Dibujo con letras blancas

Descripción generada automáticamente con confianza media

Obituario

OBITUARIO

DOCTOR PEDRO CUNILL GRAU: UN GEÓGRAFO AMERICANISTA

(SANTIAGO, CHILE, ABRIL 11 DE 1935 - CARACAS, VENEZUELA, MARZO 24 DE 2023)

“(…) Para nuestra América Andina es la hora de realizar esperanzas, con cambios en sus estilos de desarrollo, alcanzando realizaciones audaces en el marco de un desenvolvimiento del bienestar social sustentable y sostenido” (Cunill, 2014).

Pablo Marcos Espinoza-Concha
Universidad de Tarapacá, Chile
pespinozac@academicos.uta.cl

 
Mónica Meza-Aliaga
Universidad de Tarapacá, Chile
msmezaa@academicos.uta.cl



Recibido el 11 de noviembre del 2023    Aceptado el 26 de marzo del 2024

Páginas 403-415

Financiamiento: La investigación fue autofinanciada por los autores.

Conflictos de interés: Los autores declaran no presentar conflicto de interés.



El viernes 24 de marzo de 2023 se conoció la noticia de la partida física del profesor doctor Pedro Cunill Grau.  A modo de síntesis, de sus cualificaciones se dijo: Abrió la línea de la Geohistoria; su formación profesional la realizó en la Universidad de Chile, donde fue profesor de Geografía Humana y director del Centro de Estudios Antropológicos; se doctoró en Geografía en la Universidad Laval, Québec, Canadá.  Personeros de su alma máter afirmaron que Geografía de Chile, libro de su autoría publicado por la Editorial Universitaria en 1968, fue alabado por su rol dentro de la didáctica nacional de la geografía.  Que desde 1976 vivió en Venezuela y se nacionalizó en 1981.  

En el cuarto y último párrafo de la nota periodística, las autoridades del Departamento de Geografía de la Universidad de Chile sintetizaron parte de los reconocimientos institucionales que Pedro Cunill Grau obtuvo en vida: “Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela, Académico correspondiente de la Real Academia de la Historia de España, Académico de número de la Academia Chilena de la Historia, Miembro electo de número de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales de Venezuela, Miembro correspondiente del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay y Académico correspondiente de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala”, (Departamento de Geografía, U. de Chile, 2023).

Si bien los antecedentes profesionales y la amplia producción científica (182 obras disciplinares) del profesor Cunill Grau, enhorabuena, están disponibles en bibliotecas y centros académicos, nos quedamos con el recuerdo del tiempo compartido con él, un formador íntegro, mesurado y generoso.  De una calidad humana a toda prueba.  Un caballero, un americanista.

No buscó premios ni reconocimientos, los obtuvo en abundancia.  Recibió el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Salamanca, España, en 1994; el Premio Conac de Humanidades Arturo Uslar Pietri, en 1996; el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Central de Venezuela, en 2005; y el Premio Internacional de Geocrítica, Barcelona, España, en 2005.  En esa oportunidad, el Acta del Jurado, publicada en enero 30, afirmó: “El profesor Pedro Cunill ha realizado una importante labor científica en el campo de la geografía, y en particular de la geografía regional y de la geografía histórica, y ha contribuido con su magisterio universitario al debate de problemas relevantes de los países iberoamericanos, y a establecer lazos intelectuales entre dichos países.  En su persona se quiere reconocer también el desarrollo y el nivel alcanzado por las escuelas geográficas de Chile y de Venezuela, a cuyo prestigio ha contribuido con su obra” (Geocrítica, 2005).

        También, los organizadores del premio al destacar la trayectoria académica y los aportes científicos sostuvieron: “Tras el golpe de Estado de Pinochet, el profesor Grau se exiló de Chile, y en 1976 inició allí una carrera docente en la Universidad Central de Venezuela, en Caracas, donde ha sido uno de los organizadores de la Escuela de Geografía y director de la misma entre 1979 y 1981” (Geocrítica, 2005).  Destacamos, además, que fue profesor invitado en universidades chilenas, latinoamericanas, norteamericanas y europeas.

