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Artículos

CULTURA OBRERA Y SOCIABILIDAD BAJO CONTEXTO PATERNALISTA: PUENTE ALTO 1920-1950.

WORKER CULTURE AND SOCIABILITY UNDER A PATERNALISTIC CONTEXT: PUENTE ALTO 1920-1950.

Juan José Navarro Martínez
Universidad de Santiago de Chile, Chile
juan.navarro.m@usach.cl
https://orcid.org/0000-0003-2065-3482

Recibido el 16 de marzo del 2023     Aceptado el 12 de julio del 2023

Páginas 286-312

Financiamiento: Becario ANID-Subdirección de Capital Humano/Magíster Nacional/2022 - folio 22221326.

Conflictos de interés:El autor declara no presentar conflicto de interés.

Este artículo forma parte del proyecto de tesis llamado Entre demandas y disciplinamientos. Paternalismo industrial, política estatal y conflicto social en Puente Alto 1920-1950.

Resumen

Desde una noción amplia sobre la vida de las clases populares, considerando los factores tanto laborales como los que se dan fuera de las empresa y fábricas, proponemos acercarnos a las formas en que se desarrolló la sociabilidad obrera y la cultura popular en la comuna de Puente Alto entre el año 1920 y 1950. El estudio tiene por objetivo analizar las formas en que el mundo popular desarrolló su cultura en la temporalidad delimitada a partir de su accionar propio, a la vez que la influencia emanada desde las empresas, principalmente la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones. Para ello, se pesquisó en torno a formas de recreación tales como veladas, festividades, deporte y expresión escrita, la labor de las empresas y el alcoholismo como problemática transversal de cuidado. En términos generales, la cultura obrera estuvo mediada por la influencia paternalista, coexistiendo en espacios clave, permitiendo cierta autonomía. Por lo tanto, siendo producto tanto de la experiencia, las formas derivadas de los partidos políticos de izquierda, como de la cultura hegemónica.

Palabras clave: Cultura obrera, sociabilidad, paternalismo.

Abstract:

From a broad notion of the life of the popular classes, considering both labor factors and those outside the companies and factories, we propose to approach the ways in which the working class sociability and popular culture developed in the commune of Puente Alto between 1920 and 1950. The study aims to analyze the ways in which the popular world developed its culture in the delimited temporality considering its own actions, as well as the influence emanated from the companies, mainly the Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones. To this end, research was conducted on forms of recreation such as evenings, festivities, sports and written expression, the work of the companies and alcoholism as a transversal problem to be taken care of. In general terms, the workers' culture was measured by the paternalistic influence, coexisting in key spaces, but allowing certain autonomy, being therefore a product of both the experience, the forms derived from the left-wing political parties, and the hegemonic culture.

Keywords: Working-class culture, sociability, paternalism.

Introducción

El concepto de cultura es complejo, ha tenido diversos usos a lo largo de la historia y el desarrollo de las ciencias sociales. Su complejidad radica tanto en la gran cantidad de sentidos semánticos que se le ha otorgado, a la vez que el delimitar su campo de incidencia. En muchas ocasiones, ligados con los procesos de afirmación nacionales e identitarios. La cultura se mimetizó con los comportamientos de las clases altas, educadas, instruidas, ilustradas. Hoy en día, en cambio, se le puede otorgar un uso diferente, anclado en las perspectivas de la historia social, del movimiento obrero y la lucha de clases, sin perder los aportes del giro lingüístico, pero con herencia del marxismo.

El siguiente escrito tiene por objetivo analizar las formas en que el movimiento obrero desarrolló su cultura en la comuna de Puente Alto en la temporalidad delimitada en torno a su accionar propio y la influencia de las empresas. En ese sentido, se consideraron las expresiones culturales y modos de recreación, los espacios de sociabilidad y la vida cotidiana. Estos factores trajeron como resultados diversos comportamientos como fueron veladas, festividades, charlas, eventos deportivos, entre otros, que funcionaron como mecanismos de uso del tiempo libre. Como elemento transversal, se tendrá en consideración las formas de organización que la clase obrera tomó en el contexto estudiado ya que se analizó la experiencia socialista, comunista, y sindicalista papelera (ligada al sindicato de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones).

Se usó la premisa de que las clases obreras poseen una cultura propia, la cual no se encuentra desconectada de la cultura existente en las otras clases o grupos sociales de una sociedad específica en un tiempo dado y espacio definido. A partir de esta hoja de ruta, se establecerá en un primer momento qué entenderemos por cultura, cómo esta se profundiza en los grupos obreros en las categorías mencionadas en el párrafo anterior, para aterrizarlas en el estudio de caso y como se abordó metodológicamente. Posteriormente, se analizarán los tópicos estudiados en apartados individuales sobre las formas de expresión y recreación, la cultura promovida desde la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones, y el alcoholismo. Finalmente, las conclusiones en torno a las diferentes formas y manifestaciones de la cultura obrera de acuerdo con su correlación con otras dimensiones como las relaciones de poder y la vinculación con la cultura hegemónica.

Panorama teórico y metodológico

Para Raymond Williams la cultura es algo que se encuentra en el diario vivir, por ello asevera que la cultura es algo cotidiano[1]. En ese sentido, el autor reconoce la existencia de dos grandes significados de cultura, uno que lo relaciona a los comportamientos de las artes universales, cuya expresión estaría limitada a ciertos grupos de la sociedad, más ilustrados. La segunda aseveración, ligada a su idea de que la cultura es algo común y ordinario, sin demasiadas mediaciones y ocurre constantemente.

El materialismo cultural de Williams reconoce algunos elementos clave para su concepción. El primero es que la cultura de una sociedad se vincula con las relaciones de producción de la misma[2]. Sin caer en la determinación clásica del marxismo ortodoxo, las prácticas culturales se vinculan con las formas que el sustrato productivo toma, lo cual es explicado a partir del esquema base superestructura[3], evitando una relación lineal monocausal de la cultura.

La segunda premisa es que existe un modo de vida burgués y un modo de vida obrero[4]. Esto es fundamental a la hora de plantear la discusión sobre la posibilidad de que las clases obreras tengan una cultura propia. Williams nos recuerda ciertos prejuicios en torno a que la cultura popular sería un mero reflejo deformado de la cultura dominante, negándole su propia capacidad de creación y acción.

La tercera premisa se desprenda de la anterior. Al existir una cultura obrera, ligada a su modo de vida, su experiencia y práctica, pero por sobre todo sus intencionalidades de cambiar el estado actual de las cosas que le es desigual, podemos plantear entonces que proyecta una cultura distinta[5]. En otras palabras, defiende un modo diferente al imperante, por lo que sus comportamientos persiguen dicho objetivo y se empañan del mismo.

Para Williams el concepto también adquiere un doble significado, un primer lugar donde se establece una definición plural, encapsulada en torno a que existen culturas delimitadas, homogéneas a lo largo y ancho del planeta, ligándose con pueblos, tribus, o civilizaciones en específico. Una segunda, aproximándose a una noción más general de la cultura que la identifica como un comportamiento social innato a la humanidad, compartido por todas las personas.

Dicha versión no pluralizable reconoce que la cultura no siempre es coherente completamente, está rodeada de diversas contradicciones y reconoce que las culturas mutan y se vinculan siempre con el poder[6]. Por lo mismo, se relacionan con las disputas por el poder y la lógica semiótica. Desde esa mirada, la cultura es un campo dialéctico en donde el sistema se vincula constantemente con las prácticas.

Estas conceptualizaciones permiten aseverar que no existe una cultura obrera totalmente homogénea sin relación con los otros grupos, o sin que hubiesen existido diferencias dentro de la misma, que de hecho ocurrieron por ejemplo con la tendencia socialista, comunista y anarquista, el mundo obrero no organizado o cooptado por el Estado o privados. Sin embargo, lo interesante es encontrar las razones por lo que en ocasiones existen estos elementos que unen campos semióticos y prácticas.

