso partidario realizado en Valparaíso, era de alineación política y de reconocimiento mutuo. Lo anterior, se tradujo, por ejemplo, en el nombramiento del diputado y dirigente de la seccional Hipólito Verdugo como encargado de la intervención, pero por, sobre todo, responsable de la rearticulación partidaria. Por último, un aspecto importante a considerar es que en dicha seccional estaban presentes importantes liderazgos partidarios, como los de diputados Casali y Verdugo, el Senador Hugo Grove, y los dirigentes Lautaro Ponce y Salvador Allende. A pesar de lo anterior, se presentaron diversos problemas internos a propósito de las apuestas políticas coyunturales y del surgimiento de nuevos liderazgos locales como resultado del vertiginoso proceso de crecimiento partidario.    

En relación con este último punto, otro elemento a resaltar respecto a la importancia de la seccional porteña es el papel jugado por ésta en el crecimiento partidario hacía otras localidades del interior de la provincia de Aconcagua. En este sentido, no solo el peso de los liderazgos porteños explican dicho protagonismo, sino también las capacidades y cualidades políticas y orgánicas alcanzadas por dicha seccional, las cuales se expresaron, entre otros aspectos, en el reconocimiento y relación directa con la dirección del Partido, haber sido sede del II congreso  partidario en Valparaíso, contar con diputados y un senador en la provincia, articularse a nivel nacional con estructuras y dirigentes de otras regiones del país, y finalmente, disponer de publicaciones impresas oficiales, como Núcleo y El Socialista. Respecto a este último aspecto, estimamos que cumplió una destacada función al posibilitar el acercamiento a numerosos simpatizantes, así como a distintas localidades donde no existía base militante articulada ni formalizada. En otros casos, la disponibilidad de estos impresos permitió a los núcleos de Viña del Mar, Placilla, Los Andes y Quillota, por ejemplo, dar muestra de su vinculación política y orgánica con referentes de carácter nacional, ya sea el con el propio Partido o con algunos liderazgos significativos, como el de Marmaduke Grove y Oscar Schnake[98]. En definitiva, estos impresos no solo permitieron llegar a distintas localidades donde no había presencia orgánica, sino también consolidar y ampliar la estructura partidaria en aquellos lugares donde los núcleos o las seccionales estaban recién conformándose.

Prácticas militantes y configuración partidaria.

En cuanto a las actividades militantes, aunque diversas, están pueden agruparse bajo dos grandes líneas políticas. Una relacionada con la difusión, defensa y articulación de las luchas obreras, la otra, vinculada a la disputa institucional y la lucha electoral. En el caso de las elecciones municipales de 1935, tanto las seccionales de Valparaíso y Viña Del Mar presentaron candidaturas a regidores y fueron objeto de una importante campaña en favor de estos por parte de la militancia socialista. Por ejemplo, el domingo 24 de marzo realizaron una concentración en el barrio Santo Domingo, organizada por los comités de Playa Ancha y de dicho barrio. Según establece El Socialista, en la actividad fueron proclamados los candidatos de la seccional porteña, “Ponce, Castro y Gallardo”, quienes ante un recinto “completamente lleno de trabajadores”, expusieron a grandes rasgos “el programa de reivindicaciones del Partido”[99].

Según la seccional porteña, la proclamación de los candidatos socialistas a través de concentraciones en distintos barrios de Valparaíso fue anunciada oportunamente a través de la prensa partidaria y de volantes repartidos por la ciudad, dando “exacto cumplimiento al programa de agitación” preparado para la última semana de marzo. El programa de divulgación contemplaba la realización de sucesivas concentraciones llenas de “proletarios en los cerros”. La apuesta señalada, se habría logrado con creces. Al respecto, precisan que “este ciclo de divulgación doctrinaria fue abierto en Santo Domingo, el Domingo 24. De ahí se pasó al Barón el martes 26, al Cerro Molino el jueves 28, al Puerto, en calle Santiago Severín el viernes 29, y a los Placeres el sábado 30”[100].

En cuanto al cierre de la campaña de agitación, establecen que “un magnífico broche a esta jornada de propaganda fue la concentración del Domingo (31 marzo) en el Teatro Palace”, la cual contó con la visita del diputado Carlos Alberto Martínez. Durante la concentración, hicieron uso de la palabra “los candidatos Castro y Gallardo”, además de otros “oradores designados por el secretario de agitación”, entre ellos, los militantes “Nilson, Allende, Céspedes y Cerda”, responsables justamente de la realización de la semana de agitación. En cuanto al contenido de los discursos, destacan que “todos los oradores estuvieron concorde en sentar la afirmación de que el único objetivo que mueve a nuestro Partido a ir a las elecciones es el de la fiscalización y defensa de los dineros públicos que son acumulados por el trabajo diario de los productores”. Aclaraban al respecto, que como Partido no tenían “otra pretensión, ya que el programa socialista no podrá realizarse íntegramente sino fuera del actual orden económico-político y mediante una dictadura de trabajadores”[101]. Como vemos, nuevamente aparecían de manera pública algunas diferencias de apreciación respecto a diagnósticos, alcances y carácter de las apuestas políticas, así como de las definiciones en torno al quehacer cotidiano de la militancia.

En otro sentido, la clausura de la campaña partidaria fue aprovechada por la seccional para dar cuenta de las dinámicas y las actividades desarrolladas por la militancia. En relación a lo anterior, señala El Socialista, “muy acertado en su disertación estuvo el camarada Allende, secretario provincial de Aconcagua, quién hizo ver la férrea organización que se estaba dando al Partido, organización distinta a la de todos los demás partidos”[102]. Profundizando en aquellos aspectos, Salvador Allende habría resaltado “la manera cómo funcionan los núcleos”, caracterizados por éste, como la “base orgánica de la colectividad”, quienes, según el dirigente socialista, “trabajan, en cuerpo y espíritu” en función de las misiones que el partido les entregaba. En este marco de reforzamiento de la identidad militante socialista, inscribimos igualmente las indicaciones entregadas por el secretario de agitación de la seccional a los espectadores, así como las “consignas tendientes a intensificar la propaganda doctrinaria y de afiliación”[103] durante la última semana de campaña electoral.

Como señalamos, el papel referente de la seccional porteña para las otras seccionales de la provincia de Aconcagua no solo obedecía al peso de sus liderazgos, sino también al desarrollo alcanzado en cuanto experiencia militante y capacidades políticas y orgánicas, aspectos justamente relevados por Salvador Allende en su intervención.  Lo anterior, lo podemos graficar en el apoyo dado por la seccional porteña a las candidaturas socialistas en la ciudad de Viña del Mar. En relación a eso último, informa El Socialista, “antes de levantarse la reunión partió para Viña del Mar, a la proclamación de los candidatos socialistas de aquel balneario, compañeros Julio Castro y Salvador Manríquez, una numerosa delegación entre la que iban los compañeros Hugo Grove, Martínez, Castro, Céspedes y otros”[104].

La campaña electoral desplegada por la seccional porteña en el marco de las elecciones municipales, en la cual resultó electo regidor el dirigente Lautaro Ponce, permitió ampliar significativamente la presencia de dicha colectividad en cerros y barrios de Valparaíso, así como la vinculación con una diversidad de actores sociales presentes en la ciudad.  Del mismo modo, la disputa electoral, abrió el camino para la entrega de propaganda y prensa socialista en distintas localidades del interior de la provincia de Aconcagua donde la estructura partidaria era insipiente, como Calera, Quillota y Quilpué[105]. En función de lo dicho, estimamos que los resultados electorales sobrepasaron los marcos de la propia elección municipal (elección de un regidor). En este sentido, la seccional no solo logró ratificar su posición de hegemonía y referencia en la provincia respecto de otras estructuras partidarias, sino también, consolidarse internamente en la ciudad puerto con la presencia activa de su militancia en diversos y numerosos espacios sociales y laborales, así como en cerros y barrios.