Visitó Arica en 2012, con ocasión del XXXIII Congreso Nacional y XVIII Internacional de Geografía, organizados por el Departamento de Ciencias Históricas y Geográficas, Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad de Tarapacá (UTA), y la Sociedad Chilena de Ciencias Geográficas (SOCHIGEO), desde el martes 16 hasta el viernes 19 de octubre.  Y, en calidad de académico de la Universidad Central de Venezuela[1], Caracas ofreció el ‘Discurso Inaugural’ “Desafíos de la Geografía Histórica en la integración de los Andes y las zonas áridas”.  

Como fue su costumbre, con la humidad de los grandes, dijo: “La emoción me embarga al recibir esta gentil invitación (…) para dictar la Conferencia Magistral en la inauguración del Congreso en esta entrañable ciudad de Arica, cara a mis recuerdos más íntimos.  Lo agradezco muy singularmente, estando muy emocionado por este alto honor que se me concede después de una ausencia de 36 años de mi patria natal”.

Sobre la temática de su clase magistral, afirmó que al “aceptar este convite a participar en el marco del gran tema Geografía de los Andes y el Desierto: Territorio e Integración, me permití sugerir el tema Desafíos de la geografía histórica en la integración de los Andes y las zonas áridas, a base de mis investigaciones durante más de cincuenta años en esta temática”.  Reconoció, además, que desde sus primeras clases universitarias “había mantenido la ensoñación de las ventajas sociales y económicas de una futura integración latinoamericana”.

De forma didáctica y con marcada competencia comunicativa, el doctor Pedro Cunill Grau desarrolló: I. Los desafíos geohistóricos y sus especifidades en la geografía cultural; II. Espacios vacíos y fronteras: una inexactitud geohistórica; III. El mito de las fronteras naturales infranqueables; IV. El rigor de las travesías por los desiertos de América Andina; V. El desafío de vivificar rutas geohistóricas prehispánicas y coloniales; VI. La integración geohistórica prehispánica por la utilización de recursos naturales andinos; VII. Hacia una mayor comprensión integracionista del neomediterráneo andino; VIII. Mestizaje de sabores, olores y drogas, senderos y caminos de integración; IX. Las alegrías del vivir en América Andina.  El colofón lo cerró afirmando que “para nuestra América Andina es la hora de realizar esperanzas, con cambios en sus estilos de desarrollo, alcanzando realizaciones audaces en el marco de un desenvolvimiento del bienestar social sustentable y sostenido[2]”.  

Para contrastar la teoría con la práctica, la ilustre visita y una comitiva -que incluyó académicos y estudiantes de la UTA- se trasladaron hasta el altiplano de la Región de Arica y Parinacota.  Los miradores de Zapahuira y de Socoroma le permitieron observar las formas de ocupación del territorio y la diferenciación entre los asentamientos de sierra y los altiplánicos. Luego, el lago Chungara, para comprender ‘in situ’ los procesos geomorfológicos asociados a la actividad volcánica del macizo andino en esta zona y la dinámica lacustre de Parinacota.  De regreso, Putre, como paso obligado, hasta arribar a Arica. En todo momento el profesor Pedro Cunill Grau compartió con quien quiso escucharlo.  En contacto con la naturaleza, docentes y estudiantes conocieron su sabiduría, su paciencia y su gentileza.  

Como parte del anecdotario quedarán dos situaciones complejas con la ilustre visita: A) La preocupación de los organizadores de la salida a terreno por la posible afectación a la salud de nuestro homenajeado.  ¡La altitud!  ¡Llegaríamos a 4.500 metros sobre el nivel del mar!  Las dolencias y malestares que provoca en quienes no se encuentran habituados a lugares extremos.  ¡Don Pedro Cunill Grau disfrutó el viaje!  Demostró su temple, la madera de que estuvo hecho.  Sorteó sin inconvenientes la menor disponibilidad de oxígeno, como lo hacen quienes poseen experiencia práctica en los Andes centro sur.  B) Las tensiones que enfrentaron los autores de este obituario-homenaje: Uno, de formar parte del público que quería escuchar a Cunill Grau pasó, sin posibilidad de decir no, a desempeñarse como locutor o maestro de ceremonias de la inauguración.  La otra, de coordinadora a escritora creativa del libreto que daría el contexto a tan relevante actividad académica internacional.  Ayudamos a solucionar el inconveniente, salimos del paso, pero, también, vimos de primera mano la generosidad del invitado.  Don Pedro, luego de recibir un presente de parte de la UTA, solicitó un momento para entregar estímulos que trajo desde Venezuela, los mejores: Libros, algunos de su autoría.