Las diferencias que se pueden establecer dentro de la clase obrera ocurren por ejemplo con la clase obrera ilustrada denominada por Eduardo Deves[7] y cuyo máximo exponente fue Luis Emilio Recabarren. Dicho grupo tuvo la particularidad de presentarse de forma antagónica frente al proceso capitalista de integración del país a una economía mundial, que mostraba sus contradicciones a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Tenía la particularidad de acceder a una educación, a la escritura, con la cual intentaron difundir sus ideas, en ocasiones tomando los discursos ilustrados de las clases altas, pero dando ciertos ajustes a la consolidación de un proyecto que permitiera construir un país igualitario, solidario y fraterno.

La cultura plebeya y popular está fundamentada desde las prácticas[8]. La experiencia en Thompson se vuelve fundamental tanto en el sentido de la conformación histórica de la clase, como en los aprendizajes que a lo largo del tiempo toman los grupos obreros para enfrentar su situación. Estos procesos de lucha son parte de su configuración como grupo, van de la mano con las relaciones de explotación.

Las clases populares no deben ser entendidas en un sentido estricto como rebeldes, ni tampoco como meras depositarias de las contradicciones entre capital-trabajo lo que conllevaría a que su definición se encuentre condicionada por agentes externos. Las clases populares se definen a partir de su experiencia y su interrelación con los otros grupos y en ocasiones pueden comportarse como conservadoras en su rebeldía[9], defendiendo formas de vida anteriores.

Desde otra mirada, la formación de la conciencia, la cultura y la costumbre en la clase obrera en Thompson se presenta como proceso[10], como autoformación en cierto sentido, a partir de los elementos del contexto, de los lazos solidarios, de las formas de trabajo, sus batallas, su forma de vida general.

En ese sentido, resulta muy útil la conceptualización del mundo de los trabajadores de Ricardo Falcón[11]. Como bien plantea el autor, las investigaciones ligadas al ámbito laboral de la clase obrera se limitaron a las condiciones laborales, el conflicto que este pueda desencadenar y el espacio físico de las fábricas. En sus palabras, su categorización incluye el “ámbito del consumo, las condiciones de vida, y al mismo tiempo las instancias políticas e ideológicas del movimiento obrero y de los movimientos sociales y sus manifestaciones en el conjunto de la vida social, particularmente sus luchas”[12].

Se mencionó anteriormente la relación en la cultura del sistema y de las prácticas, sin las cuales lo semiótico pierde sustento. Las prácticas no se encuentran en el aire como si fueran comportamientos innatos, corresponden a una temporalidad y espacialidad. Es allí donde los estudios de la sociabilidad nos ayudan a profundizar en la cultura obrera.

La sociabilidad en Agulhon[13] encuentra principalmente su relación con el asociacionismo y cómo este se desarrolla en ciertos espacios como el club o la taberna. En ese sentido, hay una intencionalidad en la conformación de los vínculos. Por otro lado, Navarro[14] menciona que al reducir la sociabilidad con mero asociacionismo quita potencialidad a la categoría. La importancia de ocupar la sociabilidad en el análisis histórico es la posibilidad de explorar diversos espacios y dimensiones de la sociedad tales como: “los espacios de ocio (cafés, tabernas, salones, burdeles, etc.); las fiestas, mercados, plazas, calles y la ciudad en general; el mundo rural; la música, el deporte o el turismo; las sociedades culturales y recreativas; los grupos, entidades y círculos políticos de toda clase; el taller y la empresa; la masonería, el ejército, las parroquias y cofradías; la vida familiar o las sociabilidades femeninas…”

Claramente, la apertura desde la sociabilidad formal a la informal permitió una amplitud cronológica y geográfica, pero sobre todo metodológica. Sin embargo, es necesario dejar de forma establecida en el estudio cuáles serán los elementos que se abordarán y de qué forma, ya que, pese a que el concepto posee una riqueza importante, puede terminar siendo demasiado amplio. En el caso de este trabajo, tomaremos una conceptualización de sociabilidad amplia, considerando sobre todo tanto espacios formales, lugares de trabajo y sindicatos, como los correspondientes a la vida cotidiana, poblaciones obreras, teatros, y las diversas manifestaciones de aquellas: actividades deportivas, recreativas, fiestas.

En torno a las prácticas, una relación interesante entre cultura y clase obrera corresponde al tiempo libre de los trabajadores y cuáles son las actividades que estos realizan ya que lo vincula con los espacios de sociabilidad. Paseos, teatro obrero, veladas, eran comportamientos que buscaban que los obreros se alejaran de los vicios como el alcohol o la prostitución, pero a la vez, se concientizaran, se formaran y aportaran en el conflicto dentro del marco de la lucha de clases con un horizonte emancipatorio.

En esa medida, el alcoholismo fue uno de los elementos mayormente criticados por parte de distintas tendencias del movimiento obrero como el caso de los anarquistas[15] o socialistas[16]. El problema del alcohol alejaba a los obreros de la organización, de la toma de conciencia de su condición. Por ello, estos organizaron alternativas a la taberna intentando crear espacios libres de la alineación de la bebida.  No es casualidad entonces que existieran preocupaciones sobre el tiempo libre, sobre instancias para las familias de entretención los fines de semana, o las veladas para los obreros y obreras después de las jornadas laborales.

La cultura obrera que trascendió es principalmente escrita. Se debe advertir que la lectura no era un elemento generalizado en el contexto de comienzos de siglo XX. Sin embargo, la preocupación por la autoformación y la lectura es una característica del movimiento obrero chileno[17]. Un número importante de obreros se auto instruyeron o lograron estudiar gracias a la ayuda de los locales de partidos y sindicatos. Era un objetivo parte de transformar la sociedad y llegar al socialismo, por lo que se vinculaba con sus prácticas diarias.

Estos ejemplos son importantes ya que permiten afirmar con evidencia que el movimiento obrero no solamente presenta una cultura que es reflejo de la cultura de elite, se compone a partir de su experiencia como una cultura propia, con prácticas, con sus contradicciones internas claro, con perspectivas de transformación y con un campo semántico.

Acerca del perfil metodológico de este trabajo, se integra desde la perspectiva de una historia social con énfasis en la dimensión cultural. Los aspectos que se trabajaron: expresiones culturales y recreación, estuvieron atravesados por las visiones teóricas mencionadas anteriormente, de esa manera establecer de qué forma se expresó la cultura en Puente Alto tomando en consideración como punto de entrada las organizaciones políticas, sindicales y la labor empresarial desde las cuales tenemos acceso a las dimensiones estudiadas.

Puente Alto fue un espacio pequeño durante buena parte de su historia, existiendo una fuerte presencia paternalista de las empresas las cuales lograron crear un imaginario que continúa hasta nuestros días. En ese sentido, pese a existir organización obrera, se encuentra mediada de acuerdo con el lugar que los grupos de trabajadores ocupaban en términos de jerarquía e identificación con la patronal. Por lo mismo, las fuentes son diversas en términos de explicitar ciertos aspectos dependiendo de sus creadores, de los actores que las escriben. Lo anterior no es ninguna novedad, pero debe ser colocado en perspectiva, hay elementos que son transversales como la cantidad de personas trabajando en la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones y sus demandas, o beneficios, dependiendo de la fuente en específico.

Esto quiere decir que las fuentes están atravesadas por la experiencia paternalista, su aceptación, su experiencia indiferente o táctica, en el caso de obreros que solicitan mejoras, o antagónica para quienes propusieron posiciones conflictivas tanto con soluciones privadas como estatales. El paternalismo fue un mecanismo de discplinamiento social consistente en medidas de regulación del trabajo que las empresas implementaron con la finalidad de crear

un hombre nuevo[18]. De esa manera, mediante los beneficios otorgados, se persiguió que los obreros desarrollaran identificación con la empresa[19] y siguieran un comportamiento de acuerdo con la moral alejado de los vicios sociales.