El socialismo porteño y el mundo de los trabajadores manuales e intelectuales.

Inmediatamente finalizada la elección municipal, la seccional de Valparaíso convocó a una concentración de jefes de núcleos en la sede central de la seccional. El objetivo, tratar “los resultados y las experiencias de las elecciones municipales y la organización sindical”[106]. Se retomaba desde la dirección partidaria en Valparaíso, una de las problemáticas y apuestas políticas principales para ese periodo, la presencia y conducción de las luchas de los trabajadores.

Si bien en las páginas de El Socialista es posible identificar una permanente y notaria preocupación por los temas sindicales, particularmente denuncias y actividad huelguística, es a partir de las conmemoraciones del 1 de mayo de 1935 donde podemos ubicar una mayor centralidad partidaria en función de la articulación de las distintas fuerzas sindicales en Valparaíso y la provincia de Aconcagua.

En cuanto a la relación del socialismo porteño con las expresiones sindicales de la ciudad y sus alrededores, ésta es posible de rastrear incluso antes de la fundación de dicho partido en abril de 1933. Por ejemplo, en el marco de la República Socialista de 1932, algunas de las vertientes orgánicas que dieron vida al PSCh, como la NAP y el PSM, aprovechando los lazos e inserción política que tenían con distintas expresiones estudiantiles, sociales y sindicales de la zona entre obreros y empleados, como los ferroviarios y fletadores marítimos entre otros, articularon una serie de instancias gremiales, políticas y sociales en apoyo a la naciente República Socialista[107]. A pesar del fracaso de dicha experiencia, las redes construidas permitieron proyectar algunos esfuerzos políticos comunes. Lo anterior, se tradujo, por ejemplo, en la promoción de candidaturas vinculadas al mundo de los trabajadores por parte de la NAP en las elecciones parlamentarias de octubre de 1932, en las cuales resultó electo el obrero panificador Hipólito Verdugo, quien fuera posteriormente fundador del PSCh y dirigente de la seccional porteña. Esto último, facilitó aún más las vinculaciones entre las organizaciones de trabajadores y los parlamentarios electos en la circunscripción de Aconcagua (a la cual pertenecía Valparaíso), por ejemplo, el diputado Humberto Casali y el Senador Hugo Grove. Éstos, como vimos, mantuvieron una activa solidaridad con demandas y luchas de trabajadores y se convirtieron en un importante hilo comunicador entre estas expresiones y el posterior Partido Socialista.

La presencia socialista en las organizaciones de trabajadores se intensificó a partir de 1935 como resultado de las resoluciones del II congreso realizado en Valparaíso a fines de 1934. Las capacidades partidarias y la experiencia política y militante acumulada durante el primer año de vida permitieron solidificar la estructura y los esfuerzos destinados a la lucha de los trabajadores. Estos aspectos son posible de observar en las actividades relacionadas con la conmemoración del día de los trabajadores, donde “en todas las seccionales de la provincia se efectuaron concentraciones del día 1 de mayo”[108].

En el caso de Valparaíso, señalan, se celebró una gran concentración en el mismo recinto donde se realizó su II congreso, el famoso “Coliseo Popular”. Según detalla Consigna, “un comité en el que se encontraban representadas más de 40 instituciones obreras tuvo a su cargo la confección del programa y la dirección de la organización de la concentración”[109]. A la actividad, precisa el medio socialista, asistieron más de tres mil personas quienes escucharon entusiastamente los discursos de los oradores. La palabra inicial del acto estuvo a cargo del “presidente de la Unión Sindical de Aconcagua”, quien dio cuenta de las principales problemáticas y demandas de los trabajadores. Respecto a la presencia de los dirigentes socialistas Marmaduke Grove y Ricardo Latcham, informa Consigna, éstos fueron “largamente ovacionados por el público instándolos a hacer uso de la palabra”[110]. En el caso de Grove, habría realizado “una brillante improvisación”, resaltando “la necesidad impostergable de un frente sindical único para en definitiva liberar a las masas trabajadoras de la ignominiosa explotación de que es víctima de parte del capitalismo”[111].  En la misma línea, Latcham profundizó en el significado del primero de mayo y en “la necesidad de la unidad proletaria”[112]. Latcham

Otro importante aspecto a considerar en el análisis de la concentración es el despliegue público que ofrecieron las Brigadas de Defensa del Partido. Según detalla Consigna, “una grata sorpresa recibieron los asistentes al Coliseo el día 1 de mayo al contemplar la correcta presentación y disciplinadas labores desarrolladas por las brigadas de defensa del Partido”[113].  Éstas, según detallan, estaban compuestas por “setenta militantes” y tenían por responsabilidad el resguardo del acto, impidiendo “que grupos pagados por la burguesía para hacer fracasar la Concentración, pudieran poner en práctica sus condenables propósitos”.  Al respecto, concluyen, su trabajo fue exitoso ya que “durante todo el tiempo que duró la reunión no hubo un grito disonante ni un pequeño incidente que pudiera restarle brillo a la magnífica concentración de trabajadores”[114].

En cuanto al carácter de las brigadas, precisa Consigna, estaban imbuidas por un “espíritu revolucionario, el concepto de disciplina y la responsabilidad del puesto de sacrificio” asumida por “la juventud y los hombres maduros del Partido”[115]. A juicio de los socialistas, esta nueva expresión orgánica era una experiencia indiscutible de avance clasista en el partido, ya que demostraba la seriedad y el compromiso con el que asumieron la defensa del partido y la actividad del 1 de mayo. Por último, señalan que el éxito logrado por aquella irrupción publica, llevó, a que “el camarada Grove, jefe supremo de las Brigadas del Partido”, pasara revista “al primer regimiento de Valparaíso”, teniendo “para todos ellos palabras llenas de estímulo y de fe en el porvenir de la clase explotada”[116].

Al respecto, la disposición y despliegue público de esta estructura militante porteña, no solo supone una demostración de fuerza hacía otras organizaciones o expresiones políticas, como nazistas o comunistas con los cuales disputaban, entre otros aspectos, el movimiento sindical y el espacio público, sino también una muestra hacía el interior del partido. Estas brigadas, requerían disponibilidad, capacidad, compromiso y disciplina militante, cualidades que no todas las seccionales de la provincia de Aconcagua habían alcanzado.

Por otro lado, la conmemoración realizada en torno al 1 de mayo por parte de la seccional porteña nos permite identificar una serie de procesos que configurarán las prácticas militantes y las principales dinámicas partidarias del socialismo chileno. Por un lado, el creciente interés y centralidad que va adquiriendo el discurso clasista y la inserción y conducción de las luchas de los trabajadores. Lo anterior, queda graficado no solo en los esfuerzos por organizar en conjunto con sindicatos o gremios dichas actividades, sino que en las concepciones y apuestas que se desprenden de los discursos de Grove y Latcham, por ejemplo. En ellos, resalta la búsqueda por “la unidad proletaria” y la urgencia de un “frente sindical único” que aglutine al conjunto de los trabajadores chilenos. Como lo han demostrado algunas investigaciones, estas dos apuestas se convirtieron en parte fundamental de la estrategia sindical socialista para la década del treinta y cuarenta. Los resultados quedarán a la vista con la creación de Confederación de Trabajadores de Chile (CTCH) en diciembre de 1936, en donde, además, el sindicalista elegido para dirigir este nuevo referente sindical pertenecía a las filas socialistas (Juan Díaz Martínez,1936-1939)[117].