En Arica, además, el viernes 19 de octubre, de 9:00 a 10:00 horas, Cunill Grau ofreció sus reflexiones profesionales en el programa “Mirada Universitaria”, de Radio Universidad de Tarapacá (95.9 F.M.), espacio creado y producido por académicos de la Facultad de Educación y Humanidades.

El profesor Pedro Cunill Grau, el geógrafo, el formador, el americanista, sin pretenderlo, ingresó a la historia de la disciplina con la más absoluta propiedad.  ¡Gracias maestro!      

Además, el XXXIII Congreso Nacional y XVIII Internacional de Geografía fue el espacio propicio para que los académicos Luis Galdames Rosas (LGR) y Alejandro Tapia Tosetti (ATT) se encontraran con quien fuera su profesor, Pedro Cunill Grau.  

Luego de once años de dicha actividad académica, y a pocos días del fallecimiento de este maestro formador de geógrafos, conversamos con Galdames Rosas y Tapia Tosetti, ahora exacadémicos de la UTA.  Para ambos, Cunill Grau -don Pedro a secas para todos los estudiantes de la Universidad de Chile- fue un adelantado para su época, un caballero, muy culto y de carácter tranquilo, conciliador, lejano a los conflictos.  Un profesor que enseñó muy bien geografía y, sobre todo, cultura general en su máxima expresión; que los motivó a conocer el mundo a través de la lectura.  Aquí algunas de sus reflexiones sobre el profesor Cunill Grau.      

-¿Cuál es el recuerdo primario que tienen de don Pedro Cunill Grau?

LGR: Tengo recuerdos de dos etapas.  La primera, como estudiante de Pedagogía en Historia y Geografía, fui su alumno en un curso de Geografía Humana; también, en alguna ocasión, en Geografía Rural.  Eran ramos distintos para pedagogía y para geografía.  El primero, obligatorio, y el otro, electivo.  La segunda ocasión, cuando se le invitó a Arica, al XXXIII Congreso Nacional y XVIII Internacional de Geografía, desde el 16 hasta el 19 de octubre de 2012.

Lo que me impresionó de él fue su modo de ser, su cultura y las temáticas que tocaba, muy distintas a las otras asignaturas de la geografía que me correspondía tomar por currículo.  Era un profesor bien joven, debe haber tenido unos 30 o 31 años, ya semicalvo, corpulento.  Desde el punto de vista tradicional, en Geografía Humana se veía -y hasta hoy se ve-  sobre población, demografía o el aspecto urbano de la sociedad.  Pero él, tocaba temas totalmente ajenos y que, en realidad, uno diría a quién le compete; por ejemplo, sobre el apartheid en Sudáfrica.  En esos años, debe haber sido 1969, él lo tenía clarísimo; cuando el apartheid estaba en pleno apogeo, pero no se hablaba y no había ni un rastro que fuese a desaparecer.  Ahí demostraba su cultura, hablaba y tocaba temáticas que escapaban a lo puramente disciplinar.

Si el profesor era de geografía física, hablaba de geografía física.  Normalmente, uno no lee sobre otros temas y es lo que uno esperaba.  En historia, lo mismo, si estás siguiendo un ramo de historia medieval, que te hablen de la Edad Media y no de otras cosas. Pero él tocaba ese tipo de temáticas, al punto que, incluso, costaba seguirle el hilo en el orden de la materia que trataba.  Además, tenía una manera de hablar muy especial, nunca terminaba la frase.  Asimismo, cuando algo le parecía importante, utilizaba un gesto muy característico, giraba su mano, con la palma hacia abajo, y apuntaba al pupitre del alumno, como para indicarle que eso había que anotarlo.  ¡Y no terminaba la frase!  A veces la entendías y otras te preguntabas qué es lo que habrá querido decir en esa parte que no terminó.  Y contaba sus anécdotas.  