En segundo lugar, tener resguardos respecto a que la sociabilidad y cultura obrera no son preocupaciones directas ni del departamento de Bienestar Social ni de los comandos comunales de los partidos obreros. Al menos, no en un sentido de sus objetivos primordiales. De esa forma, el acceso que tengamos a la experiencia cotidiana de las familias y obreros es limitada, además de agregar el factor de que solamente estamos leyendo a los grupos organizados o que conforman los sectores cooptados por las prácticas paternalistas.

Referente a los espacios de sociabilidad interesó por sobre todo relacionarlos con la vida cotidiana de los habitantes de la comuna, abordándolos desde la experiencia en términos thompsionianos, es decir, desde la vivencia de la miseria, como desde la organización, como y también de las alegrías. Al mismo tiempo, dicha experiencia se inserta en un contexto de producción cultural que vinculó relaciones de poder a partir de la acción de las empresas, el Estado, organizaciones obreras afines o no a la patronal, obreros sin ninguna afiliación, etc. Si los obreros proyectaban su accionar de acuerdo con una forma de vida diferente, reflejando entonces una cultura coherente con ese objetivo, siguiendo lo mencionado más arriba con Williams, los privados y el accionar paternalista tampoco estaba está lejos de lo mismo. La diferencia radicaría en los propósitos de ambos, en el contenido de sus propuestas, por lo que la relación entre cultura y espacio, este caso laboral, estaba mediada por dichas percepciones y proyectos.

Las formas de recreación fueron abordadas desde la perspectiva del mundo de los trabajadores propuesto por Ricardo Falcón, las nociones ampliadas que superan lo netamente laboral, explorando las posibilidades de vida diaria y uso del tiempo libre. Por ello nos enfocaremos en qué formas de recreación primaron, cuáles fueron las respuestas a los vicios sociales de la época como el alcoholismo, de qué manera se materializan los roles de género en las expresiones culturales, como el género se vincula con el poder y los distintos actores. Más profundamente, cuál es el vínculo por una parte entre el actor que propone cierta actividad de recreación, sus objetivos y el público al que va orientado.

Se concibió que la cultura era algo cotidiano, común a todas las personas, sin embargo, se manifestaba de forma diferente de acuerdo con las relaciones de poder, su vinculación con la espacialidad, con las herramientas que dispusieron, el contexto cultura general, los niveles de politización, entre otros elementos. Por otro lado, cuánto de las expresiones culturales existentes en el período tuvieron una definición clara entre objetivos y contenido político. A priori, los sectores obreros tuvieron dicha caracterización, por lo que fue necesario ponerlo en perspectiva y analizarlo de forma comparativa. En ese sentido, se tuvo en consideración también que la temporalidad propuesta coincide con unas transformaciones profundas dentro del movimiento obrero y la sociedad chilena en general[20]. Los discursos alternativos al orden imperante fueron perdiendo peso frente a la posibilidad de ser parte de los gobiernos, al mismo tiempo emergió el populismo como solución conservadora frente al problema social[21]. Dentro de todo el contexto, también se generaron variados casos depaternalismo industrial, siendo la década del veinte el comienzo de la aparición de los departamentos de bienestar[22].

Expresiones culturales y recreación desde una perspectiva obrera

En un contexto paternalista como lo fue la comuna de Puente Alto, los designios de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones influenciaron en buena parte a los grupos obreros, ya tuvieran un empleo calificado dentro de la misma, o no. La relación entre cultura y base material fue tomada desde las conceptualizaciones que se mencionaron anteriormente. Es decir, de forma dialéctica tanto desde la influencia de las formas de trabajo, en este caso paternalista, con los aspectos culturales desarrollados por los diferentes actores. Sin embargo, eso no quitó la capacidad propia de los grupos obreros de proponer diversas actividades, prácticas y formas de recreación.

Los grupos obreros se movieron principalmente en los siguientes espacios: sindicatos, bibliotecas, Teatro Palermo, Teatro Nacional, clubes deportivos, barrios obreros. En todos ellos, se desarrolló cierta mixtura entre lo que las empresas promocionaban, versus lo que los grupos obreros lograron. Sin embargo, existieron instancias propias, ciertos márgenes de autonomía, pese a que en la práctica compartían la misma materialidad como el caso del mencionado Teatro Palermo. A continuación, se revisarán las principales formas de expresión cultural y de recreación del período.

Una primera expresión cultural del período corresponde a las veladas. Estas eran realizadas generalmente en los locales de los sindicatos o en el Teatro Palermo. Las temáticas podían ser muy variadas, desde presentaciones de grupos musicales, teatro, cine, o temas políticos.

En el Sindicato Papelero[23]  en noviembre de 1939 se desarrolló una velada consistente en una charla organizada por el Directorio donde se plantearon asuntos relacionados a la tuberculosis y sarna. La charla fue dictada por el doctor Zaror y bien agradecida por el público, al ser tratado también las problemáticas sobre previsión social y servicios de salud. La jornada fue amenizada con la música de la orquesta del maestro Bustos. Posteriormente, fue informado que la siguiente charla tratará sobre educación, dictada por el profesor de la comuna Tubal Arnal.

Una velada cultural ocurrió en el Sindicato de Papeleros del jueves 26 de marzo[24] de 1936 donde presentaron una charla sobre derechos e la mujer e higiene sexual. Dictado por miembros del Comité Pro-Emancipación de las Mujeres de Chile. Además, se proyectaron películas donadas por el Ministerio del Trabajo. Entre ambas instancias, se desarrollan número de variedades, números de guitarra y un sketch llamado “La Bicicleta”.

El día 17 de octubre de 1944[25], se organizó una Velada donde Amanda Labarca, profesora y destacada activista por los derechos de las mujeres presentó en el Teatro Palermo. Berta Peña secretaria de Prensa y propaganda de la Subcomisión pro Congreso de las Mujeres de Puente Alto, estuvo encargada de las distintas gestiones con la finalidad de realizar a actividad. Para amenizar la jornada fue invitado la Orquesta de Profesores dirigida por el Jefe de la Enseñanza de Adultos, además de un numero teatral.

Las veladas también sirvieron para apoyar o permitir que ciertas organizaciones generarán beneficios, como podría ser a favor de clubes deportivos, los sindicatos o organizaciones comunales de diversa índole. Una velada se realizó el sábado 16 en el Salón Teatro del Sindicato Papelero donde La Sociedad Mutual “Doctor Madrid”, solicitó al sindicato que se le permitiera usar el espacio para un beneficio a los obreros cesantes de la fábrica de Envases y Enlozados, producto de un incendio. El programa consistía en un juguete cómico llamado “las luchas internas”, un acto de variedades, para finalizar con un baile amenizado por una regia orquesta.

Acompañando a las diversas veladas realizadas tanto en el Sindicato Papelero, como en el Teatro Palermo, se encontraban dos conjuntos teatrales: Victoria y Sippa[26]. El primero, derivó del Club de Deportes Victoria Nacional de la Fábrica de tejidos Victoria que poseía una rama cultural. En el año 1935 cuatro trabajadores, Luis Lorca, Ricardo Bastallé, Héctor Sánchez y Pepe Ramírez, fundaron la agrupación con el fin de utilizar el teatro para ofrecer un panorama distinto, coincidiendo con la apertura del Teatro Palermo. Posteriormente, de acuerdo con Ayán Quintana[27], la agrupación participó en un concurso patrocinado por el Departamento de Extensión Cultural del Ministerio del Trabajo, obteniendo el primer premio con la obra “Su lado Flaco”.

En el caso de la segunda agrupación, nació de parte del Sindicato Papelero de Puente Alto, de allí su nombre SIPPA, conformado desde la extensión cultural. La agrupación fue apoyada desde la empresa y estuvo constantemente participando en los eventos de aniversarios del sindicato o el día del trabajo de cada año[28]. El conjunto estuvo activo cerca de diez años, llevando principalmente al público comedias de fácil ejecución donde participaban tanto adultos como niños.

En el Teatro Palermo también, constantemente se proyectaron películas lo que era publicitado por los diarios obreros del período y la prensa local. Destacan, los “Rotativo Palermo”, días en que se pasaban varias veces la misma cinta, incluyendo películas extranjeras provenientes de Rusia.