En relación con las capacidades y cualidades alcanzadas por la seccional porteña es importante considerar que ésta enfrentó, a semanas de la concentración del 1 de mayo, dos complejas situaciones que significaron una gran atención partidaria. La primera, la crisis en la seccional que implicó la intervención directa de las máximas autoridades del partido y la designación de un dirigente porteño para reestructurar la orgánica en algunos barrios producto de la sanción y expulsión de militantes, incluidos jefes de núcleos. La segunda, enfrentar las elecciones municipales, que como vimos, involucró a gran parte de la militancia a través de una intensa campaña de agitación y propaganda en función de sus candidatos. Bajo este contexto orgánico se organizó la concentración del 1 de mayo, lo cual da cuenta, por un lado, del intenso activismo al cual estaba sometida la militancia, por otro, de las capacidades alcanzadas para enfrentar en forma paralela distintos desafíos políticos.

En otro sentido, destacamos la muestra de fuerza ofrecida por la seccional a través de las Brigadas de Defensa del Partido durante la conmemoración del día de los trabajadores. En la misma línea, debemos resaltar la articulación política lograda entre la seccional porteña y las organizaciones de trabajadores en el marco de la organización del 1 de mayo. Por último, considerar la estrecha imbricación con algunos liderazgos nacionales del socialismo, lo cual es una muestra de los pesos, significados y alcances logrados por la seccional. Esto, como vimos, se tradujo en la asistencia de Marmaduke Grove y Ricardo Latcham al acto central, así como en la intervención de estos dando a conocer la política oficial de los socialistas en al ámbito de las luchas de los trabajadores.

Igualmente, la dinámica de articulación política señalada, la podemos ejemplificar en la participación que tuvieron los dirigentes nacionales y de la seccional porteña en la manifestación del 1 de mayo en Viña del Mar. Estos, una vez finalizada la concentración en Valparaíso partieron inmediatamente a dicha ciudad para ser parte del acto organizado por la seccional viñamarina en conjunto con organizaciones sindicales[118]. Según relata Consigna, mientras se presentaban algunos oradores, “una agradable sorpresa recibió el público, cuando improvisadamente se anunció la llegada del camarada Marmaduke Grove, acompañado de una delegación compuesta por el camarada Ricardo Latcham, el camarada Hugo Grove, Lautaro Ponce y el secretario provincial de Aconcagua camarada Allende”[119]. Esto último, es una muestra más de la importancia alcanzada por la seccional porteña y el significado que tenía para otras estructuras partidarias de los alrededores.

En cuanto al desarrollo de la estrategia sindical, es posible observar una rápida traducción de esta por parte de la militancia porteña. Por un lado, agrupando a los sindicatos a nivel local, por otro, dando forma a encuentros provinciales donde se proponía y discutía la necesidad de la unidad sindical y la formación de una gran central de trabajadores. Estas orientaciones, más el desarrollo de la conflictividad laboral y política marcaran el ritmo de los esfuerzos partidarios y el quehacer de la militancia hasta concretizar dicho objetivo.

En este marco inscribimos, por ejemplo, la realización de un congreso sindical en Valparaíso con la finalidad de discutir la unidad de este sector. Al respecto, señala Consigna, “durante dos días, centenares de representantes obreros congregados en Valparaíso por el llamado de la Confederación Nacional de Sindicatos, discutieron el problema de la unidad sindical, sin llegar propiamente a una resolución del todo satisfactoria, pero abriendo una perspectiva mejor al camino de la unidad”[120]. Respecto al desarrollo del evento, aunque no se logró la ansiada unidad, se sentaron las bases de dicho proceso y quedaban pendientes aun por resolver algunas problemáticas relativas al carácter de la nueva central de trabajadores, informaba el semanario. Finalmente, sentenciaba Consigna, la militancia socialista seguirá “propiciando la Unidad Sindical, hasta que se obtenga plenamente. Nadie la apartará de este camino que el Partido Socialista se ha trazado”[121].

En este sentido, las orientaciones establecidas respecto a la búsqueda de la unidad sindical y la formación de una nueva central de trabajadores acompañaron las tareas partidarias de consolidación y crecimiento en Valparaíso. Esto implicó, que, a las tradicionales actividades militantes desarrolladas en cerros y barrios, y en los que se generaba mayormente el crecimiento partidario, se diera paso a una intensa labor sindical por parte de la seccional. Lo anterior, significó que tanto núcleos como dirigentes redoblaran esfuerzos en función de dichos objetivos y desarrollaran una mayor vinculación con las organizaciones de trabajadores de la ciudad[122]. Así encontramos, por ejemplo, algunas referencias realizadas por el semanario consigna en relación a las actividades de la seccional porteña en torno a la problemática sindical. Al respecto, mencionan que, durante el mes de agosto, militantes socialistas de Valparaíso acompañaron las diversas manifestaciones desarrolladas “por la Confederación Sindical de Aconcagua y numerosos sindicatos, con el objeto de tratar numerosos problemas de interés local en relación con los problemas de los trabajadores en general”[123]. Profundizando en el compromiso de los socialistas con esa apuesta, establecen que, “como siempre los distintos barrios del Partido destacaron numerosos militantes, dando muestras de organización y disciplina”. En la misma dirección, precisan, en una actividad sindical realizada en la ciudad, intervinieron “los camaradas Amaro Castro e Hipólito Verdugo, quienes hicieron resaltar la labor del Partido en relación con las necesidades de los trabajadores y el firme propósito de las directivas de dejar un Frente Único Sindical”[124].

Como podemos observar, la agenda partidaria y la actividad militante estaban cruzadas por la tarea sindical. Dicha dinámica la podemos proyectar durante todo 1936, hasta la concreción de la denominada unidad sindical[125].

Respecto a los procesos partidarios, estos quedaron enmarcados por el crecimiento y consolidación orgánica y la conflictividad política interna y externa. En cuanto al vertiginoso aumento de la militancia, éste fue enfrentado principalmente a través de la unificación de los procesos formativos, la solidificación de las estructuras existentes y la emergencia de nuevos núcleos y comités en distintos barrios y cerros de Valparaíso[126]. Dicho proceso, implicó igualmente la creación de nuevos organismos, como las Brigadas Sindicales y el fortalecimiento de las Brigadas de Defensa y del “socorro socialista”, el cual tenía por objetivo apoyar legal y monetariamente a los presos políticos del PSCh[127].  Del mismo modo, obligo a los dirigentes de la seccional, visitar “la mayoría de los barrios para controlar el funcionamiento de núcleos” con la finalidad de definir “los sectores que comprenden cada barrio”, así como evaluar, por parte de “la comisión de organización” la creación de “un reglamento interno de la Seccional Valparaíso”[128].

Por otro lado, la vida partidaria se vio sometida a una dinámica de permanente conflictividad. Desde el punto de vista externo, a través de los enfrentamientos con grupos nazistas presentes en la ciudad, además de la represión de la cual eran objeto algunos militantes socialistas por parte de las fuerzas policiales. Estos conflictos llevaron a la intensificación de la actividad militante a través de la denuncia pública y el desarrollo de manifestaciones de repudio, así como el fortalecimiento de las fuerzas militantes destinadas a las brigadas de defensa partidaria. Particular protagonismo adquirieron en este proceso los jóvenes militantes aglutinados en la Federación Juvenil Socialista, ante las recurrentes disputas y enfrentamientos con fuerzas nazistas en las calles[129].

Con respecto a lo anterior, la conjunción de concepciones políticas, apuestas y prácticas militantes por parte del socialismo porteño quedará reflejada en una de las tantas manifestaciones organizadas por dicha seccional. Es el caso, de una concentración convocada para el domingo 29 de diciembre de 1935 con la finalidad de reunir a “todo el pueblo de Valparaíso, los obreros, los empleados, los profesionales, la clase media”, en rechazo a la “entronizamiento del clericalismo en la educación pública” y en protesta por "los negociados escandalosos que hacen en el país las compañías extranjeras -como la Compañía Chilena de Electricidad- contra la actitud reaccionaria del Gobierno al destruir los sindicatos obreros, y contra la entrega de armas del Ejército a las Milicias Republicanas”[130]. Como de costumbre, señala consigna, a la manifestación asistirá “Marmaduke Grove acompañado de la delegación socialista, de las directivas y de las autoridades del Partido en Valparaíso, los que pasarán a ocupar sus sitios en el proscenio”[131].