Él, por alguna razón, tuvo que ver con la reforma de 1968 en la Universidad de Chile.  En una oportunidad contó que estando con el rector Juan Gómez Millas, a propósito de la juventud, él habló que lo que decía alguien era mentira. El rector lo miró y le dijo, “no se dice así, se dice falta a la verdad”.  Es más elegante que decir es un mentiroso. Como espetándole, usted es muy joven todavía. Claro, porque los demás eran académicos de cierta edad, diría que Cunill era el más joven.

Además, tenía el hábito, poco desarrollado para la época, de escribir y tuvo éxito.  Sobre todo, con el libro sobre América andina, que primero fue publicado en francés.   Cosa no usual en Chile.  Los demás profesores leían mucho y escribían esos libros que nunca terminaban, siempre les faltaba algo, que tengo que darle una vuelta, llevaban 10.000 páginas y no finalizaban.  Después, a nivel escolar, debe haber tenido una venta espectacular, así como le pasó a Sergio Villalobos Rivera[3] en Historia o a Ricardo Krebs Wilkens[4] (1918-2011), que la gente los ubica por los textos de estudio del colegio, más que por su obra universitaria, propiamente tal.

Y, la otra, fue en Arica, una gran sorpresa, salvo que había subido unos kilos, parecía que tenía uno o dos años más de cuando lo dejé de ver.  Lo imaginaba una persona mayor, en 2012 nosotros andábamos por los 60 o 62 años y él tendría cerca de 80.  Y no sólo se veía bien físicamente, sino que además hablaba exactamente igual. Muy sencillo, gran gourmet y desilusionado porque la Universidad de Chile, que no solo fue su alma mater, fue profesor ahí, nunca lo invitó después del regreso de la democracia.  Nunca supe por qué se fue de Chile, no militaba políticamente.

-ATT: Antes de 1973, don Pedro tuvo participación gremial en la Universidad de Chile, fue presidente de una asociación de profesores cuando se produjo el proceso de reforma.  Eso le pregunté de regreso del viaje al interior de la Región de Arica y Parinacota que realizamos.  En una ocasión le tocó defender a unos profesores argentinos exiliados que estuvieron acá, y que el gobierno de Frei Montalva los quiso expulsar, trabajaban en física y, supuestamente, eran espías.  Sacaron una orden y estos pidieron ayuda.  Se movieron los académicos y, como pudieron, se llevaron a este grupo a la Facultad de Música, que estaba al lado de El Diario El Mercurio, un edificio medio redondo.  Para evitar que entrara la policía y se los llevaran, los mantuvieron allí varios días, en esos años se respetaba la autonomía universitaria.  Hubo conversaciones con el gobierno para evitar la expulsión, pero a la larga igual los sacaron.

Por lo tanto, don Pedro tuvo una participación importante desde el punto de vista universitario.  Además, después, por 1971 o 1972, estuvo de candidato a vicerrector de la sede Oriente del Instituto Pedagógico.  En esos años votábamos los estudiantes, los trabajadores y los profesores, de forma triestamental. Debo haber estado en segundo año de Geografía y, como alumnos de un curso no muy grande, pero bastante unidos, teníamos buena relación con él, fuimos a su casa a hablarle, le ofrecimos nuestro apoyo para que se presentara de candidato.  Estuvo muy agradecido, vivía cerca de la universidad.  Después, como a los cuatro o cinco días, nos invitó a comer una noche, no a todo el curso, pero sí a un grupo grande, a los que habitualmente íbamos a clases.  Nos sirvió una comida venezolano-guyanés, algo medio hindú, porque en Guyana Venezolana, que era colonia de Inglaterra, llegaron muchos hindúes.  Él había estado antes en Venezuela, en los años de 1960, fue uno de los creadores del Departamento de Geografía en la Universidad Central de Venezuela, por eso después no tuvo mayor problema en volver allá.  Tenía todos sus contactos y, de hecho, lo invitaron para que regresara.

-LGR: Además, tenía buen carácter, nunca lo vi enojado.  Un modo de ser muy tranquilo.  A lo mucho, cuando uno llegaba atrasado a clases decía, ¡uffffffffffffffffffff!

En esos años, la mayoría de los profesores eran medio a la antigua, preferías no entrar a la sala cuando venías atrasado, porque había un silencio absoluto y todo el mundo se daba cuenta. Él era muy relajado en eso, hasta la última vez que lo vi, muy tranquilo, nada de amargado, ni preocupado, como que el tiempo no hubiera pasado para él.