La segunda gran expresión, correspondía a las festividades desde donde destacan las fiestas patrias, la fiesta de la primavera y alguna conmemoración específico como lo es el primero de mayo. Dichos eventos eran espacios de sociabilidad para la comuna, la dinamizaban, proponiendo diversas actividades deportivas y eventos públicos. Generalmente, consistían en actos desarrollados en los estadios de la comuna, en su plaza de armas, en sus principales calles y en las poblaciones obreras. Existen variados registros de sus cronogramas ya que eran publicados en la prensa local y la obrera.

Las fiestas patrias de 1936[29] incluyeron algunas actividades de parte del Sindicado Industrial de Papeleros, quienes constantemente tenían cierto rol que cumplir en estas instancias, que consistieron en funciones de cine el 18 de septiembre con la película infantil “La vida de las hormigas”, y el día 19 “Una Canción en los Bosques de Viena”. Se destacó en las celebraciones el día 17 con la apertura de las fondas y con un match de boxing. El día 18 y 19 se realizaron actividades de desfile del Batallón de Ferrocarriles, el cuerpo de Bomberos y los boys scouts. Además, campeonatos deportivos de futbol y basquetbol, además de fuegos artificiales en la Plaza Manuel Rodríguez.

Para el desarrollo de las fiestas patrias de 1944[30], existieron celebraciones tanto a nivel central como en la Población Papelera. Para el caso de la segunda, un comité organizó una serie de actividades y un cronograma. La jornada comenzaba a las siete de la mañana con una Diana de parte de la Banda Municipal.  A los ocho izamientos de bandera en la entrada de la población, dando honores la Brigada Scout “Domingo Matte Pérez”. Posteriormente, una misa oficiada por el Arzobispo de Santiago y bendición de una plaza con el nombre de Fernando Matte Valdés. Más tarde, se realizarán actividades deportivas siendo un triangular de basquetbol, con premios de ocho medallas, y dos carreras ciclistas, ambas actividades compuestas por los niños de la población.

A nivel comunal, el programa completo de la municipalidad incluía distintas actividades desde el día 16 al 19 de septiembre[31]. Las festividades comenzaron con la apertura de las ramadas comunales ubicadas en el estadio municipal. El día 17 de septiembre se desarrolló una marcha con las Bandas del Regimiento que recorrieron las poblaciones entonando Himnos marciales, se realizó una carrera ciclista que termino en la población Granjas. En el transcurso de la tarde, campeonato de futbol en el Estadio Municipal, y de basquetbol en la cancha del Sindicato Papelero. Finalmente, una retreta en la plaza central con una banda.

El tercer día, las actividades consistieron principalmente en desfiles militares e izamiento de bandera en la plaza de armas de la comuna. Cercano al mediodía se ofrecieron funciones de cine gratuitas en el Teatro Palermo y Teatro Nacional. La tarde, fue destinada para continuar con los campeonatos y también un ejercicio de combate de arte del Regimiento de Infantería en el Estadio Municipal.

El último día tuvo como principales actividades las finales de los campeonatos de futbol y básquetbol en sus respectivas locaciones. Finalizaron las festividades con una retreta u bailes en la Plaza Manuel Rodríguez.

Las fiestas primaverales eran otro de los eventos masivos desarrollados en la comuna, en este caso durante el mes de noviembre. La celebración requería gran organización, poseía diversas actividades y coronaba una reina. Para las fiestas de 1935[32], se coronó como reina a Luisa Escolano de la Fabrica Nueva (una de las instalaciones que componía la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones), existiendo otras candidatas de las otras fábricas como Esperanza, Victoria, y una candidata de la pulpería. La forma de sufragio fue mediante cajas ubicadas en las diversas industrias.

Durante varios días se ofrecieron bailes, realizándose también una velada bufa el viernes 8 en el teatro del Sindicato de Papeleros. La organización de la fiesta acordó realizar un carro especial para la reina que participaría en el desfile de coches con flores que recorrerían algunos sectores de la comuna.

Las fiestas fueron todo un éxito[33], se destacó la alta participación de trabajadores en los eventos y el buen clima, evitándose incidentes que lamentar. Se realizó un campeonato de basquetbol relámpago que tuvo como victorioso al equipo de la Fabrica Victoria[34]. Además, se llevó a cabo la final de la “Copa Ebbinghaus”, entre los equipos de Celulosa y Victoria frente a un público de tres mil personas, ganando los segundos por un marcador de dos a cero. En los bailes desarrollados el sábado y domingo, participaron incluso los altos cargos de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones, destacándose la presencia de Luis Matte Larraín, quien fuera uno de los fundadores de la empresa.

Otro registro de una celebración distinta de la fiesta de la primavera se desarrolló en la Fábrica de Tejidos Victoria[35]. La industria ubicada en la calle Eyzaguirre tuvo sus propios festejos en donde se escogió una Reina Tejedora, siendo escogida la señorita Laura Sanhueza. Durante dos días se realizaron actividades con la finalidad de reunir fondos para los trabajadores enfermos del sindicato. El primer día se realizó un baile social de fantasía en la pista de la compañía. Al día siguiente, hubo un evento deportivo con los clubes de la empresa y de empresas cercanas.

Para los primero de mayo, el papel de los sindicatos tomaba especial importancia, siendo núcleos de las actividades desarrolladas donde se perfilaba el horizonte emancipatorio de la clase trabajadora. Además, eran ocasiones para que en la prensa obrera publicaran reflexiones sobre la lucha sindical o las condiciones de vida de la clase trabajadora. El primero de mayo de 1935 se desarrolló en el Sindicato Papelero[36], teniendo un agitado cronograma. En la mañana, se realizaron disertaciones sobre el origen de la conmemoración, además se leyó la memoria del año administrativo del sindicato. Durante la tarde, una matineé en la sala de teatro del sindicato, una competencia de futbol de tres partidos entre equipos de las empresas locales.

Desde las seis y media de la tarde se desarrolló la actividad principal en el salón teatral del Sindicato Papelero. Allí, comenzó la velada con una presentación del Conjunto Artístico Esperanza, teniendo monólogos, diálogos, dúos de guitarra, sketchs, canto y poesía, todo acompañado por una orquesta.

Como se puede deducir de lo presentando hasta ahora, la actividad física fue un mecanismo de recreación promocionado desde todos los actores. Todo evento masivo estaba acompañado de alguna competencia deportiva. El futbol, basquetbol, box, ciclismo formaban parte de las celebraciones, en formas de campeonatos relámpagos, ofreciendo premios para los ganadores. Esto se agregaba a la panorámica general de la Liga Papelera, instancia creada por la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones.

El día 15 de febrero de 1931 se da por fundada la Asociación de Futbol de Puente Alto con la presencia del club Victoria, Júpiter y Huracán como los principales exponentes. Cabe destacar que el primero de estos clubes fue fundado en 1915. Otros clubes conformados posteriormente, tenían nombres alusivos a la familia Matte, fundadora de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones, a otras industrias o nombres que referenciaban a zonas de la localidad como fueron: Luis Matte Larraín (1940), Independiente (1941), Eugenio Matte (1941), Arauco (1941), Olimpia (1944), Población Mourgues (1945), Maipo (1949), Cadena (1950), Granja (1950). De esa manera, se construyó una identidad deportiva ligada a los clubes los cuales eran un panorama semanal para los obreros.

El basquetbol femenino también se desarrolló con fuerza en la localidad, teniendo como punto álgido la fundación de la Asociación de Basquetbol Femenino de Puente Alto el día 30 de junio de 1947. Dentro de los equipos fundadores estaba Emma Lanz, nombrada así en honor a la visitadora social de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones. En aquel equipo, jugaba Irene Velásquez reconocida basquetbolista puentealtina y campeona con la selección nacional en el sudamericano de 1956 disputado en Quito. Esto generó un crecimiento de la disciplina a nivel local, que se proyecta hasta nuestros días.