En cuanto al carácter y el contenido de este tipo de concentraciones, aclara Consiga, eran ampliamente compartidas “por el Partido Socialista y sus aliados, tanto en el Congreso Nacional como en concentraciones públicas de la capital”[132]. Esta última situación, da cuenta a nuestro parecer de una concepción y una práctica militante ya consolidada para fines de 1935 en la seccional porteña. La de articulación entre el trabajo parlamentario desarrollado por sus dirigentes y un activismo político social desplegado por la militancia a nivel local a través de la ocupación del espacio público, la demostración de organización y fuerza, así como la legitimación de sus principales cuadros dirigentes ante un amplio espectro político de activistas.

Por otro lado, este tipo de manifestaciones con participación de importantes dirigentes nacionales y locales no solo permite dinamizar la vida militante y fortalecer los aspectos identitarios de ésta, sino también, exhibir una lograda unidad política partidaria. En relación a este punto, clarifica Consigna, “la concentración pública de mañana será también una manifestación de la absoluta unidad que existe entre los socialistas del primer puerto del país”. Por su parte, profundizan, la dirigencia partidaria también podrá verificar en la práctica el accionar y la inserción de la seccional, ya que contaría “con el apoyo material y moral de todos los sectores populares de Valparaíso”[133].  De la misma manera, precisan, podrán corroborar como el socialismo porteño, “encarnado en las masas obreras, en los sectores más importantes de la clase media del país es una realidad cada día más vigorosa y cada vez más organizada y disciplinada”[134]. No obstante, lo afirmado por Consigna en relación a la unidad política y la fortaleza partidaria de los socialistas porteños, es posible señalar que dichas afirmaciones se plantean justamente en un contexto de inestabilidad dentro de la seccional, por ello la necesidad de remarcar públicamente la cohesión política de ésta. Esta situación, la podemos graficar en las propias páginas de Consigna, en donde se señala que, días antes de la manifestación había concluido la visita de Oscar Schnake a la seccional de Valparaíso. Lo objetivo de ella, era que la máxima autoridad partidaria resolviera algunas “incidencias” y trabajara justamente en los problemas de organización y conducción partidaria[135].  

Considerando lo anterior, estimamos que, durante la trayectoria inicial de la seccional Valparaíso, ésta no solo experimentó conflictos internos que llamaron la atención de las autoridades porteñas, sino también, de los organismos centrales partidarios. Lo anterior, da muestra de dos grandes aspectos en el desarrollo de la seccional. Por un lado, la dimensión e intensidad alcanzada por los conflictos, que, por su gravedad, implicaron incluso la intromisión de la dirigencia nacional en ellos. Por otro, el papel jugado por las máximas autoridades partidarias en el proceso de consolidación de dicha seccional, quienes, como vimos, debido a la estrecha vinculación política que tenían con la dirigencia de Valparaíso, supervisaron e intervinieron la estructura en función de una solución favorable a ella, reforzando con ello, su legitimidad y peso sobre la militancia.

En paralelo a los conflictos señalados y frente al surgimiento de nuevas seccionales alrededor de la ciudad de Valparaíso, la dirigencia porteña también debió asumir un gran papel en la configuración de la provincial socialista de Aconcagua. Para ello, se celebró en Quillota, entre los días 29 de noviembre y el 1 de diciembre de 1935 el primer congreso provincial y al cual acudieron “las seccionales de Calera, Quillota, Villa Alemana, Quilpué, Viña del Mar, Placilla, Valparaíso, San Felipe y Los Andes”. El evento, comenzó con la lectura y aprobación de la cuenta política de la provincial Aconcagua, a cargo de su secretario, Salvador Allende[136]. Entre las problemáticas de discusión establecidas para la jornada, precisa Consigna, estaban los monopolios locales, la política sindical y la reforma a los Estatutos partidarios. En cuanto a resoluciones, con el objetivo de fortalecer la unidad política y el trabajo partidario, acordaron “realizar trimestralmente concentraciones de delegados de Seccionales en diferentes puntos de la provincia, a fin de intensificar la penetración y propaganda en el campesinado”[137]. Finalmente, señala Consigna, los delegados al congreso provincial procedieron a elegir los cargos de “secretario provincial ejecutivo y sindical”, los cuales recayeron “en los camaradas Allende y Castro”[138].

Como podemos observar, en la dirección del proceso de configuración de la provincial Aconcagua se ubicaron dos importantes dirigentes de la seccional porteña[139]. En la misma línea, las definiciones en torno a la consolidación partidaria y el desarrollo de la política sindical como tareas principales de la provincial socialista, reforzó aún más la imbricaron de estos dos aspectos como parte central del proceso de construcción partidaria durante los primeros años de vida del socialismo porteño.

Por otro lado, la necesidad de profundizar sobre estos aspectos obligó a una permanente precisión por parte de la seccional y en más de algún caso tensionó la dinámica militante en Valparaíso. En este sentido, la visita realizada por Oscar Schnake a la seccional a fines de 1935, es una muestra clara de la centralidad y materialidad que tenían las problemáticas señaladas durante el congreso provincial.  Según indica Consigna, desde el jueves 19 al martes 24 de diciembre “permaneció en Valparaíso nuestro Secretario General Ejecutivo Oscar Schnake Vergara. Durante estos días celebró reuniones con el Secretariado Provincial, el Secretariado local, los jefes de barrio y concentración de Jefes de núcleos”. En contexto, logró interiorizarse “personalmente del estado de nuestra organización en el puerto y del sentir de las bases del Partido con respecto al momento actual y especialmente con respecto al rodaje interno de la Seccional Valparaíso”[140]. En relación al desarrollo de la línea política partidaria, la preocupación principal de Schnake fue la lucha sindical. Y justamente en función de profundizar en estas temáticas, aclara Consigna, llevó adelante reuniones con funcionarios y los “jefes de Brigadas Sindicales” con el objetivo de tratar “el programa de acción sindical general y local que sigue nuestro Partido”[141].

Por último, los avances logrados en materia sindical significaron un acelerado crecimiento hacia este sector, así como la incorporación a las filas socialistas de distintos cuadros sindicales con experiencia política previa. Tal es el caso de algunos dirigentes provenientes del antiguo Partido Obrero Socialista y que posteriormente rompieron con el Partido Comunista de Chile, manteniendo muchos de ellos una activa vida sindical[142]. En la misma línea, desde fines de 1935 y con mayor fuerza desde 1936 en adelante, se incorporaron militantes de tradición anarquista y de la izquierda comunista, partido nacido de la ruptura con el PCCh y de orientación trotskista[143]. Lo anterior implicó un claro fortalecimiento del discurso clasista y de la estructura sindical, de igual modo, una intensificación de las tensiones políticas internas respecto de las definiciones tácticas, así como del papel de la clase trabajadora y el PSCh en el proceso revolucionario. Estas diferencias se tradujeron en importantes disputas internas y en las primeras rupturas de consideración, en la que salieron del partido, incluso, algunos de los máximos referentes de la seccional porteña[144].

Conclusión.