-ATT: Mi primer contacto con don Pedro Cunill fue antes de entrar a estudiar Geografía, cuando estaba postulando a la carrera.  Creo que se lo comenté.  Soy de Vallenar y había estudiado Tecnología Agrícola, pero siempre me gustó la geografía.  En esos años la geografía todavía no era carrera independiente, había cursos de geógrafos, sí, pero primero se entraba a estudiar Historia y Geografía, como en tercer año se derivaban las disciplinas.  En 1969 se creó de forma independiente y se entraba a geografía vía Prueba de Aptitud Académica (PAA). En 1970, dije voy a dar la prueba y me iré.  La PAA no se daba en todas las ciudades del país, sino en determinados lugares, las ciudades más grandes. Para mí, La Serena, lo más próximo, había estudiado allí.  La rendí con el interés de estudiar Geografía, vi los requisitos en los prospectos, pero no salía cuántos alumnos aceptaban. ¿A quién le pregunto? -me dije.  Cuando de repente veo a un caballero medio gordito, medio peladito, paseándose en el patio de la universidad, en La Serena.  Me dijeron que él estaba a cargo del proceso, que viajó desde Santiago. Me acerqué, lo saludé y le consulté.  

-¿Usted está a cargo?  Me interesaba geografía, pero no aparece el número de personas –le dije.  

-Tienes toda la razón, no aparece.  ¡Soy Pedro Cunill!, ¡al tiro!, ¡al tiro! –respondió.

-¡Muchas gracias por su ayuda –afirmé.

-No te hagas problemas, eso se va a arreglar, ándate tranquilo y cuando vayas a Santiago pasa a verme a mi oficina.  Ya sabe, mi oficina está en tal lugar y ahí nos vemos –cerró muy amable.  

Esa fue la primera vez que vi a don Pedro, pero conocía sus libros, porque me interesaba la geografía.  En la universidad, cuando estudié tecnología agrícola, en la biblioteca, la mayor cantidad de libros que leía eran de geografía. Ahí vi, por primera vez, su libro Geografía de Chile y decía Pedro Cunill; ahí supe que había un profesor que se llamaba Pedro Cunill, no asocié la persona con el nombre.   Después, en Santiago, supe que eran veinte los cupos de geografía, al final entramos 19.  

Me tocó Geografía Humana y hablaba de ese tipo de materias, se acordaba muy bien del apartheid en Sudáfrica, temas que a mí me interesaban, pero que no sabía quién estudiaba esas cuestiones.  No lo tenía tan claro y, además, venía de un liceo de provincia. Él tocaba esas cosas.

-LGR: Cosas que uno escuchaba por la radio o leía en el diario, había pocos televisores, no todo el mundo tenía uno.  Veíamos los noticieros de la una o dos de la tarde, espacios largos, aparecía la parte internacional y salían noticias sobre Sudáfrica, ahí aprendíamos.

-ATT: Don Pedro Cunill hablaba de ese tipo de cosas. Reconozco que me gustaba la Geografía Física, pero también ese tipo de materias de Geografía Humana, pero no las asociaba con geografía. Ahí fue que escuché ese tipo de términos, por ejemplo, él empezó a hablarnos de las diferencias internas dentro de los territorios y cómo eso implicaba situaciones en común, que separaban a los pueblos, que producían conflicto.  Ahí entraba el apartheid.  También, en una clase me enteré del problema de los ‘zoneítas en Panamá, gente que vivía dentro de la zona del Canal de Panamá que, en esos años, dependía de los Estados Unidos. Tenían conflictos con los panameños y, finalmente, los norteamericanos entregaron esa zona de Panamá.  Además, por primera vez escuché hablar de Irak, don Pedro nos ilustró.  Había escuchado que existía como país, pero no sabía de ellos.  Él explicó de los sunitas y los chiítas, dijo que son problemas que se producen en el momento dentro de los pueblos de un mismo país.  De allí pensé, qué bueno que estos ramos tratan estas cosas que me interesan.

-LGR: Tengo la impresión que en esos años era más difícil viajar, don Pedro había conocido harto. Tal vez, a lo mejor, venía de una familia relativamente pudiente.