En los casos mencionados anteriormente, se refleja por un lado las intenciones de los grupos obreros de realizar actividades acorde a sus visiones y proyecciones, como el caso de las veladas y los primeros de mayo, espacios donde podían desarrollar la cultura local en conjunto con los posicionamientos políticos desde los cuales se articulaban. Por otro lado, zonas en donde existía una experiencia colectiva mediada por la acción de instituciones, como la municipalidad, y las industrias, como sucedía con las fiestas patrias y de la primavera. En aquellas instancias, lo popular y lo hegemónico se entremezclaban.

Esta configuración especifica, donde se intercala lo empresarial-industrial, lo institucional y lo obrero, crean una mixtura en la cual se desarrollan las prácticas. La sociabilidad resultante es compleja, heterogénea, en la que se interrelacionan los actores, pero permite cierta elasticidad otorgándole capacidad de autonomía a los grupos obreros organizados como fueron socialistas y comunistas. Avanzar hacia la emancipación social significaba también desarrollo de cultura local, pero aquello no se encontraba en el aire, debía utilizar las oportunidades y herramientas que el contexto otorgaba.

Formas escritas de expresión

Las formas de expresión mencionadas anteriormente no agotaron el actuar obrero. También, existieron modos propios de los trabajadores a la hora de desenvolverse culturalmente de en formato escrito. En la prensa obrera de la época, destacaban poesía y escritos que se encontraban en los diversos números. El siguiente poema realizado por Joaquín Palacios apareció en Voz del Pueblo del partido socialista:

¡Oh, qué fastidio late en 1os talleres!

donde en sumiso laborar condensan

riquezas que acapara la -avaricia

todo este enjambre anónimo di seres

que sufren sin sentir porque no piensan

en la bestialidad de la injusticia

que. hay en la vil explotación que han sido

víctimas, en el curso de la suerte,

viviendo sin vivir lo que han vivido

como en un anticipo de la muerte[37]

Como se aprecia en el poema, el autor presentaba una fuerte crítica a las condiciones laborales y de explotación como injusticia, como anticipo de la muerte. Joaquín Palacios, fue un obrero que se autoformó dedicándose también a la poesía. Era común encontrar sus escritos en la prensa sindicalista, socialista o en las mismas páginas del semanario de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones. Su transversalidad se basó en los roles que poseía el poeta y en las formas de sociabilidad que existieron en el contexto local específico. En palabras de Caupolicán Montaldo[38], se trató de un talento importante a nivel local el cual siempre estuvo de parte de la crítica social, pero al mismo tiempo complementándolo con una fuerte creencia católica que también se integró en sus poemas.

Joaquín Palacios escribió sobre diversas temáticas, teniendo poesía relacionada al amor, a temáticas religiosas, a las problemáticas de la vida obrera, a reflexionar sobre la existencia y la vida cotidiana como en el siguiente pequeño poema llamado “Reloj sin melodía”: “En cada cosa que se va nos vamos; sombra de un sueño somos del momento, que a la razón del mundo despertamos, ¡La eternidad no existe más que en el pensamiento!”[39]. Agrega en varios escritos valores de fraternidad, de trabajo en común, solidaridad paz y justicia, en conjunto con cuestionamientos hacia la avaricia y la acumulación de riquezas[40] .

En otro escrito, llamado “Pregón del ahora”, el poeta hizo referencia a la preocupación por sobre las elecciones, engaños en los que pueden caer los obreros, en tiempos difíciles, se debe tener mucho cuidado respecto a las decisiones que se toman y los discursos que las personas presentan. El escrito termina concluyendo que: “Si hoy traicionas tu derecho, vendido en la infame feria de los pulpos del cohecho, quedaras en la miseria, sin pan ni abrigo ni techo…”[41].

En otros escritos, sin una prosa poética, realizaba reflexiones acerca de la explotación capitalista y como los obreros respondían a esta[42]. En ese sentido, destacaba la formación de sindicatos y escuelas en los sindicatos para la apertura de cursos de capacitación técnica y cultural, con el fin de iluminar el espíritu y progresar. En conjunto con ello, una preocupación por las condiciones de los campesinos, en resolver el problema de la tierra para que los hombres que trabajaban en ella la pudiesen conquistar.

Su figura fue tan transversal, tanto para los sectores obreros como empresariales, que inclusive participó en un homenaje para la figura del mencionado Caupolicán Montaldo, también poeta y parte del Departamento de Bienestar de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones. El jueves 18 de julio de 1935[43]en el salón teatro del Sindicato Papelero, se celebró la distinción máxima ganado por Montaldo en los Juegos Florales de Valparaíso. Aquí se evidencia la mixtura planteada entre lo obrero y empresarial, siendo este acto un ejemplo de como la empresa propicio espacios donde sus intereses se interrelacionaban con el de los trabajadores.

Con un público de más de mil quinientas personas, la velada tuvo números musicales y unas palabras de agradecimiento departe del homenajeado. Entre medio, Joaquín Palacios mencionó un breve discurso indicando que: “ es la primera vez en Chile… que los obreros … rinden homenaje a la labor de un poeta… el que vibra con sus emociones y sabe decir la palabra más alta y más pura frente a los duros problemas de los humildes”[44].

A finales de los cuarenta, destacaba la producción literaria de Raquel Cuadra de Andrade [45] poeta profesora de la Escuela Canadá N° 250, quien destacó en diversas actividades de la escuela y publicó un libro llamado “Hojas al viento”, donde trató diversos temas respecto a la vida cotidiana, las emociones, el amor y la niñez., como en el siguiente extracto:

Ya encontré la ilusión la ilusión y la esperanza,

Ya encontré, de la vida, la belleza

Al penetrar por todos los caminos

Y comprender las rondas de los niños

Y en la corola abierta de las rosas

Conocer la raíz que está en las sombras.

La cultura promocionada desde la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones

La Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones, desde una mirada paternalista generó por una parte beneficios para sus trabajadores, siendo destacada en el contexto como empresa modelo, pero al mismo tiempo promocionó formas de conducta que encausaran la vida de estos, aumentando su nivel cultural y evitando que cayeran en los vicios sociales.

Sobre la vida cotidiana de barrio, encontramos un aspecto interesante, ya que la cultura local reflejaba las relaciones de poder, la disputa, el consenso y consentimiento. La Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones construyó dos poblaciones: Granjas y Papelera, las cuales fueron diseñadas y entregadas a empleados de la misma empresa. La primera de estas experiencias se encuentra hasta hoy al frente de la misma industria, consistió en unidades con baño cocina y habitaciones las cuales eran entregadas en arriendo a los obreros. En el caso de la segunda, su configuración espacial radicaba en terrenos amplios, con posibilidad de cultivar huertos, en una zona alejada del área urbanizada de la comuna. La idea era que los empleados pudieran vivir en un ambiente higiénico alejado de los vicios, destacó en este caso que el incentivo para que cultivarán en huertas, siendo una influencia a la vez del contexto nacional[46].

Para el caso de la Población Papelera, la compañía generó mecanismos de control social mediante las visitas sociales, donde por ejemplo se preocupaba de que las familias estuviesen bien constituidas en matrimonio, o asignaba casas en las poblaciones de acuerdo al cumplimiento de requisitos y buen comportamiento. Inclusive en el año 1936 se creó un concurso para premiar a las viviendas mejor aseadas[47]. La preocupación higiénica de la empresa se tradujo en un concurso donde las casas ganadoras recibieran un dinero con el fin de que pudiesen gastarlo en mejorar el mobiliario del interior del hogar.