La articulación y consolidación de la seccional Valparaíso del Partido Socialista de Chile resulta fundamental para entender el rápido crecimiento electoral de dicho partido, tanto a nivel local como nacional. Del mismo modo, nos permite explicar el vertiginoso desarrollo partidario en la provincia de Aconcagua, así como la temprana institucionalización experimentada por el socialismo chileno durante sus primeros años de vida. En relación a este último proceso, no solo nos remitimos a la participación del partido en distintos procesos electorales, sino, además, al desarrollo de concepciones y prácticas militantes existentes incluso antes de la fundación del propio partido en abril de 1933, en las cuales asignan al Estado y sus diversas instituciones, en particular al parlamento, un rol protagónico en el proceso de cambios estructurales imaginado por los socialistas. No obstante, como vimos, dichas prácticas y concepciones heredadas y desarrolladas posteriormente por nuevos militantes socialistas, conflictuaron en más de una oportunidad con discursos críticos respecto a absolutización de la participación electoral y la centralidad política asignada al parlamento dentro del quehacer partidario. Estos tensionamientos internos serán constitutivos de las practicas militantes socialistas y configurarán igualmente las concepciones sobre la vida partidaria, particularmente en relación al desarrollo de dinámicas de convergencia y divergencia al cual se vio sometida la militancia durante la primera década de vida.  En el caso de Valparaíso, como pudimos observar, también se presentaron dichos conflictos durante el periodo en estudio, requiriendo incluso, la intervención de las máximas autoridades partidarias.

Con relación al protagonismo alcanzado por la seccional porteña en la provincia de Aconcagua, este no solo obedece a la agencia de las redes de liderazgos locales y la elección o inserción de alguno de estos en cargos de representación política, como regidores, diputados o senadores. A lo anterior, debemos agregar el entramado político, orgánico y social construido previamente en Valparaíso y sus alrededores por parte de diversos actores que se identificaban con el ideario socialista. Estas redes, no solo se profundizaron durante la experiencia de la República Socialista, sino también en la defensa política de dicho proceso y en sus proyecciones políticas.  

En la misma línea, debemos sumar las distintas fuerzas y experiencias militantes que se articularon y multiplicaron en el marco del proceso de convergencia de las distintas organizaciones que dieron vida al PSCh en abril de 1933. La conjunción de factores mencionados más arriba es fundamental para explicar el rápido posicionamiento partidario en Valparaíso y sus alrededores, así como la diversidad de actores y espacios a los cuales pudieron llegar y crecer, como fue el caso de cerros y barrios de la ciudad puerto, donde habitaban obreros, trabajadores independientes y sectores medios en general.

En el caso de la clase trabajadora, esta se convirtió rápidamente en unos de los actores protagónicos de la disputa social y política por parte de los socialistas porteños, ya sea en el campo electoral, por la conquista de sus votos en contra de los denominados partidos tradicionales de carácter oligárquico, como en el propio espacio político y sindical, en este caso, en abierta confrontación con comunistas criollos por la hegemonía al interior de la izquierda y dentro de las organizaciones de trabajadores.  Este último aspecto, se convirtió igualmente en unas de las principales líneas políticas de trabajo durante el periodo.

En este sentido, tanto las resoluciones congresales como el protagonismo que iban alcanzando en la interna partidaria algunos dirigentes sindicales, permiten explicar el desarrollo de iniciativas por parte de los socialistas porteños tendientes a la unificación de organizaciones de trabajadores y a la creación de una sola central sindical. En este marco, tanto las apuestas partidarias referidas al mundo de los trabajadores, como la singularidad del propio espacio laboral y sindical, ayudaron a configurar una concepción y una práctica militante durante este periodo, caracterizada no solo por el desarrollo de la conflictividad con empresarios o el Estado, sino también al interior del mundo sindical con otras expresiones políticas de izquierda con presencia en dicho sector.

En paralelo se fue desarrollando un proceso de conformación partidaria el cual apuntó inicialmente a la formalización y articulación de núcleos bajo la seccional Valparaíso. No obstante, el rápido crecimiento partidario obligó a la creación de nuevas estructuras, como comités de barrios, comisión de organización, finanzas, estudios políticos, la brigada sindical, de propaganda y de defensa, así como el desarrollo de procesos formativos de la militancia tendientes a la homogeneización política y a la construcción identitaria de esta. En este sentido, la conjunción de estos dos procesos formativos, uno desplegado en el espacio interno, marcado por las dinámicas y requerimientos de la actividad militante partidaria, el otro, externo al partido, como resultado de la inserción y de las apuestas en el mundo sindical, es fundamental para comprender los escenarios y las concepciones que se articularon en el proceso formativo de la militancia socialista, así como en la configuración identitaria y sus prácticas cotidianas.  

Como vemos, el proceso de crecimiento y construcción partidario en Valparaíso no estuvo ajeno a problemas políticos. Es más, en menos de un año experimentó expulsiones de militantes, la intervención sobre barrios y la supervisión permanente por parte de las autoridades más importantes del socialismo chileno.  El proceso descrito, es una muestra de la permanente dinámica de convergencia y divergencia que experimentó la militancia socialista durante sus primeros años de vida. Ésta, incluso, con crisis interna de por medio, no implicó necesariamente la pérdida del protagonismo político y social en la ciudad, ni menos frenar el proceso de crecimiento partidario en el conjunto de la Provincia de Aconcagua. E relación a esto último, sostenemos que la conflictividad partidaria vivida por la militancia socialista durante el periodo en estudio se expresó como una dinámica política de divergencia y convergencia política más que una situación de crisis o tensionamiento interno desestructurante de la vida partidaria. En este sentido, se convirtió en una dinámica configuradora de las concepciones y las prácticas militantes.

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[1] Paul Drake, Socialismo y populismo. Chile, 1936-1973 (Valparaíso: Ediciones Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 1992); Joaquín Fernández, “El proceso formativo del Partido Socialista de Chile: Estudio sobre el origen de algunas de sus definiciones fundamentales,”. Estudios Públicos Online First (diciembre 2023): 1-39; Pablo Garrido, Clasistas, antiimperialistas y revolucionarios. Trayectoria política e intelectual del socialismo chileno contemporáneo, 1932-1973 (Santiago: Ariadna, 2021); Nicolás Acevedo, “¿Un racismo en la izquierda? El Partido Socialista, las organizaciones Mapuche y la colonización agrícola (1932-1941),” Divergencia (julio-diciembre 2019, N° 13): 115-134; Alan Angell, Partidos Políticos y Movimiento Obrero en Chile (Ciudad de México: Editorial ERA, 1974); Leopoldo Benavides, “La formación de la izquierda chilena. Relaciones entre el Partido Comunista y el Partido Socialista,” FLACSO (1988): 1-47; Jorge Faúndez, Izquierdas y democracia en Chile, 1932-1973 (Santiago: Bat Ediciones, 1992); Raimundo Meneghello, “Eugenio Matte Hurtado (1896 – 1934). Un Caudillo Socialista” (Tesis para optar al grado de Licenciado presentada a la Escuela de Historia, Universidad Finis Terrae); Sebastián Hernández, La persistencia en el exilio. Redes político-intelectuales de los apristas en Chile, 1922-1945 (Santiago: CIDBA, 2021); Benny Pollack y Hernán Rosenkranz, Revolutionary Socialdemocracy: The Chilean Socialist Party (Londres: Pinter, 1986); Benny Pollack y Hernán Rosenkranz, “Una ideología latinoamericanista: Apuntes sobre el Partido Socialista Chileno,” Revista Nueva Sociedad (julio-agosto 1978, n°37): 95-108; Jack Ray Thomas, “The Evolution of a Chilean Socialist: Marmaduke Grove,” The Hispanic American Historical Review ( February 1967, vol.47): 22-37; Verónica Valdivia, “Las milicias Socialistas, 1934-1941,” Mapocho. Revista de Humanidades y Ciencias Sociales (primer semestre, N°33): 157-180; Nicolás Acevedo, ““Ni hombres sin tierra, ni tierra sin hombres”. Socialistas, politización campesina y propiedad de la tierra. (Chile, 1932-1938)” (Tesis para optar al título de Doctor en Historia, Universidad de Santiago de Chile, 2021).