-ATT: Don Pedro estudió Pedagogía en Historia y Geografía en la Universidad de Chile, se especializó en Geografía, fue ayudante de don Humberto Fuenzalida.

Ya como profesional, trabajé en Visviri con don Humberto Fuenzalida hijo, ingeniero civil dedicado a la meteorología, era un proyecto donde tirábamos globos.  Ahí hablamos de don Pedro Cunill, conversamos harto. Me dijo que se acordaba de él, que don Pedro había sido ayudante de su papá y que tuvieron algún tipo de relación cercana.  En una oportunidad pasó por Caracas y lo visitó. Pero don Pedro fue ayudante de este caballero (Humberto Fuenzalida) en Geografía y, por ahí, se consiguió una beca para estudiar una especialización en geografía en La Soborna, con Pierre George.  Asimismo, don Pedro tuvo una gran gracia, como le gustaba la historia, fue uno de los primeros ‘geohistoriadores’ de América Latina.  Trabajó con Ferdinand Braudel y recibió clases de los mejores historiadores y geógrafos franceses de la época[5].  

Don Pedro recorrió varios lugares y eso le sirvió para sus clases, que eran muy entretenidas.  En Panamá, tal cosa; en Marruecos, el rey tanto.  Y cuando ustedes vayan a Marruecos visiten tal parte.   ¡Chuuuuu!  Uno se sentía ya en Marruecos.  Lo mismo para Francia, vayan a París.  A uno lo motivaba.  Es cierto, don Pedro viajó bastante.

-LGR: Tiene que haber tenido una gran capacidad de aprendizaje.  También su modo de ser lo hacía, prácticamente, cero conflictivo y, por lo tanto, no tenía problemas con la gente, en particular.  Además, bastante avanzado para su época en sus temáticas, como que trabajó con profesores que no aguantan a cualquiera.  Tiene que tener algo especial ese ayudante para que alguien le diga por qué no trabaja conmigo.

-ATT:  De hecho, el libro América Andina parece que lo escribió haciendo cursos con Pierre George, por eso fue publicado primero en francés y muchos años después se sacó una edición en español. Fue uno de los primeros que trató el tema de América Latina de forma más integrada; porque antes se veían los países por separado.  Pero don Pedro lo veía de forma holística, con los problemas de índole del desarrollo; el Pacto Andino, la deforestación, todo ese tipo de cosas.

-¿Cómo surgió la invitación a don Pedro Cunill Grau para que participara en el congreso?

-ATT: Participaba en la organización de la actividad académica y como fui alumno de don Pedro, lo contacté y me encargué de traerlo.  Él había venido a Chile, si mal no recuerdo, tenía una hermana que trabajaba en un organismo internacional, no visitaba el país por cuestiones académicas.  Pero cuando llegaba nadie lo contactaba.

Conversamos con Luis Alberto Galdames sobre la posibilidad de traer a don Pedro, así como sobre la Revista Diálogo Andino o de distintos temas.  Una vez pensamos realizar una reunión científica en Arica, dimos nombres y hablamos de don Pedro Cunill.   Entonces, cuando se dio lo del congreso dijimos, ‘tate’, Pedro Cunill Grau, porque la universidad anfitriona se encarga de traer algún geógrafo o alguna persona importante para que dé la charla magistral en la inauguración.  

Acordamos que don Pedro era el indicado y, luego, nos preguntamos cómo lo contactábamos.  Le encargamos la tarea a un alumno ayudante bien ‘busquilla’; hizo llamados a Caracas y, pasado unos días, nos entregó antecedentes: Pedro Cunill Grau está jubilado y aquí está su número telefónico.  Lo llamé y me contestó.  -¡Don Pedro!, soy Alejandro Tapia, su exalumno en la Universidad de Chile, no sé si usted se acuerda de mí –le dije.  Me respondió que sí, que se acordaba de mí.  Le conté que trabajaba en la Universidad de Tarapacá y que estábamos interesados en que estuviera en la inauguración del Congreso y, por supuesto, con gastos pagados.  ¡Y no cobró!  ¡No!  -¡Ningún problema!  ¡Con mucho agrado!  Es un gusto escuchar de Chile; a ti, que fuiste mi alumno y de la invitación a inaugurar el congreso.  Para mí es un regalo de cumpleaños, porque hoy cumplo años -afirmó.  