Desde la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones y su órgano de Bienestar Social, se promovieron comportamientos para las mujeres indicando su función como amas de casa, ocupadas de las labores domésticas y del cuidado de sus maridos: “La mujer ha sido creada por su naturaleza para la vida de hogar: la administración interior de la casa, el gobierno doméstico, el cuidado y la educación de la familia le están reservados y ésta es su gloria y su destino”[48] . En ese sentido, las páginas del periódico Cooperación enfatizaban en la importancia del rol de la mujer en la sociedad como sustento de la familia, y esta última como base de la sociedad. De esa forma, si la familia por algún motivo se deterioraba o se desintegraba, era toda la sociedad la que sufría con aquel mal. Por otro lado, la reflexión también era planteada en términos contrarios, es decir, todos los males del mundo podían ser explicados desde una mala conformación del hogar, o comportamientos errados de los padres. La formación de ciudadanos capaces de enfrentarse a la democracia era responsabilidad principalmente de las mujeres.

La empresa no solamente generó un discurso para las mujeres que se dedicaban cien por ciento al hogar. También, mantuvo siempre escritos que interpelaban a las mujeres que trabajaban en las industrias locales, aunque siempre desde un rol ligado al sacrificio como situación natural: “Cuando os sintáis cansadas o agobiadas por alguna pena, desafiad dolor, entonad un canto de amor o una canción de cuna recordando con esto a vuestros seres queridos o a vuestros hijos y entonces renacerán vuestras fuerzas físicas y espirituales…”[49] .

Una sección específica de Cooperación denominada “Para el hogar” presentaba consejos y pautas tanto para mujeres como hombres. En el caso de las primeras, constantemente aparecieron temas relacionados con la alimentación de los hijos, la lactancia materna, el cuidado del hogar y recetas de cocina. En el caso de los segundos, comportamientos propios de un proveedor, capacidad de ahorro, prevención frente a las posibles incertidumbres del futuro y de evitar caer en malas conductas sociales como lo son la violencia física o el alcohol.

Los comportamientos que debían tener las mujeres para con el hogar, sus maridos y sus hijos reforzaban lo que estaba ocurriendo en términos macro en la sociedad chilena. El Frente Popular[50], propició una política familiar donde la mujer se concibió en un rol doméstico, coincidiendo con transformaciones profundas de la sociedad, dejando de lado su labor como trabajadora, para dedicarse de forma exclusiva al mundo privado. No se debe olvidar que el género es un campo en donde se articula el poder[51]. De esa forma, las propuestas que se están revisando están atravesadas por las posibilidades de acción que les son otorgadas a las mujeres en un contexto específico, donde se encuentra este caso de estudio.

La educación de las jóvenes era una tarea que requería una a correcta preocupación[52]. Pese a que las familias ya no eran tan numerosas, las madres debían preocuparse de la educación de las mujeres, no bastaba solamente con la educación escolar. Los buenos modales y prácticas eran reflejo de la educación dentro del hogar. Por lo mismo, si no existía tino de parte de las madres las visitadoras orientaban y encargaban de la enseñanza.

El doctor Flint Gedo presentó un texto exclusivamente para el diario titulado “El cuidado de la guagua”[53], en el realizaba una reflexión sobre cómo no existía una institución que formara a la madre que daba a luz sobre los cuidados del recién nacido. En ese sentido, de acuerdo con su criterio, deberían pasar por un curso de Economía Doméstica y Puericultura. El texto reconocía la labor doméstica y de cuidado de las mujeres, a diferencia de los hombres que se encontraban preocupados por otras luchas y logros, en cambio la responsabilidad caía en ellas ya que pasaban la mayor parte del tiempo con los hijos, por lo que el niño o niña adoptaba las costumbres de la madre.

El reforzamiento del rol doméstico de la mujer era presentado desde una perspectiva donde se planteaban las consecuencias del abandono de dicho rol: “El mundo sin mujeres amantes del hogar no podrá subsistir por mucho tiempo y el hombre que necesita de un descanso para recuperar sus fuerzas gastadas en el trabajo buscará siempre el regazo de una mujer amada para confiarle sus secretos, sus pesares y sus alegrías.”[54]. De esa manera, el hogar perdió atractivo debido a que la mujer debía trabajar y, en conjunto con las entretenciones banales, provocaban que el concepto de hogar de las generaciones anteriores ya no existiera.

Los llamados a los hombres promocionaron el comportamiento de un padre de familia, como esposo cariñoso y respetuoso: “Caballero obrero: su mujer le perdonará todo hasta que haya robado; pero no le perdonará jamás que sea Ud. Cobarde. Sea suave, sea amable, dulce y sea firme como un roble cuando haya que serlo. Ese es el secreto principal para un marido que desea mantenerse elevado ante su mujer”[55]. El llamado consistía en una fineza en el trato y modales finos, no desde una aspereza como sinónimo de hombría.

Respecto al ahorro se indicaba que: “es un acto de honradez y de justicia, pues tiene un compromiso ante Dios y ante la ley de cuidar y resguardar la vida de su familia”[56]. El acto de ahorrar era una previsión respecto al futuro, de prudencia frente a la incertidumbre del mañana. Como ser inteligente, el hombre ahorrador podía dormir tranquilo el día de hoy sin preocuparse por las posibilidades del futuro. La misma naturaleza daba ejemplos con las hormigas y abejas manteniendo almacenes para la época del invierno.

Este comportamiento responsable en torno al dinero se extremó a la hora de tratar sobre el pago de los obreros: “El salario que gana todo hombre casado pertenece por derecho a la mujer y a los hijos”[57]. El gastar el dinero en la taberna, en el juego o prostíbulos era un robo cometido a la familia. Dicha irresponsabilidad fue concebida como un estado de corrupción moral que debía ser combatido.

Las iniciativas culturales que fueron creadas desde el Departamento de Bienestar de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones apuntaban a toda la familia. En ese sentido, el deporte destacaba para los obreros, las recomendaciones hogareñas para las mujeres, bailes y veladas para la recreación nocturna, y también actividades para los menores.  Los programas de fiestas patrias iban acompañados de distintas instancias para los hijos de los obreros[58] como fueron circo, concurso de recitaciones y música.

El scoutismo fue considerado desde la empresa, en especial desde la visitadora social Emma Lanz, como un mecanismo para que las generaciones jóvenes tomarán valores de amor a la patria y a su comunidad, en conjunto con el desarrollo físico. De esa forma era común que los hijos de los obreros y los estudiantes de las escuelas de la comuna estuvieran en la brigada Scout Luis Matte llamada así en honor al primer presidente de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones a modo de homenaje.

El problema del Alcoholismo

Durante toda la temporalidad abordada existieron referencias a la situación, ya sea mencionado los males asociados al consumo, la alta cantidad de expendios de bebidas alcohólicas o las consecuencias sociales del mismo. Todos los actores que han sido mencionados hasta ahora generaron un discurso crítico frente al consumo excesivo de alcohol y las consecuencias que este acarreaba tanto para el consumidor, como las familias obreras. Un primer registro encontrado corresponde al año 1929[59]. En aquél escrito, se mencionaba la embriaguez como una desgracia y obstáculo para el progreso. El autor planteaba que un chileno no podía ser esclavo y menos esclavo de un vicio. El texto concluía poniendo como meta resistir al alcoholismo en nombre de la patria y de Dios, porque el alcohol era enemigo de ambos.

A propósito de una huelga papelera realizada el año 1936, las autoridades locales y empresariales solicitaron el establecimiento de zona seca[60] en la comuna mientras durará la movilización. La petición fue aceptada, aunque lamentablemente la preocupación continuaba, solicitando inclusive al presidente de la época Arturo Alessandri[61], la aplicación para Puente Alto de una zona semi-seca, con el fin de evitar el consumo excesivo del alcohol, generando medidas de ayuda para las empresas de la zona que se dedicaban a la actividad vitivinícola. En dicha reunión participó Caupolicán Montaldo como representante del Departamento de Bienestar de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones, y Francisco Gonzales y Alejandro Álvarez, miembros del Sindicato Industrial Papelero.

La Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones mantuvo un discurso constante en contra del alcoholismo tratándolo como enfermedad[62], dándole una importancia central como mal de la sociedad chilena y más precisamente de la comuna de Puente Alto. En algunos artículos de Cooperación, se profundizó en el aspecto científico biológico[63] del consumo problemático dando cuenta de cómo actúa a nivel celular permitiendo su absorción, creando una especie de “costumbre” en el cuerpo, lo que conllevaba a mayores ingestas.