[2] René Rémond. Una historia presente. En Alicia Salmerón y Cecilia Noriega Elío, eds: Pensar la modernidad política. Propuestas desde la nueva historia política. Instituto Mora, México, 2016, pp. 51-69; Juan Andrade, El PCE y el PSOE en (la) transición. La evolución ideológica de la izquierda durante el proceso de cambio político (Madrid: Siglo XXI, 2015); José Ponce y Aníbal Pérez, “La revitalización de la historiografía política chilena,” POLIS (diciembre 2013, N°36): 453-476; Cristina Moyano, “La historia política en el bicentenario: entre la historia del presente y la historia conceptual. Reflexiones sobre la nueva historia política,” Revista de Historia Social y de las Mentalidades (septiembre 2011a, vol.15): 227-245.

[3] Pedro Cadarso, Fundamentos teóricos del conflicto social (Madrid: Siglo XXI, 2001); Eduardo Grüner, Las formas de la espada. Miseria de la teoría política de la violencia (Buenos Aires: Colihue, 1997); Robert Litke, Robert, “Violencia y Poder,” Revista Internacional de Ciencias Sociales. Pensar La violencia. Barcelona. (junio 1992): 161-172; Charles Tilly, Sidney Tarrow y Doug Mcadam, Dinámica de la contienda política (Barcelona: Hacer editorial, 2005).

[4] Claudio Pérez e Ignacio Méndez, “Trayectorias militantes e idearios políticos socialistas en Valparaíso: De la República Socialista a la formación partidaria, 1931-1933”. Revista Divergencia, 23, aceptado para publicación, diciembre 2024.

[5] Fabio Moraga, “Vanguardias políticas en el sur del mundo: la evolución del Partido Socialista Marxista y el Partido Socialista de Magallanes, 1931-1935,” Pacarina del Sur (abril 2014); Claudio Pérez e Ignacio Méndez, “Trayectorias militantes e idearios políticos socialistas en Valparaíso…”.

[6] Joaquín Fernández, “El proceso formativo del Partido Socialista de Chile…”; Pablo Garrido, Clasistas, antiimperialistas y revolucionarios...”.

[7] Por ejemplo, Lautaro Ponce ocupó el cargo de Intendente de la Provincia de Aconcagua durante la República Socialista. Ministerio del Interior. Decretos, Vol. 8022, N°1731, 04 de junio de 1932. Ver, además: La Estrella, “Eliminar la cesantía y acabar con la situación de hambre es la principal preocupación de la intendencia en los actuales momentos. El intendente concede su primera entrevista a La Estrella”, 6 de junio de 1932, 4. Posteriormente, resultará electo regidor de Valparaíso por el PSCh en los comicios municipales de 1935.

[8] Manuel Dinamarca, La República Socialista chilena, orígenes legítimos del Partido Socialista (Santiago: Ediciones Documentas, 1987); Luis Cruz, La República Socialista del 4 de junio de 1932 (Santiago: Ediciones Biblioteca Clodomiro Almeyda, 2012); Patricio Mason, El movimiento Obrero chileno y la República Socialista de 1932. Breve síntesis histórica (Santiago: Editorial cambio, 1986).

[9] Pablo Garrido, Clasistas, antiimperialistas y revolucionarios...”, Julio Cesar Jobet, El socialismo chileno a través de sus congresos (Santiago: Prensa Latinoamericana, 1965); Joaquín Fernández, “El proceso formativo del Partido Socialista de Chile…”; Luis Cruz, “Historia social de Chile. Los partidos populares (1931-1941)” (Memoria para optar el Título de Profesor de Estado en la especialidad de Historia y Geografía económicas, Universidad Técnica del Estado, 1969).

[10] Julio cesar Jobet, El Partido Socialista de Chile. I Tomo (Santiago: Prensa Latinoamericana, 1971); Paul Drake, “Socialismo y populismo...”; Belarmino Elgueta, El socialismo en Chile durante el siglo XX. Experiencias de ayer para la construcción del futuro (México D.F.: UNAM - PyV Editores, 2007); Claudio Pérez e Ignacio Méndez, “Trayectorias militantes e idearios políticos socialistas en Valparaíso…”.

[11]El Mercurio de Valparaíso, “Partido Socialista sección Valparaíso”, 2 de septiembre de 1933, 9. Ver además en el mismo periódico: “Partido Socialista”, 16 de septiembre de 1933, 9; “Partido Socialista seccional de Valparaiso”,22 de septiembre de 1933, 6; “Partido Socialista seccional Valparaíso”, 11 noviembre de 1933, 6; “Partido Socialista”, 30 noviembre de 1933, 46; “Partido socialista”, 1 de diciembre de 1933,2 y  “Partido Socialista  seccional Valparaíso”, 7 diciembre de 1933, 8.

[12] En el marco de las elecciones presidenciales y parlamentarios de octubre de 1932, fueron electos, como senador el médico Hugo Grove y como diputados Hipólito Verdugo y Humberto Casali. Estos serán parte del proceso fundacional del PSCh en abril de 1933 y jugarán papeles protagónicos en la futura seccional socialista de Valparaíso. El Mercurio de Valparaíso, “Partido Socialista sección Valparaíso”, 2 de septiembre de 1933, 9.

[13] Punto Final, N°126, “Entrevista Allende-Debray”, 16 de marzo de 1971, 29.

[14] El Mercurio de Valparaíso, “Partido Socialista sección Valparaíso”, 2 de septiembre de 1933, 9. Ver además en el mismo periódico: “Partido Socialista”, 16 de septiembre de 1933, 9; “Partido Socialista seccional de Valparaíso”,22 de septiembre de 1933, 6; “Partido Socialista seccional Valparaíso”, 11 noviembre de 1933, 6; “Partido Socialista”, 30 noviembre de 1933, 46; “Partido socialista”, 1 de diciembre de 1933,2 y  “Partido Socialista  seccional  Valparaíso”, 7 diciembre de 1933, 8.

[15] Ibid.

[16] El Mercurio, “Ayer se efectuaron los funerales del senador don Eugenio Matte H.”, 13 de enero de 1934, 6.

[17] El Mercurio, “Se inauguró ayer el II congreso general del Partido Socialista”, 24 de diciembre de 1934,7; La Nación, “El II Congreso del Partido Socialista”,24 de diciembre de 1933,12.

[18] Francisco Sáez, “Marxistas, trotskistas y anarquistas. Las vertientes políticas en la conformación de la cultura política del socialismo chileno (1931-1939)” (tesis para optar al grado de Magíster en Historia, Universidad de Santiago de Chile, 2023); Nicolás Acevedo, ““Ni hombres sin tierra, ni tierra sin hombres…”; David Herrera, “Los anarquistas en la fundación del partido socialista de Chile: 1933-1941” (Tesis para optar al grado de Profesor de Estado en Historia, USACH, 2010).

[19] La Nación, “Concentración socialista habrá hoy en Valparaíso”, 1 de mayo de 1934,11; “Los obreros porteños celebraron el "Día del Trabajo" dentro del mayor orden”, 2 de mayo de 1934, 6.

[20] Consigna, N°8, “Panificadores de Aconcagua”, 7 de Julio de 1934,7.

[21] Consigna, N° n.d. “Hoy se inaugura la Convención de los Sindicatos de Aconcagua” 25 de agosto de 1934,4; N° 23, “Mitin de panaderos”, 18 de mayo de 1935,4; N°26. “Nueva perspectiva sindical abre el Congreso de Valparaíso”, Consigna, 8 de junio de 1935,1-4; N°50, “Confederación Sindical de Aconcagua. Frente a la huelga de panificadores de Antofagasta”, Consigna, 30 de noviembre de 1935,4.