Le agradecí, le comenté que haría las gestiones y que le enviaría la información del pasaje.  De allí nos empezamos a comunicar, a tener un contacto fluido a través del correo electrónico.  Quedamos en la fecha y lo fui a buscar al aeropuerto de Santiago.  Mientras lo esperaba me pregunté cómo estará don Pedro.  Apenas lo vi me di cuenta que estaba bien, ‘gordito’, ‘peladito’.  Y yo, flaco, alto.  ¡Te reconocí ‘al tiro’!, me dijo.  Él tenía muy buena memoria.  Llegó un sábado, creo, un par de días antes del congreso.  Nos pidió llegar con anticipación para pasar por Santiago, quería ver a su hermana.

Lo alojamos en un hotel que está en el aeropuerto Pudahuel, le gustó mucho.  Nos dijo que para qué nos habíamos preocupado, que él se podría alojar en casa de su hermana.  Ya en Arica, lo fui a dejar al desaparecido Hotel El Paso, le gustó por los jardines, harto verde.  Le comenté que lo volvería a buscar para llevarlo a mi casa, que lo invitaba a almorzar.  Fue muy agradable, muy llano, con mi señora, con mi hijo, en fin, con todos.  Un caballero.  En ese momento teníamos una perrita, la Cleo, y él jugó harto con ella.  Don Pedro era como un pan de Dios.

Con nosotros trabajaba una señora que preparaba muy bien el ‘Ají de Gallina’ y ese día le quedó rico.  Don Pedro quedó feliz con el almuerzo.  Después lo llevé a dar una vuelta, le mostré el morro, que ya conocía, pero el museo estaba cerrado.  Hablé con el guardia, le comenté que el profesor venía de Venezuela y su respuesta fue adelante.  Todo el museo para nosotros.  De ahí fuimos a Azapa, dimos una vuelta y volvimos a mi casa para tomar once. Estuvimos todo el día juntos, lo pasamos muy bien.  Después me transformé en su ‘ataché’, lo iba a buscar al hotel y lo llevaba a todos los lugares.  Me dijo, ¡tengo que retribuirle a usted!  Estaba muy agradecido, nos invitó al Café 890.  Conversamos muchísimo, lo pasamos de maravilla. Tengo que reconocer que fue una visita excelente.  

-LGR: Creo que afuera le debe haber ido muy bien a Pedro Cunill por el modo de ser que tenía.  En Chile no se acuerdan mucho de él porque jamás fue confrontacional.  Nunca lo escuché hablar con rabia de otro o de determinadas escuelas.  En ese sentido, no era crítico.  En Chile, en general, los profesores que destacan son todos de carácter fuerte.  Nos gustan las personas que hablan golpeado, con eso demuestran su sabiduría, su conocimiento.  Por eso nos llama la atención cuando nos encontramos con personas que son buenas, sencillas, y hasta nos parecen extraños.  Uno dice: ¡Uyyyyyy!, pensé que era de esos que miran en menos.  Porque eso es lo que uno espera.  Un tipo tan connotado es como para que te mire en menos y suele ser lo contrario.  Creo que a don Pedro Cunill Grau le perjudicó un poco eso, el reconocimiento le vino después.  

-Para ustedes, que en ese momento eran profesores consagrados, habían ocupado cargos de responsabilidad en la Universidad de Tarapacá, ¿qué sensación les quedó volver a ver a su profesor de pregrado Pedro Cunill Grau?

-LGR: Me alegró.  Me alegró verlo bien.  Me alegró verlo igual.  Me sorprendió como que no hubieran pasado los años; y fue como si lo hubiese visto la semana anterior.  Al tratarlo, no tuve que entrar poco a poco con él.  Era de esa gente que, luego de dos minutos, estaba bromeando.  Además, porque todo había resultado muy bien. Cuando venía a Chile era a título personal y, por lo tanto, nadie se enteraba que había llegado, lo que indica que tenía poco contacto con geógrafos chilenos.