Inclusive, se realizaron charlas sobre la temática como la ocurrida el día 29 de agosto de 1935 en el local del Sindicato de Papeleros[64]. El conferencista de la jornada fue Francisco Riveros Zúñiga estudiante universitario de ciencias naturales y químicas quien fuera Director de la Liga Chilena de Higiene Social y Director de la Liga contra el Alcoholismo. Además de hablar del consumo problemático y su aspecto en la salubridad, predisponiendo al consumidor a otras enfermedades, mencionó su relación con otros males sociales como lo son las actitudes violentas, la afectación de la vida familiar para la madre y los hijos, y la contracción de infecciones venéreas como la sífilis o gonorrea.

Como ya se ha mencionado, la respuesta de los grupos obreros referentes al alcoholismo fue coherente con el accionar empresarial, siendo un tema de constante propaganda en la prensa obrera.  Existieron casas clandestinas ubicadas en diversas calles, como en Irarrázaval[65], donde generalmente sábados y domingos existían problemas debido al consumo de la bebida y las peleas que aquello acarreaba.

El alcoholismo fue tratado como esclavitud de la clase y miseria de la familia[66]. De esa forma, los obreros proponían primero una emancipación de los vicios que tendía la burguesía antes de otros procesos más profundos. El dinero que terminaba en manos del viñatero y los accionistas de los hipódromos, recursos que eran necesarios para la familia obrera y la lucha social.

Situación aparte, fue la denuncia en contra de los hechos sangrientos y violentos a propósito de riñas. En 1938, ocurrió el asesinato de Eduardo Ríos, boxeador y obrero[67]. Según los hechos, desarrollados en la Viña Concha y Toro, el consumo de alcohol provocó una pelea que terminó con el apuñalamiento de la víctima quien falleció posteriormente. Otro hecho de sangre relacionado con el consumo de bebidas alcohólicas provocó la muerte de Oscar Martínez[68], trabajador de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones. Este vicio social era nombrado[69] como causa de estragos donde debe ejercerse medidas para evitar la propagación de las consecuencias de este.

Una riña ocurrida en la calle José Luis Coo número 535 enfrentó a dos obreros Héctor Darío Miranda y José Henríquez[70], que concluyó cuando el primero apuñaló al segundo falleciendo en la Casa de Socorros. Frente a este caso los obreros manifestaron la necesidad de medidas urgentes estableciendo vigilancias a los negocios de alcoholes y sancionando fuertemente a los que comerciaban clandestinamente

En el año 1938 se publicaron los 55 roles de patentes para ventas de alcohol[71] de la comuna de Puente Alto. Estos roles correspondían a 9 hoteles, 4 restaurant, 3 clubes sociales, y 39 depósitos de alcoholes. En términos generales se encontraban en el centro de la localidad, teniendo cierta aglomeración en calles como Eyzaguirre, José Luis Coo e Irarrazabal. Esta alta cantidad de expendios de venta de alcohol fue criticada constantemente, considerando que existían otras necesidades tomando en cuenta que Puente Alto era un pueblo agrícola e industrial alejado de la ciudad de Santiago.

Como se observa en el Mapa N° 1, Puente Alto no fue un medio urbano demasiado extenso, donde coexistieron espacios de organización, de trabajo, de vida cotidiana con los expendios de venta de alcohol. De esa manera, en su centro histórico, convivían los teatros, donde existía recreación y diversos eventos, las empresas e industrias, siendo la más destacada la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones, con tabernas, restaurantes, o locales clandestinos. Los obreros no debían movilizarse tanto para llegar a un punto donde era posible comprar. Aquello explica en parte la preocupación sobre la temática, además, en calles como Baquedano donde se encontraba la sede del Partido Comunista, a pocos metros había expendios de bebidas alcohólicas.

Mapa N° 1 Expendios de bebidas alcohólicas, lugares de organización y recreación

Fuente: elaboración en base a prensa y datos de la Municipalidad de Puente Alto.

En la década de los cuarenta el problema no desapareció[72]. Continuo la denuncia sobre estragos que producía en la sociedad chilena y en la comunidad local, notando como causa principal la desnutrición del obrero.  Además, el bebedor chileno era principalmente ocasional a la hora de que se le daba el pago por su trabajo, arruinando su economía, trayendo consecuencias hacia su entorno familiar, dejando a su mujer y a los niños a medio comer y en el abandono.

Se debe considerar que desde el año 1938 en la comuna de Puente Alto hasta 1953, el gobierno local estuvo administrado por miembros del Partido Socialista, siendo seis diferentes alcaldes, todos ligados a la industria del papel ocupando anteriormente puestos en el Sindicato Papelero. La política local fue dotada de un sentido progresista y de mayor sensibilidad frente a las problemáticas sociales que aquejaban a la población, como la habitación o el precio de las subsistencias,

Sin embargo, pese a lo anterior, ciertos sectores fueron críticos a esa administración, como los militantes comunistas, quienes apuntaron a la alta cantidad de locales de venta de alcohol ya sean legales o no eran una problemática no resuelta por el municipio. De hecho, se acusó de que los esfuerzos no eran suficientes[73]. Pese a que la municipalidad había tomado un acuerdo en torno al combate del alcoholismo, destacándose la labor del regidor Guillermo Herrera, militante comunista, la mayoría socialista del gobierno comunal no tuvo un actuar coherente con clausuras de negocios y Quintas, dando a entender que existían intereses creados referente a su funcionamiento.

Posteriormente, se acusó al municipio socialista de no estar restringiendo el número de patentes para el expendio de bebidas alcohólicas[74], permitiendo la aparición de Quintas de Recreo en el radio urbano, tampoco se castigaron con rigurosidad las cantinas clandestinas, permaneciendo en el tiempo el espectáculo de la ebriedad callejera.

Como se mencionó párrafos más arriba, el posicionamiento de los grupos obreros fue en concordancia con el discurso empresarial en esta materia. Existió una constante campaña en torno a tratar la temática del consumo problemático de alcohol en la comuna, la cual fue materializada en diversas formas, ya sea solamente como demanda o con actividades como ocurrió con el órgano de Bienestar. La diferencia radicaba en la fundamentación del rechazo, ya que tanto para comunistas como socialistas el consumo problemático de la bebida era una estrategia de enriquecimiento de los productores de alcoholes y una forma de alejar a la población de la organización política que le permitiera mejorar sus condiciones de vida.

En general, la prensa comunista fue más radical a la hora de reflexionar sobre el tema, al mismo tiempo de acusar a las autoridades de su incapacidad de responder al problema. En el caso de los socialistas, buscaron plantear el alcohol como la causa de variados problemas sociales. Ambos, coincidieron en que era nefasto para la economía familiar y para la salud de los obreros.

Conclusiones
A lo largo de este escrito, se analizaron las diferentes formas y manifestaciones de la cultura obrera en la comuna de Puente alto de acuerdo con su correlación con otras dimensiones como las relaciones de poder y la vinculación con la cultura hegemónica. Las veladas, festividades, eventos deportivos fueron instancias donde los obreros y sus familias podían tener entretención, desarrollar vida social y recrearse.

Algunos espacios clave de sociabilidad fueron la sede del Sindicato Papelero, el Teatro Palermo, estadios y canchas. En estos espacios, se interrelacionaba la iniciativa obrera en conjunto con la empresarial que promocionaba ciertos valores acordes a la familia y las buenas costumbres. El problema del alcoholismo traía consigo también una espacialidad ligada con ciertas zonas de la comuna, provocando riñas y peleas que en más de una ocasión terminaron con pérdida de vidas.