[22] Núcleo, N°3, “Titulo III”, 1 de agosto de 1934, 4-5.

[23] Núcleo, N°4, “Organización”, 1 de septiembre de 1934, 1-2.

[24] Núcleo, N°3, “Actas de constitución de Núcleo” “Partido Socialista solicitud de admisión” y “Reglamento de Disciplina”,  1 de agosto de 1934, 10-11-12-13-14-15-21.

[25] Núcleo, N°5, “Reglamento de la Juventud Socialista”, 1 de octubre de 1934, 19-20-21.

[26] Consigna, N°8, “De Viña de Mar”, 7 de julio de 1934, 8.

[27] Ibid.

[28] Consigna, N° 5, “En las provincias”,16 de junio de 1934, 8. Se informa de reuniones programadas todos los martes a las 19: 30 horas en el local de Viña del Mar y de la elección de un nuevo secretario en la localidad de Los Andes; N°8, “Arduamente trabaja la seccional Valparaíso”,7 de julio de 1934, 8.Convocan a una concentración de militantes y simpatizantes para el domingo 8 de julio a las 21 horas en el local central del Partido: Serrano 150.

[29] Consigna, N°6, “Por las provincias”, 23 de junio de 1934,8.

[30] Ibid.

[31] Consigna, N°6, “Valparaíso”,  23 de junio de 1934,8; N°8,”seccional Valparaíso”, 7 de julio de 1934,8.

[32] Diego Venegas, “Revolución, sangre y lucha. Los primeros mártires del Partido Socialista de Chile en la época de las milicias (1933-1937),” Encrucijada Americana (diciembre 2022, vol.14): 68-84; Marcelo Bonnassiolle, “A ganar las calles y cambiar la nación. Conflictividad social, violencia y represión estatal en la lucha antifascista y antimarxista en Chile, 1932-1938” (tesis para optar al grado de Magíster en Historia, Universidad de Santiago de Chile, 2016; Diego Venegas, “Violencia Política en el Sistema de Partidos Chileno (1932-1948)” (Tesis para optar al grado de Doctor, Universidad de Concepción, 2022); Igor Goicovic, “Inestabilidad, conflictividad y violencia política en chile, 1925-1941,” Historia Caribe (julio 2021).

[33] Leopoldo Benavides, “La formación de la izquierda chilena…”; Alan Angell, “Partidos políticos y movimiento obrero en Chile…”; Diego Venegas, Una relación dialéctica. Conflictos y rivalidades entre el Partido Comunista y el Partido Socialista de Chile (1933-1948) (Concepción: Talleres Sartaña, 2021).

[34]Pablo Garrido, Clasistas, antiimperialistas y revolucionarios...”; Julio cesar Jobet, El Partido Socialista de Chile. I Tomo.

[35] Ministerio del Interior. Providencias confidenciales. Vol. 8677,1934. Servicios de Investigaciones, Identificación y Pasaportes. RESERVADO-MEMORANDUM Actividades revolucionarias en Valparaíso. Santiago, 13 de octubre de 1934.

[36] Ibid.

[37] Ibid.

[38] Ibid.

[39] Ibid.

[40] Ibid.

[41] Ibid.

[42] Para un detallado análisis de la política represiva de Alessandri con la oposición y la prensa ver: Karen Donoso, ““LOS ZARPAZOS DEL LEÓN” La censura política contra la prensa en el segundo gobierno de Arturo Alessandri. Chile, 1933-1938”, Revista Tiempo Histórico (enero-junio 2016, N°12): 109-134; Verónica Valdivia, Verónica, Subversión, coerción y consenso. Creando el Chile del siglo XX (1918-1938) (Santiago: LOM, 2017).

[43] Ministerio del Interior. Providencias confidenciales. Vol. 8677,1934. Servicios de Investigaciones, Identificación y Pasaportes. RESERVADO-MEMORANDUM Actividades revolucionarias en Valparaíso. Santiago, 18 de octubre de 1934.

[44] Ibid.

[45] Ibid.

[46] Ibid.

[47] Volante de convocatoria a concentración socialista en Valparaíso. Ministerio del Interior.  Providencias confidenciales. Vol. 8678. Servicios de Investigaciones identificación y pasaportes.  Actividades del Partido Socialista en Valparaíso. Santiago, 21 de noviembre de 1934.

[48] Ibid.

[49] Ministerio del Interior.  Providencias confidenciales. Vol. 8678. Servicios de Investigaciones identificación y pasaportes.  Actividades del Partido Socialista en Valparaíso. Santiago, 21 de noviembre de 1934.

[50] Ibid.

[51] Ibid.

[52] Ibid.

[53] Ibid.

[54] Ibid.

[55] Ibid.

[56] Ibid.

[57] Ibid.

[58] Ibid.

[59] Ibid.

[60] Ibid.

[61] Ibid.

[62] Ibid.

[63] Ibid.

[64] Ibid. 

[65] Ibid.

[66] Ibid.

[67] Ibid.

[68] Núcleo, N° 9, “Los trabajos del II Congreso”, 23 de diciembre de 1934, 1.

[69] Núcleo, N° 9, “Los trabajos del II Congreso”, 23 de diciembre 1934,1. El socorro socialista era una consulta médica integrada por Salvador Allende, Lautaro Ponce, Jorge Grove, Eduardo Grove y Hugo Grove. Ver además: Claudio Pérez e Ignacio Méndez, “Trayectorias militantes e idearios políticos socialistas en Valparaíso…”; Mario Amorós, Allende. La biografía (Barcelona: Ediciones B, 2013).

[70] Núcleo, N° 10, “Actas del  II Congreso del Partido Socialista”, 23 de diciembre de 1934, 1.

[71] Núcleo, N° 10, “Actas del II Congreso del Partido Socialista”, 23 de diciembre de 1934, 1.

[72] Núcleo, N° 11, enero de 1935; N° 14, 2 de marzo de 1935.

[73] Santiago, 29 de diciembre de 1934,1.

[74] Memorándum reservado. Santiago, 29 de diciembre de 1934, 1.

[75] Ibid.

[76] Ibid, 2.

[77] Ibid.

[78] Ibid.

[79] Ibid.

[80] Ibid.

[81] Este delegado también criticó la intervención del diputado socialista y miembro de la seccional porteña, Hipolitico Verdugo y definió al congreso partidario como una “merienda de negros”. Memorándum reservado. Santiago, 29 de diciembre de 1934. P2.

[82] Ibid.

[83]  Como los Diputados Hipólito Verdugo, Humberto Casali y el Senador Hugo Grove.

[84] Consigna, N°14, “Centro”, 9 de marzo de 1935, 3; N°18, “Lista de candidatos a municipales del Partido Socialista”, 6 de abril de 1935,4; N°19, “Los que vencieron”, 13 de abril de 1935,1; N°20, “La juventud socialista se organiza” 20 de abril de 1935,4; N°21, En Viña del Mar ha quedado constituida  una sección de la Federación de la Juventud Socialista”, Día del trabajo de 1935,4; N°22, “Actividades del P.S. en la provincia de Aconcagua”,11 de mayo de 1935,4; N°23,” Actividades del P.S. en la Provincia de Aconcagua”, 18 de mayo de 1935,4; N°25, “Actividades del P.S. en Valparaíso”,1 de junio de 1935,4; N°26, “Seccional Viña del Mar”, 8 de junio de 1935,4.

[85] Estos medios fueron publicados en calidad de órganos oficiales de la seccional de Valparaíso del Partido Socialista. En el caso de Núcleo su primer número aparece el 1 de junio de 1934, respecto a El Socialista, nace el 16 de marzo de 1935 y deja de editarse a mediados de abril de 1935.  