-ATT: De hecho. Ahora que me dijiste que había fallecido, busqué en internet y vi que la Universidad de Chile publicó un texto breve sobre su partida, pero muy menor.  En Venezuela escribieron más.  Además, el aviso que apareció en el diario lo puso la hermana de don Pedro y otra familia, pero nada más.  ¿Será porque falleció en Caracas?, no lo sé.  

-¿Olvidamos rápido?  En muchos casos, personajes importantes terminan siendo, con suerte, el nombre de una calle.

-LGR: Hay cosas que olvidamos casi por sanidad mental.  Uno no escoge lo que olvida, pero sí escoge lo que recuerda.  Creo que el olvido es lo más habitual y, a propósito de Pedro Cunill, es de esa gente que cuando fallece, el final es como su vida.  Una muerte plácida, no te vuelves loco llorando, no llegas a la desesperación, lo tomas con paz y fue como su vida, su enseñanza.  De allí que dices, ¡qué bien!  No tengo nada espectacular que decir de él, pero, realmente, fue una gran persona.  Porque en esos momentos de todos se dice que fue una gran persona. Y el muerto no era tan bueno.  En el caso de don Pedro Cunill diría que ese apelativo, esa denominación, le cae como anillo al dedo. Lo digo porque tenía la sencillez de la sabiduría.  Creo, también, que estaba consciente que trataba temas no tabúes, sino que adelantados para su tiempo.  Y, como eran adelantados para su tiempo, probablemente, muchos de sus colegas no empatizaban, su discurso no les llegaba.  Tendrían otra expectativa del rol de lo que debía ser un profesor, se lo pueden haber achacado a su juventud, porque afuera fue mucho más considerado que en Chile.

-ATT: Sí.  Apenas pasan los años se produce el olvido. Hay una separación respecto de quienes ubicaron a determinado personaje.  En el caso de don Pedro, quienes lo conocimos fue nuestra generación, él se fue de Chile en 1975 y no volvió. Como había perdido contacto con él, cada cierto tiempo ingresaba a internet y buscaba alguna noticia suya, pero, si no me llamas, no habría tenido idea de su fallecimiento, lo que me pone triste.

 

Referencias bibliográficas

-Cunill Grau, Pedro. (2014). Desafíos de la geografía histórica en la integración de los andes y las zonas áridas. Diálogo andino, (44), 105-122.

https://dx.doi.org/10.4067/S0719-26812014000200009

-Cunill Grau, Pedro.  (1963).  Geografía de Chile.  Editorial Universitaria, Santiago de Chile.  Segunda edición corregida, enero de 1965.

-Espinoza Concha, Pablo.  (2023).  Entrevista a Luis Alberto Galdames Rosas y Alejandro Tapia Tosetti.  (Realización: Martes 18 de abril de 2023).

-Geocrítica.  2005.  Premio Internacional Geocrítica 2005 a Pedro Cunill.  Acta del Jurado.  Barcelona, España.  

https://www.ub.edu/geocrit/c7-pgc.htm

-Universidad de Chile, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Departamento de Geografía.  (2023).  Universidad de Chile lamenta el sensible fallecimiento del geógrafo Pedro Cunill Grau.  

https://fau.uchile.cl/noticias/203490/ude-chile-lamenta-el-sensible-fallecimiento-del-geografo-pedro-cunill

-Universidad Central de Venezuela.  Vicerrectorado Académico.  Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico.  (2023).  Obituario del Profesor Pedro Cunill Grau.  

https://cdch.ucv.ve/2023/03/28/obituario-del-profesor-pedro-cunill-grau/


[1] Ingresó en 1976 y, luego, fue director de la Escuela de Geografía entre 1979 y 1981.

[2] Ver discurso en Diálogo Andino, Nº 44.  https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0719-26812014000200009&lng=es&nrm=iso&tlng=es).

[3] Premio Nacional de Historia 1992.  Ver: https://uchile.cl/presentacion/historia/grandes-figuras/premios-nacionales/historia/sergio-villalobos-rivera

[4] Premio Nacional de Historia 1982.  Ver: https://uchile.cl/presentacion/historia/grandes-figuras/premios-nacionales/historia/ricardo-krebs-wilkens

[5] Entre ellos, Emest Labrousse, Ruggiero Romano, Pierre Vilar, Pierre George, Yves Lacoste, Pierre Gourou y Roger Dion.