Las formas de recreación también son un aspecto importante que reflejan el accionar de los actores en el espacio local. Debido a que el paternalismo no solo consideraba moldear al trabajador en su horario laboral, las empresas se interesaron en ofrecer entretenimiento para los trabajadores y sus familias, destacando por ejemplo paseos, teatro, cine, entre otros. Estos espacios coexistieron a la vez con formas de recreación obrera por fuera de la industria, destacando clubes deportivos (ligados a la influencia de socialistas y comunistas), veladas, bailes, beneficios, entre otros. Se debe destacar que las expresiones culturales se encontraban dentro de un marco de posibilidades, sobre todo en los trabajadores de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones, quienes podían tener una adscripción hacia la misma, o quienes actuaban desde condiciones menos favorecidas. Esto se ve reflejado en toda la prensa de la época, independiente de su tendencia política, existe un espacio dedicado a la “vida papelera” donde se mencionan problemas sindicales, información sobre las veladas, beneficios, entre otros.

La complejidad de las relaciones dentro de la comuna considerando el accionar paternalista y del gobierno local se expresaba en los espacios como lo fueron el Teatro Palermo y el Sindicato Papelero. En ambos, se presentaban iniciativas desde el Departamento de Bienestar que promovía su visión de cómo debía ser la sociedad, aunque existía un tema común como lo era alcoholismo. Por otro lado, actividades propias de la sociabilidad obrera como sucedía el primero de mayo, otorgándole un sentido de conciencia y de lucha de clases, o como la visita de Amanda Labarca o del movimiento pro-emancipación de las mujeres, generando espacios donde presentaban perspectivas diferentes sobre el rol de la mujer en la sociedad.

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[12] Ricardo, Falcón, El mundo del trabajo urbano (1890-1914) (Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, 1986), 10

[13] Maurice, Agulhon, “Clase obrera y sociabilidad antes de 1848”, Historia social 12 (1992), 146.

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[21] Julio Pinto, “¡La cuestión social debe terminar! La dictadura de Carlos Ibáñez en clave populista, 1927-1931”. Historia 53(2020):600-605.

[22] Nicole Fuente Alba, “Paternalismo industrial en Chile: una recopilación historiográfica”, Tiempo Histórico 21(2020): 77-79.

[23] “Con extraordinario éxito se iniciaron las charlas en Papeleros”, Voz del Pueblo, 4 de noviembre de 1939.

[24] “Velada Cultural en el Sindicato de Papeleros”, Acción, 4 de abril de 1936.

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[26] Ayán Quintana, Puente Alto, su pasado, su presente, (Santiago de Chile: Imprenta Puente Alto al día, 1978), 40.

[27] Ayán Quintana, Puente Alto, su pasado, su presente, (Santiago de Chile: Imprenta Puente Alto al día, 1978), 41.

[28] Ayán Quintana, Puente Alto, su pasado, su presente, (Santiago de Chile: Imprenta Puente Alto al día, 1978), 42.

[29] “En el programa Oficial de Fiestas Patrias fueron incluidas dos funciones en el S. I. de P.”, Cooperación, 18 de septiembre de 1936.

[30] “Población papelera celebrará dignamente Aniversario Patrio”, La Comuna, quincena de septiembre de 1944.

[31] “Programa completo de las Fiestas Patrias”, La Comuna, quincena de septiembre de 1944.

[32] “Es grande el entusiasmo por las Fiestas Primaverales Papeleras”, Cooperación, 1 de noviembre de 1935.

[33] “Los grandes bailes en la cancha de tennis”, Cooperación, 15 de noviembre de 1935.

[34] “Después de la fiesta”, Cooperación, 15 de noviembre de 1935.

[35] “Los tejedores están celebrando las Fiestas Primaverales”, Acción, 26 de noviembre de 1938.

[36] “Programa de los actos con que el Sindicato Industrial Papelero solemnizará el primero de mayo”, Acción, 1 primero de mayo de 1935.

[37] “Amanacer de Aldea”, Voz del Pueblo, 11 de noviembre de 1939, en Nuestros Poetas.

[38] Capulicán Montaldo, Intinerario Maipino. (Santiago: Imprenta de Carabineros, 1942), 52-53.

[39] Joaquín Palacios, Huellas en el humo, 34

[40] Joaquín Palacios, Huellas en el humo, 92. “El burgués avaro”

[41] “Pregón de ahora”, Acción, 22 de octubre de 1938.

[42] “Apreciaciones”, Acción, 12 de febrero de 1938.

[43] “Hermosa manifestación de arte y cultura que hicieron los obreros en honor de Caupolicán Montaldo”, Cooperación, 26 de julio de 1935.

[44] “Palabras del poeta Joaquín Palacios”, Cooperación, 26 de julio de 1935.

[45] Ayán Quintana, Puente Alto, su pasado, su presente, (Santiago de Chile: Imprenta Puente Alto al día, 1978), 69.

[46] Enzo Videla y Hernán Venegas, “Intervención sanitaria y calidad de vida. Experiencia cotidiana en complejos socio industriales chilenos, 1920-1950”, Tiempo Histórico 13(2016): 148-149.

[47] “Los premiados en la Población Papelera”, Cooperación, 3 de enero de 1936.

[48] “La Mujer en el Hogar”, Cooperación, 24 de mayo de 1935.

[49] “Palabras a las Mujeres que trabajan”, Cooperación, 12 de abril de 1935.

[50] Karim Rosemblatt, “Por un hogar bien constituido. El estado y su política familiar en los Frentes Populares” en Godoy et al. Disciplina y Desacato. Construcción de identidad en Chile siglos XIX y XX. (Sur/Cedem, 1991), 182-187.

[51] Joan Scott, Género e Historia. (Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 2008), 67-70.

[52] “La educación de las jóvenes”, Cooperación, 20 de septiembre de 1935, Sección Para el Hogar.

[53] “El cuidado de la guagua”, Cooperación, 27 de septiembre de 1935, Sección Para el Hogar.

[54] “El ambiente casero”, Cooperación, 18 de octubre de 1935, Sección Para el Hogar.

[55] “Para mi Hogar, Cooperación, 17 de enero de 1936, Sección Para el Hogar.

[56] “El Ahorro”, Cooperación, 28 de agosto de 1936, Sección Para el Hogar.

[57] “Imprevisión”, Cooperación, 11 de septiembre de 1936, Sección Para el Hogar.

[58] “Programa de Fiestas Patrias para los hijos de los obreros ofrecerá la Compañía por intermedio del Departamento de Bienestar”, Cooperación, 13 de septiembre de 1935.

[59] M. Collao, “Qué es la embriaguez?”, El Porvenir, 21 de diciembre de 1929.

[60] “Zona Seca”, Cooperación, 5 de junio de 1936.

[61] “Zona Seca en Puente Alto”, Cooperación, 10 de julio de 1936.

[62] “Alcoholismo”, Cooperación, 31 de mayo de 1935.

[63] “Alcoholismo: ¿Enfermedad o Vicio?, Cooperación, 21 de unió de 1935.

[64] “Interesante resultó la Conferencia del señor Francisco Riveros Zúñiga sobre Alcoholismo y Males Sociales”, Cooperación, 6 de septiembre de 1935.

[65] Acción 6, 9 de mayo de 1936, página 2

[66] Acción 8, 23 de mayo de 1936, página 5

[67] “Doloroso hecho de sangre”, Acción, 16 de abril de 1938.

[68] “El obrero Oscar Martínez muerto en una pendencia”, Acción, 7 de mayo de 1938.

[69] “El alcoholismo está haciendo demasiados estragos en Puente Alto, Acción, 7 de mayo de 1938.

[70] “El alcohol motiva una reyerta que termina a puñadas”, Acción, 28 de mayo de 1938.

[71] “Rol de Patentes de Alcoholes de la Comuna de Puente Alto, correspondientes al segundo semestre del año 1938”, Acción, 23 de julio de 1938.

[72] “El alcoholismo como plaga social”, El despertar de los trabajadores, 26 de octubre 1940.

[73] “Lucha Contra el Alcoholismo y un Acuerdo del Municipio”, La Comuna, quincena de febrero de 1945.

[74] “Síntesis de la administración socialista durante nueve años en Puente Alto”, La Comuna, quincena de abril de 1947.