[86] Fabio Moraga, “El Congreso de Estudiantes Latinoamericanos de Santiago. Antiimperialismo e indoamericanismo en el movimiento estudiantil chileno (1935-1940)” Historia Crítica (julio 2012): 107.

[87] El Socialista, N° 1, “¡Presente!”, 16 de marzo de 1935,3.

[88] Ibid.

[89] Ibid.

[90] Ibid.

[91] Ibid.

[92] Ibid.

[93] El Socialista, N° 1, “Días de reuniones del secretariado y comités de barrios”, 16 de marzo de 1935, 4; N° 2, “Placilla” y “Viña del Mar”, 28 de marzo de 1935,4.

[94] El Socialista, N° 2, “Del Secretario General Ejecutivo a los funcionarios y Jefes de Barrios”, 28 de marzo de 1935, 4.

[95] Ibid.

[96] Ibid.

[97] Ibid.

[98] Al respecto ver los números de El Socialista y Consigna del año 1935 donde se evidencia la articulación entre los núcleos y seccionales de distintas localidades con organismos centrales.

[99] El Socialista, N° 2, “La concentración habida en Sto. Domingo”, 28 de marzo de 1935,1.

[100] El Socialista, N° 3, “La proclamación de los candidatos socialistas en el Teatro Palace”, 4 de abril de 1935, 1.

[101] Ibid.

[102] Ibid.

[103] Ibid.

[104] Ibid.

[105] El Socialista, N° 4, “Quilpué”, “Quillota” y “Calera”,18 de abril de 1935,4.

[106] Ibid. 

[107] Claudio Pérez e Ignacio Méndez. 2024. Trayectorias militantes e idearios políticos socialistas en Valparaíso…”.

[108] Consigna, N°22, “Actividades del P.S. en la provincia de Aconcagua”, 11 de mayo de 1935,4.

[109] Ibid.

[110] Ibid.

[111] Ibid.

[112] Ibid.

[113] Ibid.

[114] Ibid.

[115] Ibid.

[116] Ibid.

[117] José Ignacio Ponce, “¡A la unidad sindical, por encima de doctrinas y de hombres!”. La formación de la estrategia sindical del socialismo chileno en su etapa fundacional (1931-1936). Divergencia, N° 23, en prensa; Raúl Muñoz, “Prácticas, experiencia y conflictos del sindicalismo socialista al interior de la CTCH. 1936-1946” (tesis para optar al grado de Magíster en Historia, Universidad de Santiago de Chile, 2024); Cristian Pozo, “Ocaso de la unidad obrera en Chile: confrontación comunista-socialista y la división de la CTCH (1946-1947)”. (Tesis para optar al grado de Magíster en Historia, Universidad de Chile, 2013).

[118] Consigna, N°22, “Actividades del P.S.  en la provincia de Aconcagua”, 11 de mayo de 1935, 4. La dinámica de articulación conjunta entre socialistas y sindicatos para convocar a las actividades del 1 de mayo se replicaron en las seccionales de Quillota y La Calera.  

[119] Ibid.

[120]Consigna, N°26, “Nueva perspectiva sindical abre el Congreso de Valparaíso”,8 de Junio de 1935,1.

[121] Ibid. P. 3.

[122]Consigna, N°39, “El diputado Verdugo y el regidor Dr. Ponce, socialistas, inspeccionan las panaderías de Valparaíso”, 7 de septiembre de 1935, 4.

[123] Consigna, N°34, “Actividades del P.S. en Aconcagua”, 3 de agosto de 1935, 4.

[124] Ibid.

[125] Al respecto ver: “Los días Viernes, desde las 8 p.m., atenderá el comité económico político de la Seccional que ha sido destacado en ese sector a fin de afianzar su estructuración definitiva. El comité económico político está integrado por los mandatarios del Partido, los Secretarios, Sindicales provincial y seccional y el Jefe de las Brigadas Sindicales. Este comité se avocará especialmente al estudio y solución de los distintos problemas y conflictos generados dentro de los Sindicatos”. En Consigna, N°51, “Seccional Valparaíso. Barrio Puerto”,  7 de diciembre de 1935, 4.

[126] Respecto a los procesos formativos y de cohesión política de la militancia establecieron, por ejemplo, la organización de una “brigada de propaganda con el fin de proporcionar charlas periódicas a los barrios y a las seccionales vecinas y tomando en consideración que es indispensable que los conferencistas llevan puntos básico comunes, para formar un criterio uniforme sobre la materias que tratan”. En Consigna, N°34, “Actividades del P.S. en Aconcagua”,  3 de agosto de 1935,4.  

[127] Consigna, N°34, “Actividades del P.S. en Aconcagua”,  3 de agosto de 1935,4.  

[128] Ibid.

[129] Todos los militantes y simpatizantes del Partido deberán concurrir a la Gran Concentración de protesta en contra de las hordas nacistas que se llevará a efecto mañana a las 10 a.m. en el Coliseo Popular. La asistencia es obligatoria”, 26 de octubre de 1935, 4; N°46, “Valparaíso. La gran concentración efectuada por el Partido Socialista como protesta por la muerte del camarada Manuel Bastías”, 2 de noviembre de 1935,4. Por ejemplo, respecto a los preparativos de una manifestación convocada para fines de diciembre, señala Consigna: “El orden interno de la concentración estará a cargo de las Brigadas de Defensa y de la F.J.S. uniformadas de Valparaíso y Seccionales vecinas bajo la orden directa del Comando Provincial de Defensa. Las Brigadas de Defensa cumplen en esta ocasión una de sus funciones las que en síntesis son: defender al Partido, vigilar y poner orden en sus concentraciones públicas y defender todo local o sindicato obrero que sea atacado”. Consigna, N°54, “Todo el pueblo al Coliseo”, 28 de diciembre de 1935, p 1.

[130] Consigna, N°54, “Todo el pueblo al Coliseo”, 28 de diciembre de 1935, p 1.

[131] Ibid.

[132] Ibid.

[133] Ibid.

[134] Ibid.

[135] Ibid. Schnake en Valparaíso, p. 4.

[136] Consigna, N°50, “Actividades del P.S. en Aconcagua”,30 de noviembre de 1935, 4.

[137] Ibid.

[138] Ibid.

[139] Posteriormente, tanto Salvador Allende como Amaro Castro saldrán electos diputados en las elecciones parlamentarias de 1937 por la circunscripción Valparaíso y Quillota.

[140] Consigna, N°54, “Schnake en Valparaíso”, 28 de diciembre de 1935, 4.

[141] Ibid.

[142] Nicolás Acevedo, ““Ni hombres sin tierra, ni tierra sin hombres…”.

[143] Francisco Sáez, “Marxistas, trotskistas y anarquistas. Las vertientes políticas en la conformación de la cultura política del socialismo chileno (1931-1939)” (tesis para optar al grado de Magíster en Historia, Universidad de Santiago de Chile, 2023); David Herrera, “Los anarquistas en la fundación del partido socialista de Chile…”; José Vásquez, “Introducción a la historia del trotskismo en Chile (1931-1954). De la fundación de la Izquierda Comunista al ‘entrismo’ en el Partido Socialista” (tesis para optar al grado de Magíster en Historia, Universidad de Valparaíso, 1998); Adonis Sepúlveda. Del POS al Partido Socialista.. https://www.socialismo-chileno.org/PS/origenes/pos/asa/index.html (Consultado el 2 de junio de 2024).

[144] Fue el caso de Amaro Castro, quien junto a Ricardo Latcham y otros militantes socialistas rompen con el C.C.E del PSCh en noviembre de 1937. Para más información consultar Julio Cesar Jobet, El socialismo chileno a través de sus congresos (Santiago: Prensa Latinoamericana, 1965), 36-37; El Partido Socialista de Chile. I Tomo (Santiago: Prensa Latinoamericana, 1971) ,127-130.